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Un impuesto a los eructos de ovejas y vacas para combatir el cambio climático

En su lucha contra la crisis climática, Nueva Zelanda quiere que los agricultores paguen por las emisiones del ganado. Es la primera vez que sucede en el mundo y los granjeros locales temen por el fin de las zonas rurales

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Un impuesto a los eructos de ovejas y vacas para combatir el cambio climático / Collage Hule y Mantel

Es la primera vez en la historia que se plantea una propuesta similar: el gobierno de Nueva Zelanda pretende establecer un impuesto a los ganaderos a partir de 2025 para paliar el efecto invernadero provocado por los eructos de vacas y ovejas. La primera ministra, Jacinda Ardern, ha declarado que “ningún otro país del mundo ha desarrollado un sistema para fijar precios y reducir las emisiones agrícolas, por lo que nuestros ganaderos se beneficiarán de ser los primeros en actuar". 

Otro de los argumentos del gobierno es que en este país de cinco millones de habitantes casi la mitad de las emisiones provienen del sector agrícola. En la actualidad, las cabezas de ganado "señalado" por sus emisiones de metano se divide en 26 millones de ovejas y 10 millones de vacas. El sector agrícola representa el 10% del PIB neozelandés y el 65% de los ingresos por exportaciones.

Los granjeros se oponen

Un "beneficio" del que habla Ardern no es vista como tal por los granjeros, quienes no han recibido la tasa con alegría, precisamente. Los afectados temen que la medida acabe de convencer a los que solo ven impedimentos para sus granjas, y que decidan dejar el sector para apostar definitivamente por la agricultura o la plantación de árboles. La asociación Federated Farmers, uno de los principales grupos de presión, se opone y denuncia que este proyecto puede terminar con las zonas rurales de Nueva Zelanda. El presidente de la asociación ha declarado que los agricultores venderán sus propiedades “tan rápido que ni siquiera se escuchará ladrar a los perros en la parte trasera de la (camioneta) mientras se alejan”. Además, el plan es todavía una idea abstracta, dado que el Ejecutivo no ha detallado el valor del impuesto al que se exponen y, sobre todo, cómo se pretende estimar o medir las flautulencias. 

Un impuesto que se devolverá al sector

La recaudación pionera será consultada con los agricultores durante el mes de noviembre. Por el momento, lo que sí asegura la primera ministra, Jacinda Ardern, es que el monto será devuelto a la industria en concepto de financiación para la investigación, la implementación de nuevas tecnologías, potenciar los bosques y el incentivo de los productores. “Este es un paso importante en la transición de Nueva Zelanda hacia un futuro con bajas emisiones y cumple nuestra promesa de poner precio a las emisiones agrícolas a partir de 2025 (...) La propuesta permite a los agricultores de Nueva Zelanda liderar la reducción mundial de emisiones, brinda una ventaja competitiva y mejora nuestra marca de exportación", dijo. El Gobierno, en cuya agenda para 2050 el objetivo es lograr neutralizar las emisiones contaminantes, tiene hasta finales de año para decidir cómo gravará esta pionera medida.