El salón principal del restaurante del programa de televisión MasterChef, situado en la calle Velázquez de Madrid, vivió un día de San Valentín especial. Y no fue por las parejas que celebraban el amor, si no por la irrupción de cuatro activistas del colectivo Futuro Vegetal que vaciaron botes de pintura roja y negra sobre el logotipo del restaurante, el suelo y algunas mesas vacías, todo mientras otros dos activistas grababan la acción. Su mensaje: decir NO a las subvenciones a la industria cárnica.
También colocaron pegatinas con el mensaje "772 días para evitar el colapso climático", recordando la acción de una activista del grupo francés Dernière Rénovation, que el pasado junio interrumpió la semifinal de Roland Garrós con una camiseta con el mensaje "Nos quedan 1.028 días". Y portaron unos menús en los que podía leerse “Menú basado en plantas” junto a un corazón. Un menú que, entre otros, tenía como la inflación como entrante, la hambruna global como primer plato o el caos climático como plato fuerte. Tras la acción, fueron detenidos por la Policía Nacional acusados de causar daños por un valor de entre 10.000 y 30.000€. Pero, ¿qué es Futuro Vegetal y cuál es su mensaje?
¿Quiénes son estos activistas?
Futuro Vegetal se define como un colectivo de desobediencia civil y acción directa no violenta que lucha contra la crisis climática. En su propia página web, exponen que "le exigimos al Gobierno que termine con las subvenciones a la ganadería y las emplee para promocionar alternativas social y ecológicamente responsables basadas en plantas".
La lucha contra la crisis climática es su prioridad y lo así expresan: "Frente a una sociedad consumista, globalizada e interpendiente, que falla en la gestión de los recursos naturales y busca el beneficio propio pese a las consecuencias de la crisis climática, proponemos cambiar la ética de la abundancia, la forma de producir y consumir, centrándonos en la seguridad alimentaria y la redistribución de tierras".
¿Qué otros mensajes lanzan?
Para Futuro Vegetal, "la ganadería es, con diferencia, el mayor usuario de tierras del planeta y el principal impulsor de la deforestación en el mundo. Es responsable de más emisiones de gases de efecto invernadero que todo el sector del transporte mundial combinado. El propio IPCC —Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático— lleva años recomendando un cambio de sistema alimentario para combatir la Crisis Climática. La eliminación mundial de la ganadería podría estabilizar los niveles de gases de efecto invernadero durante 30 años y compensar el 68% de las emisiones de CO2 de este siglo". Temas como la sequía, las pérdidas en los cultivos, la propiedad de la tierra o las malas condiciones laborales de la industria cárnica están entre otras de sus demandas.
En concreto, la acción llevada a cabo en el restaurante de MasterChef iba acompañada del siguiente mensaje en redes sociales: «El director del Programa Mundial de Alimentos de la ONU afirmaba el pasado octubre que estamos al inicio de una crisis alimentaria mundial sin precedentes. (...) El sistema agroalimentario industrializado actual se expande a costa de la destrucción de ecosistemas que regulan el clima global. ¿Qué vamos a comer cuando el daño sea irreparable? Según la ONU el sistema agroalimentario supone un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, un cambio de sistema agroalimentario “no solo sería importante para abordar el cambio climático y la degradación medioambiental, sino también sería esencial para asegurar dietas sanas y seguridad alimentaria para todo el mundo”».
¿Qué otras acciones han llevado a cabo?
Como recogen en su web, a principios de febrero, tres activistas de Futuro Vegetal se pegaron a la barra del restaurante del zoológico Terra Natura de Benidorm y arrojaron sangre falsa en el recinto para reivindicar el fin de las subvenciones a la industria cárnica. El zoológico es propiedad del Grupo Fuertes, corporación líder del sector cárnico y propietaria de marcas como El Pozo. Recientemente también bloquearon la calle Colón de Valencia para, dicen, "alertar a la población sobre la crisis alimentaria que el Gobierno está alimentando".
Antes ya habían llevado a cabo una intervención sonada: dos activistas del colectivo subieron a la tribuna del Congreso de los Diputados y pegaron sus manos a los micrófonos para denunciar la política gubernamental respecto a las macrogranjas. También, a principios de 2023, se encadenaron y tiraron sangre falsa en un supermercado Carrefour de Santa Cruz de Tenerife para manifestarse "en contra del blanqueamiento que hacen grandes corporaciones como Carrefour de la industria cárnica".
Entre las distintas acciones realizadas en 2022, está el saboteo al macromatadero de Binéfar (Huesca), uno de los más grandes de Europa con capacidad para matar hasta 30.000 animales al día; y la irrupción que hicieron en la fábrica de Campofrío para denunciar, entre otros, que la empresa está "vendiendo nuestro futuro, potenciando la desertificación y el incremento de gases de efecto invernadero en nuestro país", según Futuro Vegetal.