Una coca de corte imitando un helado para San Juan es algo muy loco, Dani, le digo al panadero. Tengo la suerte de llevar años gozando con las incursiones brillantes de Daniel Jordà a terrenos panarras inexplorados, pero me gusta jugar a hacerme el difícil. Arqueo una ceja y disimulo de lo que realmente siento. Es una impostura fugaz, me domina la curiosidad y el entusiasmo, pero intento disimular.
“Es una coca de tres sabores, y hemos querido que sea muy cremosa, tiene una textura muy cremosa, para que parezca que se funde al morder y masticar. Y la ponemos entre galletas de helado de corte. Y te estalla la cabeza porque visualmente ves un helado, pero luego es una coca”, me responde Jordà, “tu pruébala y ya verás”. Y la pruebo y estallo, claro.
Está buenérrima, es una barbaridad. Tengo un regreso a la infancia inmediato, el muy tuno la pone con barquillo y todo, para que la diversión del mordisco sea crujiente y total. Es una coca de San Juan rica, divertida y espectacular.
En la quinta edición de su coca solidaria el panadero de Nou Barris le ha dado otra vuelta de tuerca a la creatividad. Daniel Jordà es creativo desde que nació. Por eso cuando la vida le golpeó con el mayor de los reveses, su reacción fue luchar y seguir creando belleza en forma de panes y dulces masticados. Desde que en 2018, a Rita, su hija, le diagnosticaron un cáncer —hoy afortunadamente superado— Daniel y Manoli lucharon como lo que son, padres devotos.
Una coca cargada de solidaridad
De aquella lucha ha quedado una vibración, una empatía y una complicidad con los que actualmente sufren esas mismas circunstancias. Esta energía positiva le empuja cada año a colaborar con el Hospital Infantil Sant Joan de Deu donde a la familia Jordà le volvió a nacer la alegría y la esperanza.
“Cada campaña de Reyes y cada fiesta de San Juan, creamos un tortell y una coca solidaria. Con todo lo que recaudamos ayudamos al hospital. Hemos comprado máquinas, hemos ayudado en viajes para el tratamiento infantil a familias sin recursos, y este año el dinero se destina a potenciar la ayuda social que el hospital facilita a las familias”, nos cuenta Daniel. ”Cuando estás en tratamiento, el niño debe estar siempre a menos de 50 minutos del hospital, así que hay familias que se desplazan enteras a los alrededores y algunas de ellas no tienen recursos” y Barcelona es una ciudad cara.
Para muchos, ese esfuerzo es inasumible, un dineral. “El hospital cuenta con una red de casas donde las familias sin recursos pueden alojarse durante los tratamientos. También se dan tiquets de comida para los casos más extremos. Pues a ayudar en todo esto hemos dedicado la coca solidaria de este año”.
La recaudación se recoge a través de la web del hospital y a todos los que colaboran les llega la receta de las cocas solidarias y algunos consejos sobre cómo elaborarlas con éxito. En sus stories de Instagram también comparten la receta, pero nos recuerda Daniel que “no ponemos un precio fijo, pero es muy importante participar y ser solidario, cada uno en lo que pueda, pero todo esto tiene un objetivo además de que la coca esté rica: se trata de ayudar”.
Una coca inspirada en un helado viejuno
Cuando le preguntas a Daniel cómo surgió está idea de convertir en coca de San Juan un icono del verano viejuno nos cuenta que “hemos colaborado otros años con la heladería DelaCrem, que hace unos helados excelentes y, entre ellos, uno de coca de San Juan. Así que le dimos una vuelta de tuerca más a la cosa: ¿Seríamos capaces de hacer una coca evocando un helado?”.
Y aunque el mismo reconoce que en algún momento pensaron que se habían pasado de pantalla, lo cierto es que terminaron siendo capaces “para el campeonato de mejores cocas de Cataluña nos presentamos con esta idea. Tener tres sabores combinados, que cada uno por separado sea bueno y por eso una de las cocas sabe a vainilla, la otra a chocolate y la otra a cítrico, está hecha con yuzu”.
