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El plato medieval típico de Girona que solo se come en esta región de Cataluña: el favorito de Dalí

Este embutido, que es un icono de la gastronomía de Girona, desafía los sabores tradicionales y combina dulce y salado: un contraste que fascinaba al genio de Figueres

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La butifarra dulce y una masía de Girona / Canva
La butifarra dulce y una masía de Girona / Canva

La gastronomia catalana destaca por sus más de 200 variedades de embutidos, elaborados en su mayoría de manera artesanal y ligados a tradiciones centenarias. Entre ellos, algunos como el fuet o la longaniza seca son ampliamente conocidos fuera de sus fronteras, pero existen otros, como la singular butifarra dulce, que se han preservado en recetas locales y cuentan con sabores que reflejan la historia y el mestizaje cultural de Cataluña.

Es uno de los alimentos más curiosos de la gastronomía gerundense, una tradición que sigue encantando tanto a locales como a visitantes, y que se ha convertido en emblema de este territorio catalán. Igual que el xuixo, una pasta alargada, rellena de crema, frita y azucarada por fuera, que cuenta con una historia curiosa: fue inventado en 1918 en una confitería de Girona, en una colaboración entre Emili Puig y un refugiado francés. Esta conexión cultural dio lugar a un dulce que hoy también es símbolo local. 

La butifarra dulce: el embutido que desafía el sabor tradicional

Pero volviendo a los embutidos, hablar de ellos en Cataluña es hablar de identidad, y la butifarra dulce, hecha de carne magra de cerdo, azúcar, piel de limón y opcionalmente canela —aunque algunos no defiendan la presencia de este ingrediente—, es una muestra perfecta de cómo los sabores dulces y salados pueden convivir en una misma tradición.

Este embutido tiene su origen en la Edad Media, cuando el azúcar era un producto caro y raro, usado solo en platos especiales. Este toque dulce en la butifarra se convirtió en una delicia de las festividades y se asoció con el lujo y la sofisticación. Con los años, se ha transformado en un producto artesanal que hoy en día se encuentra en mercados y tiendas especializadas de Cataluña.

Se podría decir que es el embutido más "surrealista" que existe ya que, como se recoge en el libro Dalicies: A taula amb Salvador Dalí de Jaume Fàbrega, a Dalí le encantaba y "obligaba" a sus amigos de Madrid a probarlo en el restaurante Ca la Teta de Figueres, mientras él trabajaba en el Teatro-Museo.

Un embutido único en la cocina

Butifarra dulce cocinada / Empordà Turisme
Butifarra dulce cocinada / Empordà Turisme

La butifarra dulce se presenta seca como un fuet o cruda, preparada para cocer. Se aconseja cocerla en una sartén con agua para quemar el azúcar que desprende, y esto permite incorporarla a los platos de maneras creativas. Confitarla con manzana o asarla a la brasa le aporta un sabor diferente y permite explorar nuevas combinaciones.

En muchos restaurantes catalanes, especialmente en Girona y en el Empordà, los chefs la utilizan en recetas que actualizan la tradición, presentándola con un toque moderno y en ocasiones acompañada de frutas y de otros alimentos de temporada.

La butifarra dulce con marca de garantía

Si bien actualmente no cuenta con Denominación de Origen Protegida ni con Indicación Geográfica Protegida, este embutido sí que está avalado por la Marca de Garantía "Productes de l'Empordà", que asegura su autenticidad y calidad. 

Esta marca nació nace por la voluntad de los consejos comarcales del Alt y Baix Empordà y un colectivo de productores, con el objetivo de reconocer los productos propios del Empordà y ayudar a promocionar su comercialización y venta. La marca garantiza que todos los productos adheridos están producidos o elaborados, transformados y envasados en el Empordà, y según sus tradiciones. 

Así, la butifarra dulce se ha convertido en un símbolo de la riqueza cultural y gastronómica de Cataluña, por lo que si visitas Girona o el Empordà, no dejes de probar esta joya de la gastronomía catalana en cualquiera de sus variedades.

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