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Las pastas más típicas de Mallorca que has de probar en sus hornos y panaderías tradicionales

Dulces y saladas, estas seis pastas de Mallorca forman parte de su gastronomía tradicional. Como remate, os recomendamos acompañarlas de un granizado oriundo de la isla

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Traductora gastronómica y autora

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Una postal antigua de Mallorca y una de las pastas más típicas de la isla: los rubiols / Collage: Hule y Mantel
Una postal antigua de Mallorca y una de las pastas más típicas de la isla: los rubiols / Collage: Hule y Mantel

Pasear por Mallorca es cruzarse con hornos, o "forns" en mallorquín, sin parar. En ellos, el turista puede descubrir la faceta más desconocida de la gastronomía tradicional de la isla: sus múltiples pastas saladas y dulces. Si las acompaña un granizado de almendras, mucho mejor. Hemos recorrido la isla y hemos seleccionado estas seis pastas representativas de sus obradores. Falta la ensaimada, pero el abanico de sabores es, a diferencia de la península, tan extenso que bien merecen un artículo propio. En unos días lo publicaremos. 

Panades

La tradicional panada mallorquina / Collage de Hule y Mantel
La tradicional panada mallorquina / Collage de Hule y Mantel

Panades o empanadas. Entres en el "forn" que entres, sus mostradores están colmados de empanadas tradicionales. De carne sola, con guisantes, de calabacín, de pescado, de verduras… y la más espectacular de todas: de sepia, a la que le añaden un poco de tinta a la masa para oscurecerla. Un bocado donde la tradición marinera de la isla satisface tanto el estómago como el espíritu.

Cocarroi

Cocarrois sobre una postal de Mallorca de bailes típicos / Collage: Hule y Mantel
Cocarrois sobre una postal de Mallorca de bailes típicos / Collage: Hule y Mantel

Volvemos al mundo de las empanadas, aunque en este caso se trata de una empanadilla. El relleno, en lugar del habitual pisto de la península, es una deliciosa mezcla de verduras: coliflor, col, acelga, cebolla… La herencia árabe de la isla también llega a nuestra boca a través de las especias, el pimentón y alguna que otra pasa, un contrapunto dulce que sorprende y alegra el paladar incluso de los que no somos grandes amantes de este fruto.

Coca de trampó

Coques de trampó bajo una postal que retrata la cocina de una possessió mallorquina / Collage: Hule y Mantel
Coques de trampó bajo una postal que retrata la cocina de una possessió mallorquina / Collage: Hule y Mantel

Se trata de una coca descubierta, como una pizza pequeña, aunque más crujiente. Por encima lleva cebolla, tomate, pimientos...todo bien aliñado, que es de donde viene precisamente el origen de su nombre, de trempar, aderezar en mallorquín. Todo picado muy fino y luego mezclado, lo que da a la coca un gusto muy sabroso que invita a repetir.

Coca de patata

La coca de patata, especialidad de Valldemossa, pero habituales en toda Mallorca / Collage: Hule y Mantel
La coca de patata, especialidad de Valldemossa, pero habituales en toda Mallorca / Collage: Hule y Mantel

La coca de patata, con permiso de la archiconocida ensaimada, es la reina, entre las elaboracions dulces. En apariencia es un bollo sencillo que recuerda al panquemado valenciano, pero su masa es un poco más densa, gracias a la manteca; dulzona, gracias a la patata, y floral. A medio camino entre un roscón de Reyes y un brioche. Las hay con chocolate negro o blanco por encima, incluso alguna rellena de crema o nata, pero, sin duda, la mejor es la sencilla, espolvoreada con un poco de azúcar glas y ya. Dicen que en Valldemossa están especialmente buenas, aunque es imposible probar una que no guste.

Robiol

Una postal antigua de Mallorca y una de las pastas más típicas de la isla: los rubiols / Collage: Hule y Mantel
Una postal antigua de Mallorca y una de las pastas más típicas de la isla: los rubiols / Collage: Hule y Mantel

Pasta de origen medieval con forma de empanadilla y cuyo relleno depende de la isla en la que nos encontremos. En Menorca, suele rellenarse con algo salado, como un sofrito; en cambio, en Mallorca, son dulces. La masa lleva harina, aceite, manteca y huevo. Las hay rellenas de confitura, flan, chocolate, cabello de ángel… Pero, sin duda, merece la pena probar la de requesón, que se suele mezclar con azúcar y ralladura de limón. Un bocado delicioso, dulce, ligero y equilibrado.

Gató

El gató de Mallorca junto a postal de los años 60 / Collage Hule y Mantel
El gató de Mallorca junto a postal de los años 60 / Collage Hule y Mantel

De almendras, como no puede ser de otra manera en esta isla. Esta especie de bizcocho circular tiene una masa muy esponjosa y suave, en la que predomina el sabor del fruto seco. El azúcar glas que lo cubre por encima puede parecer excesivo y redundante, pero aporta un toque dulce muy ligero y vaporoso que alegra a las papilas gustativas. En el siglo XVII ya tenemos constancia de su presencia en Mallorca y a ciencia cierta, su nombre proviene de gâteau francés. Desde 2018 forma parte del catálogo de la Comisión de los Alimentos Tradicionales de las Islas Baleares.

Bonus: granizado de almendras

Si en Valencia el verano sabe a horchata, en Mallorca el rey es el tradicional granizado de almendras. Nada más lógico, pues la isla está poblada de almendros. ¿A qué sabe? Pues a una mezcla de leche de almendras y turrón, aunque mucho menos azucarado y empalagoso que el dulce navideño. Es denso, pero no por ello pesado, y, eso sí, muy refrescante. Perfecto para acompañar todos estos productos que llenan los hornos mallorquines.