Daniel y su equipo glasean las cocas, lo que les da ese extra de ricura que tienen los donuts cuando son recién hechos y también añaden capas intercaladas de crema de canela y una ganache de chocolate. Esto no solo añade sabores que asociamos con las cocas de San Juan, también incrementa la sensación de cremosidad del muerdo hasta el infinito y más allá. Cuando le hincas el diente, la esponja parece fundirse. De verdad que es una sensación muy loca, vale la pena probar.
Dónde y cómo conseguir la coca corte y su receta
La coca corte se puede adquirir con reserva en el obrador de Panes Creativos, aunque la edición es limitada, se acaban enseguida porque no tienen capacidad de producir una mayor cantidad. En cambio, la receta se puede conseguir simplemente colaborando con una donación en la campaña del hospital. Daniel dedica horas y esfuerzos no sólo amasando y horneando. También se puede colaborar a través de cursos online, donde en esta campaña consiguieron 100 inscripciones para el curso que costaba 30 euros.
Daniel también cuelga en redes el proceso de elaboración y la receta de su coca. A cambio de la receta y consejos, sólo pide que quien quiera y pueda haga una donación directa a la web del hospital. “El primer año la hicimos a través nuestra web y fue una locura de trabajo, mi asesor quería matarme, porque son miles de operaciones de importes pequeños pero luego nos dimos cuenta que lo mejor y más transparente es que la gente done directamente al hospital. Por eso compartimos el link en nuestras redes y bueno, lo de colaborar es algo siempre voluntario, pero en mi opinión es lo más importante de todo este tinglado simpático que cada año montamos, tiene que servir para ayudar”.
La creatividad, un motor que nunca para
El proceso de la creatividad es constante, si le preguntas a Daniel cuánto tiempo les lleva cada coca de San Juan creativa te cuenta “en realidad nunca paramos. Con esta hemos estado meses. Empezamos con sabores de fresa y nata, usando chocolates artesanos y frutas, pero no se podía conseguir una fermentación homogénea, cada sabor tenía ciclos distintos y no podías conseguir tres cocas distintas perfectas, porque las ponemos en un molde separadas por las cremas y ahí fermentan y luego las horneas. Así que fuimos probando hasta conseguir los sabores actuales”.
El mundo de las cocas creativas estalló hace unos diez años, cuando Daniel creó su coca de mojito. Un hitazo que lo cambió todo un poco. Luego llegaría la coca de piña colada o la Gullermo Tell, hecha con manzanas. Hoy en día se hacen muchísimas variedades en centenares de pastelerías y panaderías.
También en los cursos online del panadero la comunidad panarra alrededor de Panes Creativos ha evolucionado en estos años. Son miles de personas que han aprendido y crecido cada año un poquito más. Si le preguntas a Daniel por esta evolución global en la variedad de las cocas, te responde con algo inesperado: “Lo más importante no es tanto que hay tanta variedad sino que se la coca ahora se hace mejor. Se acabó eso de hacer un brioche chungo y ponerle unas frutas por encima. Hoy se hace con mucho mimo en general, nos hemos puesto entre todos las pilas un poco. Actualmente muchos hacemos panettone en Navidad, que es el máximo esfuerzo y complejidad. Es la capilla Sixtina de la panadería, no puede ser que en Sant Joan nos conformáramos con hacer ‘un seis y un cuatro, la cara de tu retrato’”.
Detecto en su mirada orgullo de panadero y le pregunto si no tiene miedo de llegar a un límite en que no pueda superarse año a año. Piensa unos instantes y contesta: “Es cierto que a veces pienso cuando estoy dando los cursos online… ¿Y ahora que más les puedo contar o qué consejo les puedo dar? Porque ya son muchos años, hemos llegado a nivel experto. Pero en realidad siempre hay cosas, siempre hay trucos. No me da miedo, es un reto y ya está.”