Las ventas y los precios del bacalao por la Semana Santa han subido este año en España y en otros mercados europeos, con el impulso de la recuperación hostelera y, de fondo, por las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania. Los armadores, las industrias y los importadores han constatado que el comercio del pescado más típico de la gastronomía de vigilia remonta hasta niveles previos a la pandemia. La Semana Santa y la cuaresma concentran un 40 % del consumo anual de bacalao en España, según la Asociación de Fabricantes y Salazones (Anfabasa).
España tiene una flota bacaladera de cuatro buques y cuenta con una industria de 40 empresas que lo transforman y también lo exportan, congelado o salado. A escala internacional, los mercados están condicionados por el impacto de la guerra y las sanciones contra Rusia. Pero Rusia no vende bacalao en el mercado español y además, las medidas de la Unión Europea (UE) contra Moscú no afectan a los envíos de la especie.
Origen y exportaciones
Los orígenes más comunes del bacalao consumido en España son Noruega, Islandia e islas Feroe; en cuanto al elaborado o en salazón, el principal proveedor es Países Bajos, según Anfabasa-integrada en la patronal conservera Anfaco-. Las exportaciones españolas de bacalao y salazones en 2021 bajaron un 3 % en valor, hasta 98,51 millones de euros, con Portugal, Francia e Italia como destinos más destacados, de acuerdo con Anfabasa.
Las importaciones cayeron un 16 % en volumen y subieron un 2 % en valor, hasta 364,7 millones. “La percepción del consumidor europeo por el bacalao crece al incrementarse el valor; tras la pandemia y la reorganización de las cadenas logísticas globales, el mercado ha vuelto a su equilibrio previo”, según han explicado fuentes de Anfabasa. Las perspectivas hosteleras de estos días han hecho albergar a la industria “esperanzas” de que se consolide esa recuperación después de la Semana Santa.
Impacto de la inflación, también en el potaje
El presidente de la Asociación de Armadores de Buques de Pesca de Bacalao, Agarba, Iván López, ha declarado que en el Reino Unido, donde el bacalao integra el popular plato de fish and chips (pescado y patatas fritas), los precios se han recuperado con la salida de la covid-19 y “las ganas de los británicos" de volver a consumir.
El bacalao capturado por barcos españoles se vende en el Reino Unido (70 % del total), en Alemania y en Países Bajos. Para la flota española el mayor desafío son “las cuotas”, según López, en relación a las negociaciones entre la UE y Noruega en caladeros compartidos. Tanto la industria como Agarba han mostrado preocupación por la inflación y el mantenimiento del poder de compra de los consumidores.
Los jóvenes adaptan la tradición
El director en España del Consejo de Productos del Mar de Noruega, Bjorn-Erik Stabell, señala que la Semana Santa era tradicionalmente importante para las ventas del salado, pero en los últimos 25 años el consumo en fresco está subiendo. Esto prueba, según Stabell, que las familias jóvenes mantienen la tradición gastronómica pero en un formato más fácil de preparar.
Aunque la ventas del bacalao “skrei” son ligeramente inferiores al año pasado, por el mal tiempo en Noruega y el impacto de la huelga del transporte en España, los operadores prevén una facturación del primer cuatrimestre superior a la de 2021. Entre enero y marzo, las expediciones de bacalao noruego a España alcanzaron 46,8 millones de euros (un 53 % más), las de skrei 35,4 millones (-2,7 %) y las de bacalao salado 34,4 millones (+24,2 %).
Efectos de la guerra
Stabell señala que es difícil evaluar el impacto de la guerra, porque Rusia es un gran exportador de bacalao al Reino Unido, a la UE y en menor volumen a EEUU; las sanciones del Gobierno de Washington impiden a Rusia venderlo a ese destino. Desde marzo, la UE --en colaboración con el G7 y otros socios-- ha dejado de aplicar el estatus comercial de nación “más favorecida” a Rusia. Pero esa medida, según Anfabasa, no ha supuesto un incremento de aranceles a las importaciones rusas, sino un conjunto de sanciones que comprenden prohibiciones y “a fecha de hoy el bacalao no es uno de los productos afectados”.
Anfabasa ha señalado que al valorar los efectos de la guerra hay que tener en cuenta “un contexto más amplio, a fin de mantener la capacidad de negociación de la UE en la gestión de caladeros con Rusia y el equilibrio con Noruega" y, por ello, las medidas deben ser progresivas y enfocadas en la "construcción de acuerdos", junto a una protección del abastecimiento e intereses europeos.