Se ha convertido en el souvenir por antonomasia de quienes se acercan o peregrinan a Galicia, aunque es muy sencilla de encontrar en tiendas de toda España. A pesar de que nos hemos acostumbrado a verla empaquetada, la tarta de Santiago es una de las recetas dulces más sencillas de elaborar. Tú como cocinillas tan solo mezclas, desmoldas y tamizas el azúcar por encima. Además, como no lleva harina, es apta para celíacos.
La combinación de almendra, azúcar y huevo es la base de numerosos postres tradicionales de España, muchos de ellos conventuales, como mazapanes, pastitas, bizcochos, panellets, tejas... La tatarabuela de esta tarta sería la torta real, de la cual tenemos constancia desde el siglo XVI, y de la que derivan otros "vizcochos" de almendra de antaño. En el siglo XIX aparece la primera con azúcar finamente molido por encima, pero la cruz como emblema es fruto del ingenio de José Mora, pastelero de Santiago cuyo legado preserva su nieta en la pastelería Mercedes Mora.
La tarta de Santiago luce hoy día sello de Indicación Protegida Geográfica y desde 2009 su receta está amparada por la Unión Europea, por lo que no se puede llamar como tal a las que no respeten ciertos parámetros, como las proporciones (33% azúcar, 33% almendra, 25% huevos) o la cruz tatuada con azúcar. Te aseguramos que la fórmula que te brindamos pasa todos los exámenes de galleguidad. Si la haces tal cual, te ganas la compostelana.
Información
Tiempo TOTAL
50 minutos
Tiempo de PREPARACIÓN
10 minutos
Tiempo de COCCIÓN
40 minutos
DIFICULTAD
FACIL
COSTE
€ € €
TIPO DE PLATO
Postres, desayunos y meriendas
TEMPORADA
Todo el año
TIPO DE DIETA
Sin gluten
TIPO DE COCINA
Tradicional
TECNICA
Horno
INTOLERANCIAS
No apta para veganos
Ingredientes AmpRecipeViewer.default.yields
Precalienta el horno. Mientras, en un bol, bate bien el azúcar y los huevos. Añade la ralladura del limón, el licor (opcional), la canela. Mezcla bien. Agrega las almedras molidas pero mezcla de forma amorosa, sin batir con fuerza, con ayuda de una espátula o lengua de gato.
Engrasa el molde con la mantequilla. Vuelca en él la mezcla. Hornea 30 minutos a 180ºC.
Cuando te asegures que la tarta está hecha por dentro y dorada por fuera, sácala y déjala enfriar un cuarto de hora.
Desmolda, pon tu plantilla y tamiza la superficie con el azúcar glas.