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Un grito de ayuda por la hostelería canaria (desde la primera línea)

El pasado lunes 22 de marzo la hostelería hacía sonar al unísono los cláxones de los coches que, en forma de caravana, tomaron las calles de la capital tinerfeña. ¿El objetivo? Llamar la atención acerca de las medidas reglamentadas por el Gobierno canario para esta no tan nueva fase 3 que, entre otras restricciones, obliga a cerrar de nuevo los interiores de los restaurantes, solo permitiendo el consumo en terraza y con un 50 % del aforo.

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El pasado lunes 22 de marzo la hostelería hacía sonar al unísono los cláxones de los coches que, en forma de caravana, tomaron las calles de la capital tinerfeña. ¿El objetivo? Llamar la atención acerca de las medidas reglamentadas por el Gobierno canario para esta no tan nueva fase 3 que, entre otras restricciones, obliga a cerrar de nuevo los interiores de los restaurantes, solo permitiendo el consumo en terraza y con un 50 % del aforo. Hoy ha comunicado el Gobierno canario que las Islas se siguen manteniendo en las mismas fases que estas dos ultimas semanas, por lo que Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura se mantiene en fase 3 con las respectivas restricciones que esto conlleva.“El cierre de los interiores es la muerte de los negocios de hostelería”, afirma Pedro Nel propietario del restaurante Etéreo en Santa Cruz de Tenerife y quien espera aún que le autoricen poder disponer de una terraza fuera de su restaurante para evitar el cierre. En este sentido, habla también Milagros Montoya, propietaria de Casa Vieja en La Matanza. Ella dispone de terraza, pero las condiciones meteorológicas típicas del norte de la Isla imposibilitan el trabajo y tienen que cerrar ante la falta de clientes.

Pedro Nel, propietario de Etéreo: “El cierre de los interiores es la muerte de los negocios de hostelería”

Pero no quieren mostrarse pesimistas aunque todos coinciden que están ante una situación “muy dura”. Los hosteleros intentan por todos los medios salir adelante, funcionando como pueden, tirando de ingenio y creatividad. Braulio Simancas, chef y propietario del Silbo Gomero en La Laguna, asegura que durante este último año “Hemos tenido un desgaste físico y mental, que empieza a pasar factura. Ya ser creativo o pensar más cosas nuevas se hace difícil”. En esta línea, Milagros Montoya coincide en que se les está haciendo difícil salvar los negocios. “Cuando creemos que estamos ya cogiendo un poco de vuelo, llegan de nuevo las restricciones y el cierre”, afirma la propietaria de Casa Vieja, quien además cuenta que ha tenido que despedir a sus 4 trabajadores al no poder mantenerlos.

Braulio Simancas, propietario del Silbo Gomero: “La desinformación y la confusión entre la sociedad es bastante importante”

 Recurrir al formato delivery, take away o de reparto a domicilio ha sido, para muchos, una opción para mantenerse y hacer frente a impuestos y otros pagos que como propietarios deben seguir realizando aunque no trabajen al cien por cien. Sin embargo, este formato ha supuesto tener que cambiar por completo o adaptar sus propuestas gastronómicas. Algo inviable para algunos restaurantes, así lo confirma Pablo Amigó, propietario del restaurante Noi, también en la capital tinerfeña: “Tendría que cambiar por completo la propuesta gastronómica, para que la comida llegara en condiciones. Y ese cambio pasa por hacer otro tipo de restaurante, cuando ya estas posicionado en el mercado”.En cuanto a las medidas, todos coinciden en que son bastante injustas, duras y drásticas, pero intentan ser optimistas aunque no vean la luz al final del túnel. Braulio Simancas se muestra animado y asegura: “Yo voy a seguir trabajando duro y explotando al máximo mis 4 o 5 mesitas en el exterior hasta que volvamos a abrir”. Además, cree que es necesario mantener informados a los clientes de todos los cambios y de que los locales siguen abiertos y funcionando. “La desinformación y la confusión entre la sociedad es bastante importante”, asevera.

