El Día Mundial del Agua, que se celebra el 22 de marzo, llega este año en un contexto marcado por la sequía, derivada de la crisis climática, y las protestas del sector agroalimentario ante las subidas de precios que hacen inviable la rentabilidad de muchas explotaciones agrícolas y ganaderas.
La jornada quiere reivindicar este año el valor del agua subterránea, como recurso que conviene cuidar, ya que, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), abastece de agua dulce a la mitad de la población mundial y representa el 43% del agua utilizada para el riego.
Soluciones de futuro
En Cataluña, en concreto, las últimas precipitaciones no han conseguido revertir la sequía hidrológica, que mantiene los embalses al 54% de su capacidad, un porcentaje que se ha cristalizado en los últimos meses y que asfixia al sector agrícola. "Sin agua, con los precios disparados y con un grave problema de relevo generacional, el sector agrícola no pasa por su mejor época", ha declarado Ignasi Servià, secretario de la comisión del Agua del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Cataluña.
"El problema es que nos hemos dado cuenta de la importancia del agua cuando ha llegado una sequía, y nos podríamos haber avanzado a las consecuencias que estamos viviendo", ha añadido el agrónomo. Entre las soluciones, se contempla una mayor apuesta para la tecnificación y digitalización del riego que vaya de la mano de unas infraestructuras que permitan aplicar el agua de forma eficiente.
Cambio de riego o de cultivo
"Si un agricultor tiene una parcela arcillosa, puede conseguir una eficiencia alta regando por inundación, mientras que si dispone de una parcela arenosa el riego debe ser menor pero más frecuente y mediante sistemas de gota a gota o riego por aspersión", ha especificado el experto. Esta mejora en la gestión del regadío, ayudaría a evitar situaciones como los cambios de cultivos a los que se ven arrojados los agricultores catalanes que, según Servià, "están reduciendo el ciclo del cultivo del maíz, un producto indispensable para alimentar al ganado, y están optando por el cultivo de girasol, que requiere menos agua".
En vistas al futuro, Servià ha subrayado que "deberemos acostumbrarnos a los valores pluviométricos extremos" y que, ante las olas de calor provocadas por el cambio climático, "hace falta llevar a cabo un replanteamiento del agua que se destina a los cultivos".