La sorprendente crema de cacahuete 'made in Barcelona' que elabora una pareja de neozelandeses

Cuando pruebes esta crema de cacahuete, elaborada artesanalmente por Bri y Zander, te transformarás en un auténtico 'peanut butter man'

Txaber Allué, "El Cocinero Fiel", autor de Hule y Mantel

Comunicador gastronómico

Guardar

La crema de cacahuete de The Buttery elaborada en Barcelona / Txaber Allué
La crema de cacahuete de The Buttery elaborada en Barcelona / Txaber Allué

Un Brat Pitt de 34 añitos deambula por la mansión de William Parrish en la película ¿Conoces a Joe Black? (1998), interpretando, nada más y nada menos, que a la Muerte. Con el gesto del que está incómodo en su propio cuerpo, llega a la cocina y sorprende al mayordomo preparándose una rebanada de pan de molde con crema de cacahuete. Le ofrece probarla y el resto es historia.

Todos recordamos la forma extraña y placentera en la que Joe Black disfruta de dos cucharadas de crema de cacahuete, con ese detalle imprescindible del mayordomo, ofreciendo una limpia para la segunda cucharada y así evitar meter una chupada en el frasco. Así, Joe Black se convierte en un peanut butter man

Brad Pitt en una escena de la película '¿Conoces a Joe Black?' / Web
Brad Pitt en una escena de la película '¿Conoces a Joe Black?' / Web

La marca de la crema de cacahuete de la película es Laura Scudder, que no está mal, es un 99% de cacahuete y el resto sal. El mayordomo afirma que es mejor que la de Skippy y la de Jiff. No es de extrañar, la primera lleva, además de cacahuetes tostados, azúcar, aceite vegetal hidrogenado y sal, y, la segunda, utiliza cacahuetes, azúcar, aceite de palma, sal y melaza.

Solo con los ingredientes ya sabemos que ninguna de las tres está a la altura de la que se elabora en Barcelona desde que una pareja de neozelandeses, que llevan más de 15 años en la ciudad, se animaron a producirla ellos mismos, cansados de traerla de su país de origen. 

El proyecto barcelonés de dos neozelandeses

La crema de cacahuete de The Buttery elaborada en Barcelona / Txaber Allué
La crema de cacahuete de The Buttery elaborada en Barcelona / Txaber Allué

¡Cómo nos gustan estas historias! Si el hijo de una pandero de pueblo sigue con la tradición familiar ofreciendo buenos panes, no pasa nada. Pero si un alto ejecutivo de las finanzas de la City londinense decide dejarlo todo y abrir una panadería en ese mismo pueblo, entonces nos volvemos locos. Así somos y debemos asumir que es algo ridículo, pero vamos con la historia que tiene miga.

Igual Brat Pitt empezó a cambiar las cosas, pero lo cierto es que aquí no tenemos una gran cultura de consumo de peanut butter y la consecuencia lógica es que la calidad de la crema de cacahuete que encontramos en el supermercado es regular tirando a mala. De ahí la frustración de Bri y Zander, los fundadores de The Buttery, cuando las probaron.

La primera solución fue traerla de casa. En Nueva Zelanda forma parte de la dieta habitual en desayunos y meriendas. Les duraba unos tres meses y sus viajes no eran muy habituales, así que decidieron hacerla en casa. Cuando la dieron a probar a amigos y conocidos, la respuesta fue tal que decidieron arremangarse y empezar a producir y comercializar su propia crema de cacahuete

La clave: materia prima y textura

Cacahuetes utilizados para elaborar la crema de The Buttery / Txaber Allué

Cacahuetes utilizados para elaborar la crema de The Buttery / Txaber Allué

¿Y qué la hace tan excepcional? Solo dos cosas: materia prima de calidad y textura. Suena fácil, pero es bastante complejo. La cosa empieza a mediados de los 70 en la Universidad de Florida, donde descubren una nueva variedad de cacahuete alto oléico.

Confieso que me interesa poco si es más o menos sano, pero lo cierto es que, además de que el resultado es más sabroso y duradero, el cacahuete alto oléico tiene grasas monoinsaturadas, que son de las buenas, como la del aceite de oliva virgen extra, que reducen el colesterol malo (LDL) y aumentan el colesterol bueno (HDL).

Y luego está la textura. Las dos categorías más habituales son la cremosa y la crujiente, pero hay muchas maneras de ser cremoso y muchas otras de ser crujiente. Puede ser más o menos espesa, más o menos empalagosa, con trozos más o menos pequeños y mejor o peor distribuidos. En The Buttery han trabajado mucho para llegar a ese punto dulce, probando varios proveedores de cacahuetes y diferente maquinaria. 

La crema de cacahuete de The Buttery elaborada en Barcelona / Txaber Allué
La crema de cacahuete de The Buttery elaborada en Barcelona / Txaber Allué

Pero no se quedan ahí, además de la cremosa y la crujiente, elaboran con miel, con chocolate negro y blanco y con semillas (chía, lino, cáñamo, calabaza y girasol). Y puestos a hacer cremas, se ha animado con variedades originales y muy sabrosas, de pistacho, de nuez de macadamia, de almendra marcona y de anacardo, todo un despliegue para el disfrute de todos aquellos a los que nos gusta untar. 

Elaboración de la crema de cacahuete y chocolate de The Buttery / Txaber Allué
Elaboración de la crema de cacahuete y chocolate de The Buttery / Txaber Allué

Granolas cargadas de energía 

No se vayan todavía porque aún hay más. Sus dos granolas, la Aoraki, con copos de avena, miel, almendras, anacardos, nueces pecanas, semillas de chía, de lino, de sésamo negro, de cáñamo, aceite de oliva virgen extra y sal marina; y la Pedraforca, con copos de avena, miel, crema de cacahuete con chocolate negro, almendras, anacardos, nueces pecanas, coco rallado, semillas de chía, de lino, de sésamo blanco, de cáñamo, aceite de oliva virgen extra, sal marina y canela molida, dan para subir un monte, ya sea nuestro Pedraforca o el mítico Aoraki que, dicen, sirvió de entrenamiento para la primera ascensión al Everest de Edmund Hillary y Tenzing Norgay.

La granola de The Buttery elaborada en Barcelona / Txaber Allué
La granola de The Buttery elaborada en Barcelona / Txaber Allué

Estamos muy lejos de los 3,5 kilos por persona y año que consumen los estadounidenses, pero con cremas de cacahuete de esta calidad, uno se lo plantea. Por motivos que no vienen al caso, en mi casa si se ha consumido una buena cantidad, así que me considero un peanut butter man.

De hecho, mis primeros recuerdos en la cocina están relacionados con esta maravilla. Los fines de semana, mis dos hermanas mayores y mi hermano pequeño madrugábamos y, como mis padres se quedaban en la cama, podíamos prepararnos el desayuno que nos diera la gana.

Con apenas seis años, cogía una rebanada de pan de molde y la untaba con margarina (ojalá pudiera decir que era una excelente mantequilla, pero no, era margarina) y la pasaba unos segundos por la sartén. Así quedaba blanda y flexible. En un extremo, ponía una buena cantidad de crema de cacahuete y la misma cantidad de mermelada de fresa y la enrollaba, quedándome un rollito de primavera de lo más rico y es lo que estoy disfrutando ahora mismo mientras escribo estas palabras, es mi madalena de Proust. 

Archivado en: