Vilaplana Catering se ha hecho con la concesión de los espacios de restauración del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), incluyendo el actual restaurante Òleum y los servicios de catering que se ofrecen en eventos, tal y como ha podido saber Hule y Mantel.
Un negocio que durante los últimos años ha estado en manos de Singularis y que hace unos meses salió a concurso para que una nueva empresa se hiciera con esta licitación. No hay por ahora una fecha para el relevo gastronómico ni tampoco una comunicación al respecto, pero todo apunta a que el elegido será el chef Albert Raurich.
Más de 40 millones de facturación
El negocio es aparentemente mucho más jugoso de lo que cabría pensar porque, según los datos que publicaba Metropoli Abierta, hablamos de una facturación neta de más de 40 millones de euros en siete años y que incluye no solo las cafeterías y restaurantes sino el auténtico filón: los servicios de catering para fiestas y eventos que alquilen los espacios del museo.
Fichar un cocinero de renombre para asesorar el restaurante principal del Museu Nacional d'Art de Catalunya es parte de la propuesta de Vilaplana, ganador de esta licitación pública por la que, según los datos de Metrópoli Abierta, el museo cobrará un mínimo de 100.000 euros anuales y un canon de entre el 10 y el 15% de la facturación.
La transformación de Òleum
Albert Raurich (Dos Palillos, Dos Pebrots) es una de las bazas de Vilaplana para esta operación. Cabe suponer que se tratará de una asesoría y que en ningún caso afectará al resto de negocios del cocinero. Lo que sí parece decidido es el cambio de nombre para el restaurante principal del museo, que dejaría de llamarse Òleum y estaría en búsqueda de otra denominación.
Desde 2016 y durante unos años Fina Puigdevall (Les Cols) se ocupó del restaurante, ubicado en el antiguo Salón del Trono del Palau Nacional. Un lugar privillegiado y con unas vistas increibles de la ciudad que juegan a favor de cualquier propuesta que se ubique aquí. Pese a ello, es verdad que durante mucho tiempo siempre ha sido un lamento repetido en los círculos gastronómicos de Barcelona que el lugar estaba desaprovechado.
Algo que, suponemos, Raurich tratará de solventar. Aunque la elección puede sorprender a quienes se fijen en la parte más oriental del chef y su Dos Palillos, no hay que olvidar que en el restaurante Dos Pebrots, ubicado en el barrio del Raval, llevan años, desde su apertura en 2016, con la cocina histórica como hilo conductor.
Así lo explican ellos mismos, que describen el restaurante como "un proyecto que pretende revisar, contextualizar y reinterpretar los orígenes de la mediterránea a través de las cocinas de las diferentes civilizaciones que hemos tenido el honor de poblar sus costas".
Sin duda, un enfoque que parece más cercano al Museu Nacional d'Art de Catalunya que la cocina nipona de Dos Palillos, aunque la propuesta del futuro restaurante bien podría dejar a un lado una temática concreta y simplemente ofrecer una cocina de temporada y mercado con el toque personal de Raurich como gran baza.
Contactados por este medio, ni el cocinero ni la empresa han querido pronunciarse al respecto. Cabe suponer que la nueva empresa concesionaria todavía prefiere no anunciar sus planes respecto al Museu Nacional d'Art de Catalunya.