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Flores comestibles: tagete, curiosa personalidad gustativa

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Laura López Terrón, alma máter de Mi Jardínse Come (Finca de Gracia, Tacoronte) nos sigue adentrando, con su segunda entrega, en el maravilloso mundo -y con todas las letras- de las flores comestibles y especies botánicas que, además de su belleza y plasticidad en los paisajes, aportan matices y sabores curiosos a los recetarios. Laura López inicia esta andadura con la caléndula. Que disfruten de esta nueva faceta divulgativa en la plataforma gastronómica del Grupo AtlánticoHoy.Tagetes (Tagete patula), clavel de las indias o en México, de donde es oriunda y por daros un nombre fácil a recordar, la llaman cempasúchil. Su nombre viene de una hermosa leyenda de dos jóvenes aztecas enamorados. La guerra llevó al joven al frente, no tardó en morir y al oír tal noticia su amada no quiso pasar un solo instante más separada de él. Así que subió por última vez al dios sol que tanto los había visto amarse para que le ayudase a unirse con su amado.Êl conmovido, le lanzó sus rayos y al caer, la joven se transformó en una hermosa flor de veinte pétalos de la que salió un colibrí de los mismos colores… En México, todavía hoy es una flor vinculada a los muertos.¿Y esa flor se come? ¡Pero si yo la veo por todos lados!Y sí, suelo decir: los tagetes se comen. Eso sí, que una flor sea comestible no quiere decir que vaya a gustar su sabor. Todo está en nuestra mente, cuando pensamos en flores comestibles pensamos en sabores delicados... y la verdad que esta flor se caracteriza por todo, menos por ser delicada.Es una de las flores que más tiempo pueden durar bien cuidada, tranquilamente más de cuatro semanas en nevera. Su textura es crujiente, en general, posee un aroma floral bastante distintivo de tonalidades cítricas al mismo tiempo que mentoladas y florales.Sus pétalos dan mucho color y vistosidad a los platos. Las líneas que los contienen han sido diseñadas para atraer otras especies y aquí no solo entran los insectos, sino también el ojo humano. Existen una gama bastante diversa de colores y, cuando una profundiza un poco en su sabor, éste es diferente según el color.Así, los tagetes amarillitos son más suaves y su aroma es más delicado, mientras que los tagetes naranja, mixtos (naranja y rojo) se caracterizan por una mayor intensidad de sabor hasta llegar a los tagetes rojos que además de la potencia de olor y sabor, su amargor agita el paladar.Si alguno se quiere aventurar un paso más en el arte de transgredir el consumo de las flores comestibles, les invito a utilizar la hoja de la planta antes de iniciar la floración. Su hoja se asemeja a la espina dorsal de un pez y su textura crujiente les llevará a un juego de sabores entre el ácido intenso del verde de la hoja y el sabor cítrico y mentolado del tagete… solo aquellos capaces de pensar más allá de los estándares llegarán a reconocer ese sabor del tagete sin que todavía sea flor.Los tagetes, como la caléndula son plantas aliadas en la huerta y en los jardines ecológicos, sirven para repeler ciertos insectos del suelo y atraer a nuestras amigas las abejas. Además, es una planta de muy fácil cultivo, es anual y muy, muy abundante. Además, una vez que la empezáis a cultivar solo tendréis que quitarle las flores, recordando que cuantas más flores quitéis más flores os va a dar.Así que, en poco tiempo y con pocas plantas, empezaréis a tener excedentes a los que les sacaréis también mucho partido. Y eso es lo que hacemos en el restaurante La Sandunga con Gonzalo Tamames. Aprovechamos el excedente de apio y el de tagetes de la cosecha semanal para ponerlos a secar y hacer un condimento único de sabor, color y aroma listo para utilizar en su cocina.Flor de los tagetes, que además de su historia, de su belleza y de su versatilidad sus pétalos contienen Vitamina C que os ayudarán a cuidarnos de los catarros.¿Flores para qué os quiero? ¿Y cómo no os voy a querer?Laura López Terrón

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