Felicià Bofarull i Dompe, cuarta generación del histórico restaurante Los Caracoles, situado en la calle Escudellers, en el barrio Gòtic de Barcelona, ha fallecido este 27 de abril a la edad de 88 años. Estuvo al frente del histórico establecimiento desde 1955 y hasta 2006, ofreciendo a sus comensales excelente gastronomía tradicional y, como no, sus famosos caracoles.
Así lo ha anunciado la familia en un comunicado y ha recordado que Felicià "había dedicado toda su vida a mantener el legado que, como cuarta generación, recibió de manos de sus antecesores, los icónicos Antonio y Ramon Bofarull i Pujol, dirigiendo el histórico restaurante Los Caracoles junto a su hermano, el ya fallecido y reconocido Agustí Bofarull i Domper".
La historia de Los Caracoles
Los Caracoles es todo un emblema de la restauración barcelonesa, siendo el segundo restaurante en activo más longevo en la ciudad, mientras que los Bofarull son una de las sagas de restauradores más antiguas de la ciudad, al mando de esta casa desde 1835.
Tal y como reza el comunicado, Felicià Bofarull ha sido un restaurador de carácter, que ha sabido mantener la tradición y su esencia, heredada de sus tres generaciones precedentes, con justo equilibrio con la modernidad y los gustos y necesidades de la clientela de hoy en día, mucha de ella de procedencia internacional.
Sus orígenes se remontan al 1835, año en que Agustí Bofarull y su esposa abrieron un ultramarinos en la calle Nou de Sant Francesc. El negocio floreció por el comercio internacional y pronto, con el crecimiento del tráfico marítimo, se convirtió en casa de comidas a manos de la segunda generación, Felicià Bofarull i Pujol: puso taburetes y empezó a servir platillos, entre ellos, el de caracoles.
Adquirió tal fama este plato que popularmente se bautizó a Can Bofarull como Los Caracoles y esta nomenclatura se oficializó en 1915. Con la adquisición del piso de arriba, la apuesta de Felicià Bofarull fue la de dar un paso más y convertirse en restaurante: se inicia entonces, en 1934, una etapa dorada.
En ello le ayudan sus dos hijos, Antoni y Ramon Bofarull, que adquieren el local contiguo, ocupado por un estanco, y en plena calle instalan una cocina, cocinando en vivo platos tan suculentos que provocarían largas colas en la vía pública, dificultando el paso. Por orden municipal, los “pajaritos”, cabezas de cordero y cazuelas de cap i pota se trasladan al interior, llevando más allá una visión pionera del show gastronómico: instalando en su fachada un asador a la vista de leña, una revolucionaria rôtisserie.
Tras la Guerra Civil, los hermanos Bofarull, Antonio y Ramon (apodado “El marquesito”), llevan a Los Caracoles a la excelencia y a la fama: a sus mesas llegan carnes y pescados, mariscos, zarzuelas y suquets cocinados por Ramon desde su vistosa cocina a la vista, de leña, que aún es epicentro de sabrosos platos en la actualidad.
Ilustres comensales
Desde la sala, Antonio recibía las cada vez más numerosas personalidades nacionales e internacionales que querían vivir la experiencia en Los Caracoles: Pruna, Miró, Picasso y Dalí (en el apartado cultural); Ava Gardner, Burt Lancaster, Errol Flynn, Bing Crosby o John Wayne (en el de farándula internacional); Julio Iglesias, el Pescaílla, La Chunga o Carmen Amaya (en el de artisteo nacional) o médicos como Puigvert o los Barraquer.
Ese Los Caracoles, refugio del mundo cultural y social, fue imán de gourmets de todo el mundo. Un legado único en la ciudad que la quinta generación, con los hijos Ramon y Aurora Bofarull i Vidal y la sobrina Cristina Bofarull Morales, mantiene desde que asumieran la plena gestión del restaurante, tras la retirada de Felicià del día a día en Los Caracoles hace 15 años.
En las paredes del restaurante se puede observar la historia de esta saga, en la que las personalidades que la han forjado comparten imagen con celebridades de todos los ámbitos: Catherine Deneuve, Charlton Heston, Robert de Niro, Eric Clapton, Jacques Chirac o el, por aquel entonces, el príncipe de Asturias Felipe de Borbón.
