Asturias es tierra de quesos, un auténtico edén para los cheeselovers, con más de trescientas referencias. Aquí se come queso, pero no cualquier queso. Azules, curados, de leche cruda, tiernos y hasta con sidra. Hay vida más allá de los clásicos, como demuestran alguna de las queserías más recónditas del Principado.
Muchas de ellas, como estas tres que recomendamos, se han lanzado a ofrecer visitas guiadas, algunas gratuitas, con la idea de que los consumidores puedan conocer de primera mano cómo se elaboran estos quesos y, a su vez, comprender el día a día de unas explotaciones donde la rentabilidad se torna, a menudo, más complicada que conseguir piezas de máxima calidad.
Quesería Maín
Nadie entendería la mancha quesera asturiana sin el Cabrales. Su D.O.P. ha permitido avanzar en calidad y mejorar su distribución y es todo un emblema del Principado, igual que la sidra o la fabada. Aunque hay cientos de queserías a lo largo del oriente asturiano, nada como entender la elaboración de esta joya azul esmeralda en una cueva original. En Arenas se encuentra el Museo del Cabrales, pero nuestra recomendación nos lleva hasta Sotres: el pueblo más alto de los Picos de Europa.
Con vistas a la vega de Pandébano, el Mancondiú o las vegas de Toro (si no les suenan no se preocupen, hay vida más allá de los lagos de Covadonga), la quesería Maín es un claro ejemplo de la necesidad de diversificar los pueblos asturianos a través del sector primario. Y también una muestra de cómo una pareja de jóvenes ha dejado las oportunidades de villas cercanas para dedicarse en cuerpo y alma a elaborar uno de los Cabrales más sabrosos y cremosos de la comarca.
En las visitas guiadas que ofrecen se incluye una primera toma de contacto entre cubas y moldes. Ahí se explica el proceso de elaboración y se lleva a los visitantes hacia una cueva original. No hay cartón-piedra, auténtica roca caliza de origen kárstico. La humedad de la cueva sorprende a los visitantes que se adentran en las mismísimas entrañas de la tierra. Con la salida al exterior, y cegados por la belleza del entorno, toca saborear los matices de este queso que traspasa fronteras.
Las visitas, que incluyen cata y entrada a la cueva, tienen un precio de 9,50€ por persona. Se recomienda calzado cómodo, siendo una visita no recomendada para menores de 6 años. Las salidas se organizan de manera diaria, y durante los fines de semana ofrecen hasta en tres turnos diferentes. // Quesería Maín. Barrio la eria, s/n, Sotres (Cabrales). Tel.: 618 938 044 (necesaria reserva online)
Quesería Vega de Ario
Aunque el Cabrales se lleva la fama, el entorno de Picos de Europa regala otros quesos que bien merecen una relectura. Poco a poco, el Gamonéu se hace hueco en los lineales de las principales queserías del país. Su tamaño va en consonancia a su precio, pero es que esta joya gastronómica bien vale cada céntimo.
Nace en las majadas del macizo occidental y central de los Picos de Europa, y son varias las queserías de la zona que ofrecen visitas guiadas. Una de ellas, la quesería Vega de Ario, se abre al público para transmitir la esencia de un queso que no recibe todo el cariño y mimo que debería. También curado en cueva, cuenta con su propia D.O.P. y sigue un ritual de ocho pasos que se comprende mejor de la mano del maestro quesero.
La visita se estructura en tres partes: la muestra de algunos pasos clave en su elaboración, una visita a una cabaña que recrea las que se utilizan hoy en día en majadas vecinas, y una degustación. El consumidor podrá diferenciar, de primera mano, las características del Gamonéu del valle y del puerto; este último, con una ruptura en boca mucho más densa, mayor cuerpo y notas mucho más curadas. Las salidas se realizan de manera diaria, en turnos de mañana y tarde, a un precio de 5€. // Quesería Vega de Ario. Benia de Onís, 104 (Onís). Tel.: 677 377 309
Quesería Picurriellu
Muchos reconocen Llanes por sus playas, como las de Cuevas, Niembro o Poo, que han logrado un imaginario de sol, roca caliza, turquesas aguas y bufones caprichosos que juegan con el Cantábrico. Pero tras un día de playa, toca saborear la cocina regional. Y es ahí donde el turista descubre que Llanes es tierra de quesos. De buenos quesos, hechos a partir de leche de cabra en su mayoría.
La quesería Picurriellu, ubicada en pleno valle Oscuro llanisco —créanme, ya de por sí merece la pena— es un refugio familiar donde saborear alguno de los quesos menos conocidos de la región. A su madurado de vaca o mezcla de vaca y cabra se le une un auténtica delicatessen como es el “Valle Oscuro”. Un endémico de esta factoría que entremezcla la potencia de la leche de cabra pasteurizada con el suave y cremoso toque del yogur que le confiere un chispazo ácido y muy resultón.
Nada como conocer su elaboración al detalle a través de sus visitas guiadas. Con un precio de 14€ (adultos) y 7€ (niños), el recorrido comienza en el establo donde se pueden conocer a las diferentes cabras que son el alma de la fábrica —cuentan con un proyecto de apadrinamiento de las mismas—, continúa por la quesería y termina con una degustación de sus productos. No hay mejor plan familiar para los días de lluvia por el oriente asturiano. // Quesería Picurriellu. Pié de la Sierra, s/n (Llanes). Tel.: 985 411 399