Ignacio Solana, propietario de Solana: “Si se cumpliera, no habría que poner todas estas restricciones”

Ignacio Solana, propietario de Solana en Santa Cruz de Tenerife, agradece que su restaurante disponga de una terraza y también se muestra positivo: “Puedo mantenerme abierto, aunque no se si con lo que facturaré sobreviviré, pero lo voy a hacer”.Los propietarios coinciden en que una buena opción sería que se realizaran inspecciones a los locales y que se plantearan medidas más especificas en base a las condiciones de cada restaurante o, simplemente, que se mantuviera el 30 % del aforo en interiores. Si estos cumplen con las normativas y las distancias marcadas entre clientes, que puedan seguir abriendo el interior. En este sentido, Ignacio Solana opina que las terrazas no deberían tener restricciones siempre y cuando hubiera espacio suficiente y las mesas fueran de cuatro personas. “Propondría que las terrazas funcionaran al 100% y en interiores que se mantuvieran las distancias. Si se cumpliera, no habría que poner todas estas restricciones”, afirma el chef.

Pablo Amigó, propietario de Noi: “Vamos a conseguir es que la gastronomía en la capital se pierda”

Sin embargo, muchos restaurantes en Santa Cruz no disponen de terraza propia como es el caso de Etéreo o Noi. Pablo Amigó comenta que el hecho de no disponer de una terraza en condiciones hace que los clientes no acudan al restaurante. “La terraza está entre dos coches en medio de la carretera y los clientes no quieren pagar por eso, por muy bonita que la pongas”, asevera el chef, quien además apela al apoyo de la ciudadanía para que salgan, consuman y no exijan ofertas cuando se les está ofreciendo calidad: “Si tiramos ahora por ofertas y por abaratar lo que vamos a conseguir es que la gastronomía en la capital se pierda”.En cuanto a las ayudas, todos exigen poder disponer de una “real”, pues hasta el momento no han tenido facilidades para nada. No exigen dinero, simplemente pagar impuestos acordes al ritmo de trabajo que ahora están teniendo. “No podemos trabajar al 30 % o tener el restaurante cerrado y que solo funcione la terraza o el delivery y paguemos el 100%”, afirma Pablo Amigó. “Nosotros como autónomos si cerramos no cobramos nada, no tenemos derecho a ERTE, ni a paro”, comenta por su parte Braulio Simancas.La chef Shaila Chulani, por su parte, exige que exista mayor margen de reacción para poder organizar, gestionar tiempo y productos. “Si hoy decimos una cosa y mañana otra, no disponemos de tiempo de reacción para asumir el gasto energético y monetario”. Además, añade que lo mejor para salir adelante es el apoyo, “la sinergia”, entre los propios miembros del sector.

 Jonay Hernández, propietario de La Vieja: “La hostelería está muy machacada”

Fuera del Archipiélago, el canario Jonay Hernández, propietario de La Vieja en Mallorca, vive la misma situación. Recurre al delivery como opción para paliar las perdidas y opina que “la hostelería está muy machacada”. Además, coincide en que las ayudas son nulas, al igual que el respeto hacia el sector, y que una buena opción sería poder seguir funcionando en interiores, mínimo, al 30 % de aforo.El sector de la hostelería en Canarias pasa por su peor momento. Los propietarios se sienten ahogados y desamparados, a la deriva entre las restricciones para parar la Covid-19 y el equilibro económico. Exigen una mayor atención, que se estudie las condiciones y se presenten opciones que hagan posible la supervivencia de las empresas y que la gastronomía, tanto en Tenerife como en el resto de las Islas, no se pierda. Es necesario que todos pongamos nuestro grano de arena, consumamos y ayudemos a que todos estos negocios, que a sus espaldas llevan el peso de mantener a muchas familias, sigan a flote.Paula Vera 

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