Ya lo decía el famoso periodista y escritor Javier Reverte, “el mejor de los viajes siempre es el próximo destino”. Viajar ensancha el alma, por aquello de ir acumulando experiencias y recuerdos que con el paso del tiempo empiezan a formar parte de la mochila de cada persona. Y es que, cuando elegimos un destino con ilusión, se tiende a pensar que somos nosotros los que elegimos qué viaje hacer, dónde y cuándo, pasando por alto, que realmente es el propio viaje el que hace a la propia persona, como defendía Nicolas de Bouvie en cada una de sus obras.
Descartes, más allá de ser uno de los mayores filósofos de la historia, entendía la vida a través de la incertidumbre que despierta en el ser humano el conocer nuevos sitios. Por ello, una de sus pasiones era viajar, un arte que para él simboliza la puerta a una nueva dimensión, a un nuevo mundo por descubrir: nuevas costumbres, nuevas calles donde pasear y sobre todo, “un lugar para despojarse del prejuicio de que solo se puede vivir como se está acostumbrado”.
Pues esta es la definición que mejor representa a Oporto, esa ciudad portuguesa llena de magia, misterio e historias en cada uno de los rincones de sus calles más antiguas. Y es que, viajar siempre ha sido el pasatiempo favorito desde años ancestrales, ya sea fuera del país o a la ciudad de al lado. Viajar siempre despierta ese nerviosísimo en el estómago que revive la versión más niña que se lleva dentro. Al fin y al cabo, un sector en constante auge y evolución, como el casino online, una apuesta por los juegos de azar con diferentes opciones de slots online para todos los públicos.
¿Qué ver en Oporto en dos días? Lo que no puedes perderte
Aunque Oporto es una ciudad de la que no querrás irte, por su encanto y belleza, con esta guía de dos días no dudarás en volver. De 48 horas, a esta pequeña ciudad le sobran 47 para enamorar a quien la visita.
La ciudad de la desembocadura del Duero nos sorprenderá por sus ofertas culinarias, sin olvidar su famoso vino, con una denominación de origen de fama internacional
Primer día en Oporto
Aunque el orden puede variar, esta es la ruta más demandada por los turistas, por la cercanía de los principales lugares de enclave turístico y la facilidad de acceso y movilidad entre unos y otros, por la cercanía del paseo. No es discutible, que la visita debe empezar siempre en el Ayuntamiento de Oporto, en pleno paseo donde puedes divisar el carácter más moderno de la ciudad con las famosas letras de “Porto”, que no pasan desapercibidas. Puede ser una de las fotos más típicas de este lugar, precediendo al letrero enorme que está ubicado en los Jardines del Palacio de Cristal.
La segunda parada, más larga, es el paseo por la avenida de los Aliados donde está ubicado el McDonalds más bonito del mundo. Después el paseo nos lleva hasta la Estación Sao Benito, famosa por sus murales de azulejos azules y el ambiente tan de época de la propia estación. Destacando el nombre de dos de sus principales ríos. Por supuesto, la siguiente en la lista es la Catedral de Oporto, a los pies de la universidad. Precediendo al Palacio da Bolsa, donde el primero en llegar elige el idioma del tour.
Las Francesinhas
Y ya en la orilla del Duero, la parada obligada es la Ribera, esa orilla tan bonita y alegre frente a un valle de casas antiguas con fachadas de colores, sin duda, uno de los puntos más característicos de Oporto, y una de las citas favoritas de cualquier turista. Se dice que quién pasea por la RIbeira gana en vida. Y para los más atrevidos, también pueden verse los seis famosos puentes de Oporto mediante un crucero por la Ribeira, degustando alguno de los vinos más típicos y deliciosos de la ciudad.
Cualquier de estas opciones se convertirá en la mejor. Los turistas confirman que no se trata del orden, sino de no dejar pasar ninguno de estos rincones. Eso sí, sin olvidar probar las famosas francesinhas, de carne o verduras, poniendo el broche de oro al día con unos pasteles de nata de la propia fábrica de pasteles. Una cita más que requerida en tu visita a Oporto.
Segundo día en Oporto
El segundo día puede considerarse una cita con la cultura y literatura que alberga la ciudad portuguesa. Empezando por la Iglesia de las Carmelitas, la Torre de los Clérigos, la Capilla de las Almas o Capilla de Santa Catalina; la Iglesia de San Idelfonso y el Mercado do Bolhao.
Una de las paradas necesarias del segundo día es la famosa librería Lello, la segunda más antigua de Portugal, después de la de Lisboa. La historia cuenta que estas paredes llenas de libros sirvieron de fuente de inspiración a la escritora británica J.K. Rowling para su saga de Harry Potter. Además, se dice que las escaleras de Hogwarts están ambientadas en esta librería.
Una hora del segundo día debe dedicarse a contemplar tranquilamente la fachada azul De la Iglesia do Carmo, que seguro has visto en más de una foto. La historia cuenta que esta fachada guarda los mayores secretos de la ciudad.
El mejor atardecer en Oporto: Gaia
Cuando ya has visto todo lo típico, toca irse hasta la zona de Vila Nova de Gaia, sentarse a las orillas del río y disfrutar de la tranquilidad y paz que aporta esta ciudad. Eso sí, siempre después de probar alguna de las bodegas más antiguas y hacerse una foto en la famosa obra de arte, Half Rabbit, construida con restos de materiales.
A pesar de ser muchas las zonas donde se puede disfrutar de los atardeceres tan espectaculares de Oporto, los turistas y veteranos recomiendan el Puerto Cruz, el Jardín del Morro, la Playa de Matosinhos, la azotea de Mirajazz, el bar de Guidalense con vistas a la muralla Fernandiana y la Marina de la Afurada, una especie de puerto marítimo con vistas directas al cielo.
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