Víctor de la Serna (Madrid, 1947) ha muerto este viernes, 18 de octubre, a los 77 años de edad, cuatro días después de que sufriera un infarto en las puertas del diario El Mundo, periódico del que fue fundador y columnista en el que ha trabajado hasta los últimos días de su vida.
Además era uno de los Académicos de Número de la Real Academia de Gastronomía, que ha lanzado este comunicado que reproducimos a continuación y que repasa su trayectoria, además de lamentar su fallecimiento.
El comunicado de la Real Academia de Gastronomía
La Real Academia de Gastronomía está de luto por la pérdida de uno de sus más queridos y admirados Académicos. Víctor de la Serna ha fallecido hoy, 18 de octubre, en Madrid, a los 77 años. El mundo de la gastronomía y el vino despide hoy a uno de sus más relevantes comunicadores.
La suya ha sido una de las trayectorias periodísticas más brillantes de nuestro país. Abogado de formación, fue el primer español graduado por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York.
Con más de 50 años trabajando en redacciones de medios como Informaciones, El País, Diario 16, Decanter, Sibaritas o El Mundo, del que fue cofundador en 1989 y adjunto a la Dirección del periódico hasta 2012, fue precisamente en este medio, en el que colaboraba desde 1996, donde publicó su último texto el pasado 14 de octubre dedicado a la madrileña calle Mesón de Paredes, llena de referencias culturales y, cómo no, gastronómicas.
Recibió el Premio Nacional de Gastronomía hasta en tres ocasiones por su labor periodística, algo que como él decía modestamente “le venía de familia”: su padre, Víctor de la Serna Gutiérrez-Répide fue uno de los maestros de la crítica gastronómica entre los años 60 y 80 del siglo pasado, y su madre Nines Arenillas, una reputada cronista gastronómica, ambos Premio Nacional de Gastronomía en 1979 y 1986 respectivamente.
El buen comer es algo que vivió con naturalidad desde la cuna y que terminó por convertir en su profesión. Bajo el seudónimo “Fernando Point” nos descubrió un paladar inquieto y magistral que viajaba de grandes mesas a modestos establecimientos con una curiosidad incansable.
Miembro de la Academia Internacional del Vino y Académico de la Real Academia de Gastronomía, su discurso de ingreso en nuestra institución se tituló “Cepas autóctonas y cepas foráneas: un falso debate”.
Porque hoy despedimos también a uno de los mayores expertos en vino de nuestro país, que en 1998 trasladó su pasión del papel al terruño al convertirse en bodeguero y propietario de Finca Sandoval en La Manchuela (Cuenca), proyecto del que se desvinculó hace unos años.
Echaremos de menos su gran conversación, su pasión por el baloncesto y su inagotable sabiduría, que nos acompañaba en todos los encuentros que celebrábamos en la Real Academia de Gastronomía. El último, hace apenas un mes, no hacía presagiar la triste noticia que hoy comunicamos.
Descansa en paz, querido Víctor.