Desde que saltó la noticia de que el Bar Pinotxo, una de las paradas más emblemáticas del Mercado de La Boquería de Barcelona, había cambiado de responsables muchas han sido las especulaciones y los comentarios en medios y redes sociales. No es para menos, porque Joan Bayén, de 89 años y popularmente conocido como "Juanito", que ha estado durante más de siete décadas al frente de este establecimiento, es toda una institución en el mercado y en la gastronomía barcelonesa. Hemos hablado con Òscar Ubide, gerente de La Boquería, para confirmar qué se sabe, de momento, y qué hay de cierto en todo ello.
Ubide explica que, de entrada, "solo sabemos que nos llega un comunicado del Instituto de Mercados de Barcelona donde dice que se ha aprobado este traspaso y que a partir de ahora el concesionario de esta parada es otra persona". El gerente confirma además algo ya conocido, que "Juanito" está jubilado y que la gestión del Bar Pinotxo pasa ahora a manos de los propietarios del Bar Central, también en La Boquería, y no a los sobrinos de Bayén, a pesar de ser los que ahora se encargaban del día a día del emblemático bar.
¿Disputas familiares?
"No sabemos lo que han pagado, ni si se seguirá llamando Pinotxo, ni si el nombre está registrado, ni si estaban enfadados entre ellos… eso son cosas de familia, cada uno sabe lo suyo", apunta el gerente y reitera que el mercado quiere mantenerse al margen de polémicas. Y es que algunos medios han publicado que el origen de la decisión de Bayén habría sido una disputa familiar con sus sobrinos y que una discusión habría precipitado la decisión de vender el negocio.
"No tengo ni la documentación ni el conocimiento para afirmar nada, tampoco hemos hablado con ellos. No sé más. Otra cosa es la percepción que yo pueda tener, pero me la guardo para mí porque no son hechos demostrables", afirma Ubide. "Si el Instituto de Mercados ha aprobado el traspaso entendemos que es legal y que si hay que llevar algo a juicio ya es cosa suya, de los sobrinos".
Alma o solo cara visible
Desde el mercado sí que quieren reconocer y agradecer "el trabajo que ha realizado en estos más de 70 años" y están pensando en cuál será la mejor fórmula para hacerlo —aunque ya hace unos meses le dedicaron un homenaje dentro de su ciclo El Consejo de Sabios—. "Nos da mucha pena que "Juanito" se vaya porque es un emblema del mercado, pero tiene casi 90 años, un día u otro tenía que retirarse", apunta el gerente y recuerda que lo de los traspasos y las jubilaciones es algo "que nos pasa mensualmente, aunque en este caso nos sepa más mal" por todo lo que ha supuesto esta figura.
He aquí otra polémica: ¿Era "Juanito" realmente el "alma" del bar Pinotxo? Algunos restauradores y profesionales del sector lo han puesto en duda. Uribe tiene su opinión: "Mientras ha podido —a excepción de los momentos en los que ha tenido problemas de salud— ha estado cada día en el mercado, pero no ha cocinado nunca. Él estaba en su rincón haciendo los cafés. Antes cocinaba su hermana, Maria; cuando se jubiló lo cogió Albert, el hijo de Maria; y ahora cocinaba Jordi, otro sobrino. ¿Quién es el alma? Si el alma es quien cocina, "Juanito" no lo ha sido, ha sido la cara visible y el personaje entrañable. No sabía hacer ni un huevo frito, pero tenía este don de gentes que lo ha hecho famoso".
¿Qué cambios habrá?
Los responsables del Bar Central, y nuevos propietarios de la emblemática parada, han explicado a Ubide "en una única y primera conversación de pasillo y de manera informal" que "quieren continuar haciendo lo que se hacía en Pinotxo, platos de mercado, y sin tocar los precios". Desde el mercado tienen plena confianza y afirman que les gustaría que "fuera por buen camino, no solo por ser un bar si no por todo lo que representa". A día de hoy, la parada del Pinotxo tiene la persiana bajada y no se sabe la fecha de apertura, tampoco si harán obras, etc.
Las obras que sí siguen avanzando son las del cambio de pavimento del mercado, que han empezado su segunda fase, la que afecta a las paradas del lado mar. "Va sobre ruedas, estamos muy contentos con el cambio, nos gusta mucho como ha quedado. Y estamos cumpliendo los plazos y solventando los problemas que van surgiendo, estamos en un espacio que tiene cerca de 200 años y a la que se pica un poco siempre aparecen sorpresas bajo tierra, aunque no hablo de arqueología", bromea el gerente.