Comer pato esta Navidad va a estar al alcance de muy pocos. El estallido de un nuevo episodio de gripe aviar en febrero de este año provocó el sacrificio de buena parte de las camadas reproductivas de patos, lo que dejó sin producción a las granjas y a los elaboradores de productos derivados. Los patos se han convertido en un bien especulativo y los pocos que han llegado aptos para su consumo a la temporada navideña han duplicado el precio respecto al año pasado. Diversos expertos nos cuentan por qué pagaremos este año el magret, el foie gras o el muslo de pato mucho más caro.
¿Cómo afecta la gripe aviar?
La gripe aviar es una enfermedad infecciosa que afecta no solo a las aves salvajes sino también a las aves destinadas a la producción ganadera. Las cepas de gripe aviar altamente patógenas pueden provocar la mortandad de una granja entera. ¿Cómo sucede? Un ave salvaje portadora del virus entra en contacto con otra doméstica, ya sea compartiendo un lago, en contacto con excrementos o por aire, y se inicia el contagio.
“Las cepas muy patógenas de gripe aviar en patos domésticos podrían provocar la muerte de personas que hayan estado en estrecho contacto con las aves infectadas. Las mutaciones de la gripe evolucionan de manera muy rápida y siempre convive el temor de poder saltar a escala humana y originar una catástrofe. Por eso, el impacto económico que supone esta enfermedad va más allá de otra epidemia entre aves", explica Rafael Molina, veterinario del Centro de Recuperación de Fauna de Torreferrussa (Barcelona).
Europa, ¿sin patos?
Así, cuando un ejemplar de una granja queda infectado no hay más remedio que sacrificar a toda la población. Y eso es lo que pasó a principios de este año en la zona más importante de Europa para la reproducción de patos destinados a consumo humano: Vendée y la región de Pays de la Loire. Desde ahí sale el 85% de la producción de patos del mercado europeo. Al romper la rueda de crecimiento natural por el sacrificio de millones de ejemplares de patos, la provisión de estas aves se ha interrumpido.
Sin patitos destinados a la cría y engorde para la elaboración de carne, foie gras y otros elaborados, las granjas españolas se las han visto y deseado para poder garantizar el suministro de producto a lo largo del año, y especialmente durante estas fiestas de Navidad, fechas en las que el consumo de pato se dispara.
El precio se duplica
La empresa Collverd, en Girona, es una de las granjas pioneras de España en la cría y engorde de patos y ocas. Sus famosos foies, reconocidos con varios galardones, son uno de sus emblemas. Marc Solà, su director general, reconoce que ha sido un año muy complicado: “En junio nos quedamos sin patos. Por suerte, en septiembre pudimos iniciar una nueva rueda de cría que nos ha permitido llegar a la campaña de Navidad. La demanda se ha mantenido pero nos hemos encontrado que todo aquel que ha tenido pato este año lo ha utilizado como arma especulativa. Por eso, ahora mismo el precio se ha disparado”.
En la Granja Goiburu de Urnueta (Guipúzcoa) venden pato en la misma granja y en el Mercado de San Martín de San Sebastián. Llevan meses avisando a sus clientes de que llegarían a Navidad con las existencias justas. Y así ha sido. Leire Tello, responsable de la granja se lamenta: “Somos una empresa familiar que hemos llegado hasta donde hemos podido. Sin patos no podemos ofrecer producto. Estamos vendiendo los pocos confit que nos quedan y los patés de conserva. El foie fresco o el magret hace semanas que están agotados”.
El futuro de las granjas en el aire
Esta incertidumbre provocada por la gripe aviar ha dejado en vilo a las explotaciones dedicadas a la cría de este ave. Marc Solà lo deja claro: “El futuro es una incógnita. Después del COVID y de este brote de gripe aviar, los productores están muy tocados. Antes, los brotes se daban cada diez años. Ahora, cada año podríamos vivir esta situación”. Desde Collverd saben que volver a generar toda una rueda de productora, con su genética seleccionada para ofrecer el mejor producto y características, es un proceso lento que muchas explotaciones no se pueden permitir a día de hoy. “Nos dicen que en 2024 podría llegar la vacuna contra la gripe aviar. Ojalá sea así”, sentencia Solà.
En la Granja Goiburu albergan la esperanza que el año que viene cambie el panorama por completo: “Nuestra explotación familiar no mira el futuro con pesimismo pero sí que somos conscientes que va a costar recuperarnos”, confirma Leire Tello.
