Asturias es tierra de sabores y, por eso, los productos nacidos de su huerta, sus húmedos bosques o el bravo Cantábrico cotizan al alza en las mejores tiendas gourmet. La cercanía con los elaboradores, así como el hecho de poder conocer su historia y estilo de vida a través de catas o visitas, dará una visión global de su producto autóctono más allá de los atractivos turísticos de la región.
Si has viajado por estas tierras, antes de volver a casa, no te olvides de llevarte algún souvenir gastronómico. Con estas cinco propuestas, listas para degustar, podrás recordar Asturias a través de sus sabores.
Queso Los Beyos (Picos de Europa)
Nacido en las entrañas del Parque Nacional de los Picos de Europa, el queso de Los Beyos nos transporta a la rudeza del desfiladero que lleva su nombre, entre los concejos asturianos de Ponga y Amieva, así como el leonés valle de Sajambre. Menos conocido que sus hermanos —el cabrales o gamonéu—, este queso saca pecho con Indicación Geográfica Protegida propia. Elaborado con leche cruda o pasteurizada de vaca, oveja o cabra, pero nunca mezcla.
Artesanía láctica de pequeño tamaño y una tez entre blanquecina y ocre, es perfecto para largas horas de viaje dado que se presenta en atmósfera protectora. Es posible encontrarlo en los principales mercados y tiendas de productos tradicionales de Cangas de Onís, Arriondas o Cabrales así como en su propio festival, a comienzos del verano.
Conservas Eutimio (Lastres)
Lastres es sinónimo de esencia marinera, mercantes e hilanderas. También de fondas con magia y conserveras de gran trayectoria. Huele a rabas, salsa verde y volandeiras. Con nombre propio, Casa Eutimio lleva la excelencia entre fogones a su línea de conservas. Desde 2005 es posible saborear un trocito del Cantábrico a través del bonito y anchoas de la propia rula.
Y si alguien ha quedado enamorado de les fabes de la casa, Conservas Eutimio las ofrece en sencillos packs perfectos para rememorar Asturias en las comidas de domingo. Garbanzos con bacalao y centollo, los patés de merluza y anchoa o de sugerente pastel de bonito con jamón y algas muestran la capacidad de regeneración de esta humilde fonda del puerto.
Pastas de la confitería Campoamor (Arriondas)
Arriondas es, por méritos propios, la capital del piragüismo en Asturias. Junto a su vecina Ribadesella, esta localidad a los pies de los Picos de Europa y la sierra del Sueve es epicentro de una de las fiestas deportivas más conocidas a nivel nacional. Quienes visiten la localidad a orillas del Sella no podrán irse sin probar las pastas de la Confitería Campoamor.
Esta confitería con solera permanece inalterable como salón de té desde el siglo pasado, modernizando su obrador y trasladándose a un polígono industrial cercano. A pesar de ello, la esencia se mantiene y sus pastas de mantequilla gustan por igual a pequeños y mayores. Cuenta con otra gama de productos, como las pastas de manzana, almendra o avellana. Es posible comprarlas en la propia confitería, y encontrarlas en los lineales de los principales hipermercados del país.
Cafés Toscaf (Peñaullán)
¿Café en Asturias? ¡Por supuesto! La pequeña aldea de Peñaullán, en Pravia, es conocida por dos motivos. A sus restos del castro prerromano se une una interesante industria cafetera, que bebe de aquella Pravia indiana, y que nació en 1954 para satisfacer la alta demanda de tostadores de café en Asturias.
Cafés Toscaf cuenta con varios sellos y certificados que confirman su apuesta por la producción sostenible y ecológica. Pertenecen al Círculo RECICAP, con más de veinte cafeteras que cuidan el medio ambiente y la economía sostenible a través del reciclaje de cápsulas usadas. Su gama de productos abarca desde los tradicionales tostados hasta creaciones en grano, molido o solubles. Interesante, también, su línea de infusiones. Un recuerdo diferente, sin duda, del Principado.
Miel La Puela (Cangas del Narcea)
Existen tantas mieles de calidad en Asturias como pueblos con encanto. De hecho, desde este mismo año, la miel asturiana cuenta con sello de Indicación Geográfica Protegida, permitiendo apostar por la calidad y la continuidad de un sector bastante olvidado en la región.
Nacida en el corazón del Narcea, entre osos y vinos con chispa, Miel La Puela es una de las empresas con más altura de miras a la hora de ofrecer sus productos. Lejos queda esa imagen vaga y algo vasta de producción rudimentaria: efectivos packaging de degustación y una interesante gama de productos hacen que sea una de las más reconocidas dentro y fuera del Principado, obteniendo medallas de platino y oro en el London Honey Awards 2021. Su capacidad para trasladar la esencia de los castaños, robles y milflores de la Reserva Natural a sus frascos, que poseen doble certificación de origen cien por cien botánico, conquista.