El Café Central, la histórica cafetería que inventó unos peculiares nombres para pedir esta cotidiana y popular bebida en sus diversas formas, echa el cierre este domingo en Málaga tras más de un siglo de vida y deja un sabor amargo a vecinos y turistas con numerosas experiencias y anécdotas en este mítico establecimiento.
Los primeros vestigios que se tienen de la existencia del local datan de 1920 gracias a la publicidad de una revista turística de la época. Sin embargo, no fue hasta 1954 cuando el empresario Pepe Prado adquirió tres céntricos establecimientos de cafetería cercanos entre sí y los fusionó, permaneciendo únicamente el que estaba entre los tres.
Prado cambió la manera de pedir un café en Málaga. Desde entonces, las opciones son un “solo”, un “largo”, un “semilargo”, un “solo corto”, un “mitad”, un “entrecorto”, un “corto”, un “sombra” y una “nube”, en relación a la cantidad de café que querían los clientes. En este local es incluso posible pedir un “no me lo ponga”.