Cuenca será la Capital Española de la Gastronomía en 2023, tal y como ha anunciado el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y cogerá el relevo de Sanlúcar de Barrameda, que ha ostentado la distinción durante dos años a causa de la pandemia. El título se hará efectivo el 1 de enero de 2023, momento en el que comenzará el desarrollo del programa de actividades que busca potenciar los atractivos de Cuenca como destino gastronómico.
Con el lema ‘Cuenca Deliciosa’, la candidatura se ha impuesto por unanimidad en la votación a Oviedo y Pontevedra, que aspiraban también a esta capitalidad. El evento está impulsado por la Federación Española de Hostelería (FEHR) y la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET) y busca promover, a nivel nacional e internacional, la gastronomía como un atractivo turístico en España.
A la tercera va la vencida
Los miembros del jurado, constituido por personalidades del mundo institucional, la gastronomía, el turismo, la hostelería y la comunicación, han destacado “la rica y diferenciada oferta gastronómica de las tres ciudades participantes, aunque el Jurado quiere valorar la constancia y el tesón de Cuenca demostrados al optar a esta nominación por tercera vez”. “La ciudad castellano manchega se ha ganado a pulso la confianza del jurado y ha demostrado su perseverancia en ser elegida. A la tercera ha sabido convencer”, añade el dictamen.
Además de las Casas Colgadas, de la ciudad histórica amurallada, los rascacielos del barrio de San Martín o los tesoros naturales de la Serranía, Cuenca, que es una de las quince ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, muestra una potente oferta gastronómica. Así, hace gala de una variada despensa, un legado de tradiciones culinarias y nuevas propuestas de vanguardia como la de Jesús Segura, al frente de Trivio, el único restaurante con estrella Michelin de esta capital.
Una despensa propia
De hecho, en su candidatura, tal y como han indicado desde la organización de la Capital Española de la Gastronomía, se ha destacado su cocina tradicional, austera y sencilla, “en total conexión con el entorno natural y monumental, su vínculo estrecho con una despensa basada en los productos de calidad y con sello de Denominación de Origen”.
También se ha hecho referencia a señas de identidad propia como el morteruelo pastoril, el ajoarriero, los zarajos, las migas manchegas, el pisto o el atascaburras, así como a otros ingredientes de su despensa como la trucha del Júcar, fresca o ahumada, el universal queso manchego, los hongos, setas y níscalos o las carnes de caza: gamo, corzo, jabalí, codorniz, perdiz, etc.