La Fiesta de la Sidra Natural de Gijón, el Certamen del Queso Casín o la Fiesta de la Vendimia de Jerez de la Frontera son algunas de las fiestas gastronómicas que despiden el calendario de agosto. Sin olvidarnos, claro está, de La Tomatina que se celebra hoy su septuagésima séptima edición en la localidad valenciana de Buñol.
La tradicional "batalla campal de tomates" comenzará a partir de las 12 horas, cuando los siete camiones cargados con esa atípica munición festiva empezarán a recorrer lentamente la calle principal de Buñol, repartiendo y tirando los 120.000 kilos de tomates de la variedad pera, blandos y maduros, no aptos para el consumo pero sí como proyectiles.
Los suministra la empresa Frutas y Verduras Massanassa, de la localidad valenciana de Silla. Los tomates han sido cultivados en el sur de Valencia y se encuentran "en un punto de maduración óptimo" para la fiesta, tal y como indicaron hace unos días representantes de la empresa.
La fiesta espera contar con más de 20.000 participantes y este año presenta la novedad de una entrada VIP, a 500 euros, para vivir la fiesta en uno de los camiones desde los que se lanzan los tomates.
Camisetas blancas y gafas de buzo
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) pronostica para esta jornada cielo nublado o parcialmente nublado con un 20 por ciento de probabilidad de lluvia y una temperatura máxima que puede rondar los 30 grados por la mañana.
Horas antes del inicio de la Tomatina, la música tomará el pueblo y los participantes, ataviados con camisetas blancas y algunos con gafas de buzo para proteger sus ojos del ácido de los tomates, esperarán ansiosos la señal del inicio de la batalla.
Personas llegadas de todas las partes del mundo, que han pagado 15 euros por su entrada para participar en este festejo que nació en 1945 y se ha convertido en icono de las fiestas valencianas, celebran junto a vecinos, exentos de cualquier pago.
Durante una hora los tomates —chafados y estrujados para no hacer daño— volarán, mientras cubos de agua o manguerazos desde fachadas y balcones mojarán a los contendientes, agradecidos por ser refrescados durante la contienda que convierte la calle en un río rojizo caldoso y pringoso.
Tras la batalla, el comando de limpieza empezará a retirar los restos de tomate y en pocos minutos las calles quedarán impolutas y desinfectadas gracias al ácido de los tomates y a la espera de la nueva edición de la Tomatina en 2025.
¿Cuál es el origen de la fiesta?
Un altercado entre dos jóvenes en la Plaza del Pueblo de Buñol, el último miércoles de agosto del año 1945, terminó con una multitud de personas arrojándose los tomates de un puesto de verduras cercano. Los jóvenes, tal y como se explica en la página web oficial de La Tomatina, decidieron hacerse un hueco para presenciar el desfile de gigantes y cabezudos que se estaba celebrando, aunque su ímpetu provocó que cayera un participante.
Éste, preso de la ira, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso. La multitud se sumó a su enfurecimiento y, para soltar adrenalina, empezaron a arrojarse tomates hasta que las fuerzas del orden público pusieron fin a esta particular batalla. Un mero hecho anecdótico que supuso el origen de esta celebración, declarada desde 2022 como Fiesta de Interés Turístico Internacional por la Secretaría General de Turismo.