Explorar un lugar lleva a empaparnos, de la forma más aproximada posible, de su paisaje, su cultura y, por ende, de los aspectos diferenciales del producto y la gastronomía. Nada menos que el Nobel de Literatura José Saramago, que moró durante años en la isla de Lanzarote, nos transporta a su país en la exquisita narración de “Viaje a Portugal”, en la que ofrece al lector el auténtico rostro de una tierra de descubrimientos inagotables.La ciudad del Douro, Oporto, exhibe rasgos gastronómicos bien curiosos. Uno de ellos, sin duda, es esta francesinha, una suerte de “sándwich” que contrasta con otras particularidades coquinarias, principalmente las marineras.Es un plato sencillo y contundente, tradicional y de gran aceptación por los oriundos y, claro está, por los turistas que disfrutan de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, Oporto.Sabor intenso, materia prima muy básica (huevo, salchicha,…) con la que se consigue una combinación muy untuosa y sabrosa. Como matiz, destacar que en el corazón del vinho de Porto, en Pinhao, se elaboran una variante en la que se utiliza precisamente el vino en lugar de cerveza.