Los riesgos de decorar la nevera ('fridgescaping') y otras modas que obvian la seguridad alimentaria

Ciertas tendencias gastronómicas se viralizan rápidamente en las redes sociales, pero algunas de estas prácticas conllevan riesgos para la seguridad alimentaria

EFE Agro / Juan Javier Ríos

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Nevera decorada siguiendo la moda del 'fridgescaping' / Redes Sociales
Nevera decorada siguiendo la moda del 'fridgescaping' / Redes Sociales

Una de las últimas tendencias virales en el mundo de la decoración es adornar el interior de las neveras con velas, jarrones o flores (conocido como fridgescaping), un movimiento que obvia los riesgos para la seguridad alimentaria de una moda que se suma a otras polémicas como la de beber leche cruda.

La posibilidad de contaminación de los productos y de la proliferación de virus y bacterias se incrementa con estas tendencias que actualmente cogen fuerza y se viralizan en poco tiempo gracias a las redes sociales.

Los expertos no son ajenos a ello, como es el caso del profesor titular del Departamento de Bromatología y Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Córdoba (UCO), Antonio Valero, quien reconoce que le ha sorprendido "bastante" cuando la ha visto por redes sociales. 

Los riesgos de decorar el frigorífico 

En el caso del fridgescaping, Valero ve "evidente" los riesgos para la seguridad alimentaria que conlleva esta práctica. En primer lugar, el hecho de colocar adornos dentro de la nevera dificulta "la correcta circulación del aire en el interior" además de que el electrodoméstico necesita usar más potencia para conseguir la capacidad de enfriamiento óptima al tener una mayor carga. 

Todo ello "puede impedir" una refrigeración "correcta y homogénea" de los alimentos, que provoca un "acortamiento significativo de su vida útil". Además, es más difícil alcanzar el nivel de refrigeración adecuada, es decir, se provoca un "aumento de temperatura" en la nevera que favorece el crecimiento microbiano, según apunta este experto en seguridad alimentaria. 

Otro peligro radica en que la corriente interna de aire facilita también que los adornos pueden contaminar física, química o microbiológicamente alimentos no envasados, según apunta. 

Del congelador al fogón 

Alimento congelado en una sartén / Canva
Alimento congelado en una sartén / Canva

También se está convirtiendo en tendencia, a raíz de vídeos publicados en redes sociales, la idea de cocinar directamente alimentos congelados en una sartén ya caliente. En este caso, el experto dice que la ausencia o presencia de riesgo dependerá de si el producto y las instrucciones del fabricante permiten proceder de esta forma en la cocina porque hay alimentos con "aditivos protectores que permiten su cocinado instantáneo"; especialmente algunas verduras congeladas. 

Para el resto de casos, pide prudencia y especialmente si el alimento congelado tiene "grandes dimensiones" porque hay mucha posibilidad de que no se cocine homogéneamente y de que el calor "no penetre de forma uniforme" en toda la pieza.

El problema que conlleva es que quedan frías algunas partes, lo que "supone un riesgo" si ese producto está contaminado con patógenos que proliferarían al no morir por la falta del cocinado a una temperatura elevada. 

Los fans de lo crudo 

Vaso de leche / PIXABAY
Vaso de leche / PIXABAY

Pero las modas en alimentación no son solo cosa del presente porque periódicamente surgen movimientos parecidos que se viralizan y que conllevan riesgos en la seguridad alimentaria.
Hace unos años, por ejemplo, hubo un impulso al consumo de alimentos crudos e incluso se ha creado su Día Internacional, celebrado cada 28 de agosto.

Una práctica no exenta de polémica como la que protagonizó la exconsellera catalana de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación y actual diputada de ERC, Teresa Jordà, cuando difundió una imagen bebiendo un vaso de leche cruda como acto de apoyo al decreto que había aprobado la Generalitat para permitir la venta directa de leche cruda de vaca; eso sí, posteriormente matizó la necesidad de hervirla antes de consumirla. 

Sobre esta práctica, Valero recuerda que hay "varios" informes, tanto de la Comisión Europea como de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que lo "desaconsejan, especialmente en los alimentos que pueden contener contaminantes biológicos".

En concreto, ha recordado que la conocida bacteria listeria monocytogenes está "muy relacionada" con la leche cruda sin hervir, lo que supone un riesgo "tremendo" para personas "susceptibles" a los efectos del patógeno. 

"Tampoco se trata de evitar a toda costa el consumo de alimentos crudo" siempre que se "tenga en cuenta su origen y su procesamiento" a nivel industrial para evitar riesgos, como es el caso de la fruta, que se vende acondicionada sanitariamente. 

En cuanto al pescado y carne cruda, otra tendencia desde el "boom" de los carpaccios y tartares, avisa de la necesidad de congelar el pescado a -20 grados centígrados durante al menos cinco días para evitar el riesgo de anisakis así como un buen tratamiento higiénico de la materia prima.

En cuanto a la carne, "siempre" tiene "cierto riesgo" de contaminación por lo que aconseja testar las condiciones de elaboración y conservación para garantizar que el plato se pueda comercializar "con ciertas garantías". 

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