Originaria de Oriente Próximo, el brócoli es una hortaliza de la familia de las crucíferas, como la coliflor, muy nutritiva y de gran versatilidad gastronómica. Ya en el siglo I a.C. los romanos la degustaban y aprovechaban todos sus beneficios, entre ellos su capacidad para prevenir infecciones comunes, como los resfriados.
Si bien su ingesta es favorable para nuestra salud, en su cocinado se genera un olor desagradable que, a veces, puede causar el rechazo de algunos comensales. Sin embargo, existen diferentes remedios para paliar este mal olor y evitar, en la medida de lo posible, que se produzca.
¿Cuáles son sus propiedades?
Con un 89% de agua en su composición y un bajo aporte calórico de 30 kcal/100 gramos, el brócoli es un vegetal ideal para consumir en dietas para aldelgazar, según explican expertos de Quirónsalud. Además, es una fuente rica en fibra, por lo que su consumo ayuda a regular el tránsito intestinal y prevenir el estreñimiento.
Contiene minerales como el hierro, que ayuda a prevenir la anemia, además de calcio, fósforo, magnesio y zinc, que fortalecen el sistema óseo y mejoran la inmunidad ante enfermedades infecciosas y cardiovasculares. También potasio, necesario para el correcto funcionamiento del sistema muscular y nervioso, y vitamina A, muy útil para proteger la salud ocular.
Según la Federación Española de la Nutrición, una ración de brócoli (200 gramos) aporta casi el doble de las ingestas recomendadas de vitamina C y la cuarta parte de las ingestas recomendadas de folatos para un hombre y una mujer, de entre 20 y 39 años, con actividad física moderada. Esta vitamina aporta una alta resistencia ante infecciones porque fortalece el sistema inmunológico y además, contribuye al funcionamiento cerebral.
Investigaciones recientes también apuntan que la ingesta de brócoli potencia la prevención ante diversos tipos de cáncer: pulmón, próstata, estómago, hígado, útero, mama y colón. Y es un alimento idóneo para consumir durante el embarazo, ya que su aporte en ácido fólico y proteínas es propicio tanto para el desarrollo del embrión como para la madre.
¿Por qué el brócoli huele mal cuando se cocina?
Los responsables del mal olor durante la cocción del brócoli son los compuestos de azufre. El azufre consumido de manera natural en los alimentos no resulta un mineral dañino para nuestro organismo. De hecho, es necesario para su correcto funcionamiento.
En hortalizas crudas esas sustancias son inodoras, pero al hervirlas en agua se produce una reacción química que genera un nuevo compuesto de olor muy intenso, el sulfuro de hidrógeno.
Trucos para evitar el mal olor
Cuanto más tiempo esté hirviendo el brócoli, mayor será el olor que desprenda. Así que una buena opción es cocinarlo durante el menor tiempo posible. Además, aprovecharemos todos los beneficios que aporta y lo comeremos de la forma más saludable.
Otra solución recomendable es dejar reposar el brócoli unos 10 minutos antes a su manipulación y cocinado. Al dejar respirar el vegetal, se liberan parte de los compuestos de azufre que provocan ese característico olor. También resulta efectivo meter el brócoli sobrante en la nevera lo más rápido posible para evitar que su hedor se extienda durante más tiempo.
Asimismo, el limón y el vinagre blanco son dos buenos ingredientes para evitar el mal olor que los componentes del brócoli desprenden. Para ello, deben agregarse dos o tres rodajas de limón junto al brócoli en el agua de cocción o bien un chorrito de vinagre blanco.
También puede ponerse pan encima para que absorba el olor o añadir una rama de canela o un chorrito de leche para aromatizar el brócoli y eliminar parte de su fuerte olor.
Ideas para cocinar el brócoli
Antes de preparar cualquier plato que contenga brócoli, hay que separarlo en partes más pequeñas. La forma más habitual de hacerlo es dividirlo en ramilletes, aunque también puede optarse por cortarlo a rodajas. Después, debe lavarse con agua fría para asegurarse de que no quedan tierra e impurezas en su interior.
Esta verdura es muy versátil, por lo que puede presentarse de múltiples maneras y sigue preservando todos sus nutrientes. Es común cocerlo al vapor con otras verduras y sazonarlo con sal y aceite, usado así como guarnición a un plato principal.
Si prefiere mezclarse con carne o quesos, horneado o salteado en la sartén, se obtiene un resultado sabroso y con equilibrio de sabores de todos sus componentes. Asimismo, es frecuente su uso como ingrediente en una pizza o bien triturado en una crema o puré.