El alzacola rojizo es un simpático pájaro de color marrón que luce una promimenente cola, larga y roja, que sacude y despliega de forma constante, cual abanico. Este pájaro insectívoro, elegido ave del año 2022 en España, es un buen aliado de la agricultura tradicional. Forma parte del paisaje agrícola del sur de la península, donde realiza cada verano la cría, sobre todo en el Parque Nacional de Doñana (Andalucía).
Los cultivos leñosos como la viña y el olivo son su hábitat tradicional, pero estos menguan paulatinamente ante el avance de la agricultura más intensiva y de regadío. Su desaparición provoca la disminución drástica de la población del alzacola rojizo. Los datos del último censo de SEO/Birdlife demuestran la pérdida del 94,8% de su población en España. Con 17.000 individuos, se le considera en peligro de extinción en nuestro país. Para salvar la población de alzacola y recuperar y mantener el viñedo tradicional, SEO/Birdlife propone la adquisición de tierras de cultivo de secano con cultivo de secano y con uva de variedad local.
Habitante de los viñedos de Doñana
“Los viñedos tradicionales de la provincia de Huelva son uno de los hábitats prioritarios del alzacola rojizo. Si se pierden estos ecosistemas agrarios, se pierde la especie” nos cuenta Carlos Molina, técnico de SEO/Birdlife en Doñana. La expansión de los cultivos de regadío está provocando la desaparición y el malmetimiento del acuífero del Parque. Las plantaciones de viñedo tradicional han pasado a ser residuales.
Son viñedos cultivados con la variedad autóctona zalema, blanca y mayoritaria perteneciente a la DOP Condado de Huelva. De las casi 15.000 hectáreas del año 1983, quedan menos de 5.000 desde 2008. Las explotaciones son pequeñas y de carácter familiar y los agricultores tradicionales de la comarca son de edad avanzada. Casi no existe el relevo generacional.
Un vino a favor del alzacola rojizo
Una de estas explotaciones familiares son las Bodegas Contreras Ruiz, de Rociana del Condado, donde se apuesta por la viña ecológica. Su objetivo es elaborar un vino puro que refleje el terruño, en esos suelos de origen oceánico que reciben la brisa directamente del mar. Su propietario, José Joaquín Contreras, manifiesta: “hacemos vinos atlánticos con mucha influencia del sur, interpretando la variedad autóctona zalema en diversos vinos”.
En esta pequeña bodega se produce Édalo, “en clara alusión a la integración del paisaje con el manejo de la vid respetuoso con un entorno como la Reserva de la Biosfera de Doñana. Intentamos, mediante esta agricultura ecológica, dotar de un valor añadido al ecosistema y a las especies que lo habitan como es el alzacola rojizo”, concluye Contreras. Por eso, este Édalo tinto tiene como emblema en sus botellas al imponente alzacola. Carlos Molina, de SEO/Birdlife en Doñana apostilla: “se puede hacer un vino sostenible y de buena calidad a precio competitivo, y comprometido con la protección de esta especie”. //