El volcán de Cumbre Vieja arrasó, según los datos del Consejo Regulador, cerca de 40 hectáreas de viñedos inscritos en la DO Vinos La Palma. Sin embargo, cuatro meses antes de la erupción del volcán, el Consejo Regulador de la isla y la Consejería de Agricultura del Cabildo Insular acordaron iniciar un estudio genético de las variedades de vid, según informa la Universitat Rovira i Virgili (URV).
El objetivo era encontrar nuevas variedades locales y variaciones (mutaciones) de determinadas variedades adaptadas durante siglos en La Palma, que podrían estar en extinción, y de este modo conservar su patrimonio vitícola.
Esta investigación, como las ya hechas de las islas de Lanzarote, La Gomera, El Hierro y Fuerteventura, se encargó a la investigadora Francesca Fort, del grupo Tecnología Enológica (TECNENOL) del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la URV. Se trataba de seleccionar variedades consideradas raras o desconocidas y variedades antiguas de cepas de más de 100 años o bien injertadas a partir de individuos centenarios a partir de 90 muestras, de las que han llegado a la URV un total de 70.
13 de las muestras -propiedad de cinco viticultores y ocho de ellas, centenarias- corresponden a viñedos ahora enterrados bajo la lava o las cenizas del volcán, y aunque sean "irrecuperables", Font apunta a una "muy pequeña esperanza". Como las muestras de sarmientos y sus yemas se conservan congeladas en el laboratorio, se podrían recuperar "a partir de las células meristemáticas de estas estructuras mediante técnicas in vitro", señala la investigadora.
Un abanico de variedades excepcional
A pesar de ello, "tenemos la esperanza de que puedan recuperarse, todo dependerá de la voluntad de los viticultores y de las ayudas que lleguen", explica Adalberto Martín, presidente de esta DO. En esta superficie afectada por la erupción, mayoritariamente se cultivaban las variedades del listán blanco (palomino fino), negramoll (mollar cano), y con menor proporción la malvasía de La Palma.
Además, la variedad local que solo se halla en la Palma llamada sabro y la forastera blanca, aparte de que no se descarta que haya variedades nuevas, es decir, individuos no catalogados. Fort, con los resultados de las investigaciones hechas hasta ahora, asegura que la cantidad de variedades locales que hay en las islas Canarias "no es habitual en otras partes del mundo".
El Hierro es la isla con más biodiversidad de viña del archipiélago, con seis variedades locales: pinar negro, seis de Carlos, tesoro blanco, uval negro, uval piñero, uvalero volcánico y, probablemente, también gabetera blanca y llano mulato. También se ha hallado una mutación de color de una variedad local canaria blanca, la bermejuela rosada y otra muestra al límite de lo que se define como mutación o variedad nueva, "todo eso en unas 124 hectáreas de viñedo prospectadas", señala la investigadora.