Ni Colombia ni Etiopía: uno de los mejores cafés del mundo está en este rincón de Asia

Países como Corea del Sur o Japón son duros competidores a la hora de preparar el mejor café del mundo: te contamos todos los detalles

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Taza con café y saco con granos de café / Canva
Taza con café y saco con granos de café / Canva

Asia ha emergido como una potencia inesperada en el mundo del café. Aunque tradicionalmente países como Colombia, Brasil y Etiopía han liderado la producción y el reconocimiento internacional, naciones asiáticas como Japón y Corea del Sur están ganando terreno y posicionándose como productores y consumidores de algunos de los cafés más excepcionales del mundo.

Esta tendencia no solo refleja un cambio en las dinámicas del mercado global, sino también en las culturas y prácticas que rodean esta bebida tan consumida en España y tan popular en el resto del mundo. ¿Cómo han logrado estos países asiáticos destacar en un mercado tan competitivo y establecido? Esto es todo lo que debes saber sobre uno de los mejores mercados de café en el mundo. 

Estos son los países asiáticos donde se hace el mejor café

Japón y Corea del Sur han desarrollado una profunda pasión y respeto por el café que va más allá de su simple consumo diario. En Japón, la cultura del café se ha convertido en una forma de arte y meditación. Las cafeterías especializadas, conocidas como “kissaten”, ofrecen experiencias únicas donde el cuidado en la selección de granos y la precisión en la preparación son fundamentales. Los baristas japoneses son famosos por su meticulosidad y por emplear métodos tradicionales como el sifón y el pour-over, que requieren tiempo y habilidad para extraer los sabores más puros del café.

Japón ha invertido en cultivar sus propios granos en regiones como Okinawa y Shizuoka, aprovechando microclimas para producir variedades con perfiles de sabor únicos. Además, importan granos de alta calidad de todo el mundo y los tuestan localmente, aplicando técnicas que realzan las características intrínsecas de cada origen. Por otro lado, Corea del Sur ha experimentado un boom en la cultura del café durante la última década. Ciudades como Seúl y Busan albergan una gran cantidad de cafeterías de especialidad que compiten por ofrecer los mejores granos y métodos de preparación innovadores.

Por qué está entre los mejores del mundo

La excelencia del café japonés y coreano se debe a una combinación de factores que incluyen atención al detalle, innovación y una profunda apreciación por la calidad. En primer lugar, ambos países tienen un enfoque meticuloso en cada etapa del proceso del café. Desde la selección de los granos hasta el tueste y la preparación: nada se deja al azar. 

Recipiente de vidrio hermético con café en grano y una taza de café / Canva
Recipiente de vidrio hermético con café en grano y una taza de café / Canva

La innovación es otro pilar fundamental. Japón es reconocido por perfeccionar y popularizar métodos de preparación, que permiten un control preciso sobre variables como la temperatura y el tiempo de extracción. Corea del Sur, por su parte, ha adoptado tecnologías de punta en el tueste y la preparación, incorporando incluso elementos de inteligencia artificial para optimizar sabores. De hecho, los consumidores japoneses y coreanos están dispuestos a pagar precios premium por cafés de origen único y participan activamente en catas y talleres. 

¿Cuál es el origen del café?

El café tiene sus raíces en las tierras altas de Etiopía, donde, según la leyenda, un pastor llamado Kaldi notó que sus cabras se volvían más enérgicas después de consumir las bayas rojas de un arbusto desconocido. Este probó las bayas y experimentó un efecto similar: este descubrimiento se extendió rápidamente y las bayas fueron llevadas a Yemen, donde los monjes las utilizaban para mantenerse despiertos durante las largas horas de oración.

Desde Yemen, el café se difundió por todo el mundo islámico, convirtiéndose en una parte integral de la cultura y la sociedad. Las primeras cafeterías surgieron en ciudades como La Meca, El Cairo y Estambul, sirviendo como centros de reunión intelectual y social. A través de las rutas comerciales, el café llegó a Europa en el siglo XVII, donde inicialmente fue recibido con suspicacia, pero rápidamente ganó popularidad. Las potencias europeas, reconociendo el valor comercial del café, introdujeron su cultivo en sus colonias en América Latina, África y Asia, estableciendo las bases para la producción global actual.

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