El británico Norman Foster es uno de los llamados "arquitectos estrella" que en las últimas décadas ha transformado con sus edificios la fisonomía de ciudades alrededor del mundo. Su más que reconocida trayectoria, que le ha valido entre otros el Premio Pritzker, es objeto ahora de una retrospectiva que le dedica el Centro Pompidou de París —abierta hasta el 7 de agosto— y que reúne maquetas, dibujos y prototipos de algunos de sus proyectos más icónicos. Como el Carré d’Art (Nîmes), el Aeropuerto Internacional de Hong Kong, el Viaducto de Millau (Francia) o el Apple Park (Cupertino, Estados Unidos), así como un edificio que se encuentra en España, en concreto en Gumiel de Izán (Burgos): el de Bodegas Portia, una bodega de Familia Martínez Zabala.
Soluciones a necesidades vinícolas
Esta fue la primera bodega construida por el estudio Foster+Partners —y la séptima de Familia Martínez Zabala— y fue inaugurada en 2010, convirtiéndose en un icono de la arquitectura del mundo del vino, con una impresionante estética y arquitectura centradas en un diseño de trébol. Un proyecto que iba más allá al implementar soluciones arquitectónicas y constructivas a demandas enológicas que mejoraron el proceso de recepción de uva y de elaboración y crianza de los vinos de Bodegas Portia, laureados internacionalmente.
Así, una carretera por donde transitan vehículos cargados de uva accede hasta el tejado del edificio, haciendo posible que lleguen al depósito utilizando la gravedad como ayuda. El movimiento del vino para seguir sus diferentes fases en el interior sigue una óptima circulación.
Las distintas necesidades de cada fase de elaboración del vino (la fermentación en depósitos de acero, el envejecimiento en barricas de roble y, finalmente, la armonización y afinamiento en botella) fijan los tres volúmenes del edificio, que están controlados por un centro de operaciones situado en el corazón del edificio. Las alas que albergan la bodega con las barricas y botellas se encuentran parcialmente hundidas bajo tierra, proporcionando las condiciones más favorables para el envejecimiento del vino. El ala de fermentación, por su parte, está expuesta, permitiendo así la expulsión de dióxido de carbono.
Foster y la Familia Martínez Zabala
La Familia Martínez Zabala siempre ha apostado por el desarrollo arquitectónico en el mundo de las bodegas. Hace más de 30 años construyó Bodegas Campillo, precursor en España del concepto de bodega rodeada de viñedos, trasladando así el concepto de château a la tierra del Rioja.
Ahora han dado un paso más en su relación con Foster+Partners, con quienes ya han desarrollado El Legado de Bodegas Faustino, un proyecto que se convertirá el complejo arquitectónico más innovador y sostenible a nivel mundial alrededor del vino y un referente en el sector, construido en Oyón (Álava).
Presentado el pasado mes de abril, el proyecto incluye una serie de intervenciones que comprenden desde la actuación en las instalaciones existentes hasta nuevas zonas para visitantes, siendo el principal foco un nuevo edificio. Albergará experiencias alrededor del vino, el viñedo, la naturaleza, la arquitectura, la cultura y la innovación y sostenibilidad, y cuenta con una parte que ya se puede visitar.
Foster remarcó: “Este es un proyecto sobre la experiencia del visitante, y no solo la creación de un edificio nuevo, que permite que el invitado pueda imbuirse con los viñedos de Bodegas Faustino. Un proyecto que denominamos ‘Energía Plus’, ya que el edificio central solo consume el 20% de la energía que genera y el resto alimenta a las restantes instalaciones de Bodegas Faustino. Todo ello a través de la integración de tecnologías innovadoras en todas las instalaciones, con lo que conseguimos que Bodegas Faustino sea 100% autosostenible energéticamente hablando”.