En la Vall Major de Bovera, en la zona de Les Garrigues Altes (Lleida), conviven bosques mediterráneos, olivares centenarios y almendros cultivados en bancales de piedra seca. Un terreno escarpado que es uno de los campos de acción de la entidad sin ánimo de lucro Trenca.
Aquí han recuperado el olivar de montaña y elaboran un aceite de oliva ecológico con mucha historia detrás, mientras cuidan y protegen la fauna que vive en este ecosistema y conservan su patrimonio agrorural. Una tarea poco conocida, a la par que necesaria, que hemos querido descubrir más a fondo.
¿Qué es Trenca?
Trenca, una entidad con sede en Lleida, lleva más de veinte años dedicada a la conservación y la mejora de la biodiversidad y el patrimonio natural. Empezaron trabajando para proteger la trenca, un ave ibérica en grave peligro de extinción, colaborando con el Centro de Recuperación y Cría en Cautividad de Vallcalent (Lleida) en un programa de cría de este pájaro; y también lideran un proyecto de reintroducción del buitre negro en el Pirineo que está siendo un éxito.
Poco a poco fueron ampliando su labor hacia la protección de espacios naturales, como la Vall Major de Bovera, donde desarrollan el proyecto Olivar de Montaña y Biodiversidad desde hace unos quince años. Un proyecto que les ha llevado a recuperar y conservar construcciones de piedra seca como cabañas, aljibes y muros, un tipo de arquitectura tradicional considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, pero también el paisaje de la zona, con sus olivares centenarios y su bosque mediterráneo.
Reintroducción de la tortuga
No se quedan ahí en la protección del ecosistema, ya que también cuidan la fauna autóctona, primero lo hicieron con acciones como la colocación de cajas nido o la creación de balsas para anfibios y puntos de agua para los animales, y desde hace unos cinco años participan en un proyecto de reintroducción y refuerzo de población de la tortuga mediterránea en entorno salvaje, una especie amenazada que solo vive en algunos pocos puntos de Cataluña y el Levante español.
Las tortugas, que provienen del Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña (CRARC), se liberan en la finca de Trenca, en una zona cerrada. "Vienen de jardines de casas o del mercado negro y no saben vivir de manera salvaje, están habituadas a otro tipo de alimentación, por lo que se liberan en semi libertad y hacemos un mínimo control, con el objetivo que críen de manera natural en nuestras fincas. Estas crías posteriormente el CRARC las libera en los Parques Naturales porque ya están preparadas para vivir en ese entorno", nos cuenta Xavier Sucarrats, que forma parte del equipo de Trenca.
Aquí conviven con otra fauna salvaje autóctona como el águila cuabarrada, que también está en peligro de extinción, otros tipos de aves rapaces, fauna cinegética, aquella que puede ser objeto de caza, anfibios, abejas, zorros y los burros y cabras que ellos además utilizan para limpiar sus fincas, potenciando una agricultura ecológica y regenerativa que apenas hace uso de los tractores y de otra maquinaria.
¿Cómo nace Salvatge?
Para ayudar a financiar el proyecto, y no depender exclusivamente de subvenciones, en Trenca se plantearon la creación del aceite Salvatge, recuperando los olivos centenarios de las tierras que ellos gestionan en propiedad y en acuerdo de custodia con otros propietarios de la zona, en total unas 40 hectáreas productivas. "Estaban abandonados, se limpiaron, se podaron —actualmente siguen el sistema de poda natural de Tomàs Llop— y se pusieron en producción, pero fue un proceso muy lento porque no lo hacemos con químicos, dejamos que cada año la naturaleza haga su trabajo", apunta Sucarrats.
El aceite les sirve, además, para lanzar un mensaje y dar visibilidad a su proyecto de conservación de la fauna, por eso no quisieron que su producción fuera limitada. Para conseguirlo, colaboran con la Cooperativa de la Granadella, que también elabora el aceite Degustus, y con otros productores de la zona, a los que compran aceituna ecológica a buen precio "a cambio de que hagan alguna acción para el medio natural". "De esta manera, también potenciamos el concepto de agricultura ecológica entre los agricultores", añade.
Un aceite para la biodiversidad
El resultado es un aceite de oliva virgen extra ecológico de alta calidad, elaborado artesanalmente. Recogen el fruto a mano para respetar los olivos, el aceite se extrae en frío menos de 12 horas después de la cosecha solo con procedimientos mecánicos para conservar aromas, sabores y antioxidantes. Es un aceite ligeramente denso, de color verde herbáceo intenso y muy afrutado. "No es 100% arbequina porque, entre los olivos, hay algunos muy antiguos y son variedades de la zona, pero eso le da un toque especial y diferencial".
"En la zona hay muy buenos aceites, nosotros lo que hemos buscado es darle un valor al nuestro", dice Sucarrats. Por eso han optado por presentarlo ayudándose de un packaging, pensado para el regalo y con una estética preciosa gracias a las ilustraciones del artista Toni Llobet. En sus envases, latas y botellas aparecen seis animales representativos que se pueden encontrar en un olivar cultivado como el suyo.
No falta la tortuga mediterránea, principal protagonista de su proyecto, también está la abubilla, el búho, el zorro —"en la agricultura es visto como un enemigo pero en realidad es un protector de la naturaleza, que se come a los más débiles y evita plagas", cuenta—, el burro —"un homenaje a estos animales que utilizamos para tener un control vegetal de la zona"— y la curruca cabicenegra, un ejemplo de los muchos pájaros que hay en estas fincas.
De momento, el aceite se puede comprar en su tienda online y en algunas tiendas físicas como Casa Gispert, en Barcelona y Terrassa, y en la bodega Castell del Remei, en Lleida, mientras siguen trabajando en ampliar los puntos de venta. También elaboran jabones artesanales y ecológicos, con los aromas de la montaña mediterránea, y defienden que consumiendo este aceite estamos cuidando la biodiversidad, el patrimonio, el mundo rural y la salud. No se puede pedir más.