Tras la polémica desatada por las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, Hule y Mantel se ha puesto en contacto con fuentes de una de las denominaciones de origen más importantes del vino español: la D.O. Ribera del Duero, con el objetivo de saber cuál es la posición de los bodegueros, dado que hace solo cuatro meses se alzaron voces críticas contra las macrogranjas porcinas.
Qué pasó en otoño de 2021
Entre septiembre y octubre de 2021, la prensa local de Castilla y León recogió las quejas de seis bodegas pertenecientes a la D.O. Ribera del Duero (Prado Rey, Ferratus, El Lagar de Isilla, Hacienda Solano, Dominio del Águila y Dominio de Cair) preocupadas por la inminente instalación de macrogranjas en territorios próximos a sus viñedos.
El portavoz de la bodega Ferratus, Ángel Arroyo, en declaraciones a la Agencia Ical, se quejó sobre la “picaresca” del modus operandi de las macrogranjas al solicitar “una primera instalación para 1.999 cabezas, que no necesita de ninguna autorización, para después, con el paso del tiempo, aumentarla sin contravenir ninguna normativa”, a pesar de introducir más de 2.000 cerdos en “instalaciones muy pequeñas” que, además, generan un “impacto tremendo” en la zona a través de los olores, la posible contaminación de los acuíferos y el aumento de la despoblación, porque “nadie quiere vivir al lado de una macrogranja”. Además, el portavoz de Ferratus culpaba a la Junta de Castilla y León de la proliferación de estas explotaciones industriales, ya que, según señalaba, se rigen por una normativa “muy laxa, que más que proteger, desprotege”.
También el director general de la bodega Prado de Rey, Fernando Rodríguez de Rivera, criticaba en declaraciones a la citada agencia de noticias de Castilla y León que la legislación autonómica era “bastante laxa para este tipo de granjas”. Y coincidía con Arroyo en “los problemas de olores y contaminación de los acuíferos” que traen consigo las macrogranjas. "Hay un riesgo de contaminación de los acuíferos por los purines”, aseguraba Rodríguez de Rivera.
Por su parte, el responsable de la bodega Dominio del Águila, Jorge Monzón, afirmaba en declaraciones a la Agencia EFE, que la macrogranja de casi 2.000 cerdos que se quiere implantar junto a su bodega "no trae nada bueno. Las captaciones de agua se contaminan, la capa freática. Cambia todo el ecosistema". "La gente cuando viene a disfrutar no quiere volverse a casa oliendo a purines", aseveraba Monzón.
La postura actual del Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero
Hule y Mantel ha preguntado a la directora de comunicación del Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero, Rebeca Ruano por la situación. La dircom ha afirmado que "ninguna bodega está contenta de que le pongan una explotación al lado, que le toquen el suelo". "Nuestra posición es que siempre estamos del lado de las bodegas, apoyando lo que les beneficie", ha querido dejar claro Ruano, y ha reiterado la preocupación que ya manifiestó en octubre el Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero sobre la instalación de granjas porcinas dentro de la zona de producción amparada por la Denominación de Origen, en terrenos plantados de viñedo y junto a proyectos enoturísticos.
Ruano también ha matizado que su lucha es contra "cualquier tipo de proyecto, sea del tipo que sea, que pueda afectar a las bodegas", sin agravar la gravedad porque se trate de macrogranjas. "En este caso son macrogranjas porcinas, pero si alguna bodega se viera afectada por otro tipo de proyecto industrial o ganadero o del tipo que fuera siempre conllevaría una preocupación para el Consejo".
La postura de la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV)
Asimismo, hemos contactado con la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV). Su coordinador general Jesús Mora Cayetano, ha señalado que mantiene la preocupación que ya trasladó al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
"No estamos en contra de los proyectos de ganadería, ya sea extensiva o intensiva, lo que solicitamos a las administraciones es una ordenación del territorio" ha declarado Mora para este diario. "Esas macrogranjas se sitúan en áreas de alto valor medioambiental y paisajístico para los viñedos y las bodegas de esas zonas, incluso en las inmediaciones de esas bodegas y viñedos, lo que afecta gravemente al desarrollo de su actividad por las implicaciones medioambientales y socioeconómicas que las citadas granjas tienen en estos territorios".
La postura de la bodega Prado Rey
El director general de la bodega Prado Rey, Fernando Rodríguez de Rivera, ha afirmado en una entrevista para Hule y Mantel que "la ganadería intensiva no sólo pone en jaque a las viñas o a la actividad vitivinícola, sino que limita posibles desarrollos enoturísticos y tiene un impacto medioambiental cuando menos preocupante, como se deduce de la legislación existente y de la propia UE".
Por eso, el gerente de esta bodega reclama "que se cumpla escrupulosamente la ley" y ha apuntado que "la actual legislación no basta cuando existe un conflicto de interés obvio entre las actividades existentes en un lugar y la implantación de una nueva granja de ganadería intensiva, como ocurre en el caso de San Juan del Monte".
Rodríguez de Rivera también ha señalado en la entrevista que "aunque este asunto nos atañe por ser una bodega, la filosofía es extrapolable a otros sectores o industrias que podrían ver amenazado su entorno y viabilidad por este tipo de actividades de ganadería intensiva".
Eso sí, el bodeguero tiene claro que "no podemos exigir que se prohíba una actividad que está regulada", por ello considera que "se puede convivir siempre que se cumpla la ley y se proteja una actividad que es la bandera de nuestra región. Ancha es Castilla, como se suele decir".