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Tradición e historia

La mocadorà: el día de los enamorados de los valencianos y del amor al mazapán

Mucho más que un regalo de mazapanes entre valencianos enamorados y golosos, la mocaorà es pura simbología de amor por las tierras valencianas. Se celebra en las pastelerías cada 9 de octubre, en Sant Donís

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La mocaorà o mocadorà en el Forn Llatzer, primer premio del XLI Concurs de Sant Donis al mejor escaparate

El 9 de octubre las calles de la Comunidad Valenciana resuenan con despertaes, tracas y alguna que otra banda municipal. La comunidad de la millor terreta del món celebra su día nacional y también su día de los enamorados. Una jornada en el que dos celebraciones de diferente carácter y origen culminan en una misma tradición: la mocaorà o mocadorà.

De la noche a la mañana, los escaparates y los mostradores de las panaderías y pastelerías valencianas se llenan de pañuelos y unas figuritas de mazapán con forma de frutas variadas y otras no tan fáciles de identificar. Una tradición en apariencia sencilla y simpática, pero con mucha simbología. Retrocedamos en el tiempo.

Un dulce regalo ancestral

Elaboración de la masa de los mazapanes de la mocaorà o mocadorà del obrador del maestro chocolatero Mario Padial

Utilizar alimentos como dulces y frutas para agasajar a alguien, como un enamorado a su amada, es un gesto que se remonta a muchos siglos atrás. En la Edad Media, cuando una ciudad quería rendir homenaje a un invitado especial, era habitual regalar una bandeja de plata con alimentos. No obstante, en el siglo xv, en el Reino de Valencia dicha bandeja pasó a ser de cerámica de Manises y Paterna, y se colmaba de unos dulces que, con el tiempo, acabaron evolucionando hacia los mazapanes que conocemos hoy.

Dependiendo de la fuente que se consulte, unos afirman que los panaderos daban forma de fruta a este dulce como simbolismo de esta ancestral costumbre y otros aseguran que es una representación de los frutos que las valencianas ofrecieron a Jaume I y su mujer, Na Violant d’Hongria, a su entrada en la ciudad de Valencia el 9 de octubre de 1238. 

Elaboración de la masa de los mazapanes de la mocaorà o mocadorà del obrador del maestro chocolatero Mario Padial

Esta costumbre, reservada en un principio para ocasiones especiales e invitados insignes, acabó popularizándose y los valencianos empezaron a hacer este mismo regalo a sus amadas en su día nacional que, además, coincidía con otra fiesta popular: la de San Dionisio. Así, el 9 de octubre pasó a ser mucho más que el día nacional de la Comunidad Valenciana, también el día de los valencianos enamorados.

El mazapán, símbolo de resistencia

La mocaorà o mocadorà en La Tahona del abuelo

No obstante, esto no explica todo el contenido que hay en la tradicional mocaorà que, como ya hemos visto al principio, además de contener mazapanes con forma de fruta también hay otros dos de formas menos conocidas para algunos. Esas figuras tienen un origen un poco dramático.

La festividad de San Dionisio siempre había estado relacionada con la pirotecnia. Ya desde la víspera se disparaban miles y miles de petardos desde el Palau de la Generalitat. No obstante, un fatídico 9 de octubre de 1526 se produjo un accidente con la pólvora que se saldó con la vida de nueve personas, además veinte casas de la zona del Mercado de Valencia que quedaron incineradas.

Debido a esto, Carlos III decidió prohibir la fabricación de cohetes y petardos, decisión que no agradó en absoluto a los valencianos. A modo de protesta, los panaderos empezaron a elaborar mazapanes con forma de dos petardos muy tradicionales: la piuleta y el tronador, que, según apuntan algunos expertos, representan a su vez los órganos sexuales masculinos y femeninos.

La mocaorà o mocadorà en La Tahona del abuelo

Con todo esto, es fácil pensar que, en realidad, la mocaorà es más bien un elemento propio de San Dionisio y los enamorados valencianos. Sin embargo, este no es un obsequio que únicamente hagan los hombres a los mujeres, sino todos a todos en general. La mocaorà, como he indicado antes, también está estrechamente relacionada con la celebración del día nacional de la Comunidad Valenciana. Retrocedamos de nuevo al pasado.

En el siglo XVIII, tras la Guerra de Sucesión, quedó totalmente prohibida la conmemoración del 9 de octubre. De nuevo, esta imposición no agradó a los valencianos, que siguieron celebrando este día aprovechando la excusa de San Dionisio. El simple gesto de comprar una bandeja de mazapanes con forma de las frutas que crecían en sus huertas y los petardos que les habían prohibido fabricar era una manera de seguir reivindicando su tierra y su cultura. 

Los típicos mazapanes de la mocaorà o mocadorà

Sin embargo, el origen del nombre de esta tradición en realidad es bastante tardío. Ya entrado el siglo XIX, estos dulces empezaron a envolverse en un pañuelo, mocaor en valenciano. Al principio eran la típica tela de cuadros azules y blancas, pero poco a poco empezaron a empleare otros más vistosos y de tejidos más suaves. De esta manera, se generó una nueva costumbre según la cual la persona que recibe el presente ha de conservar el pañuelo a modo de recuerdo.

Fruto de tantos hechos históricos, la mocaorà es mucho más que una tradición entre enamorados. Es la manera en la que los valencianos expresan su amor. Su amor al prójimo, pero también a su tierra, a sus frutos y a unas costumbres que jamás han permitido que ningún rey o mandato les arrebataran. Si un valenciano os regala estos mazapanes, sentíos muy queridos. //