Asturias es sinónimo de fabada, de pote, de cachopo —en los últimos años— y, claro está, de sidra. Esta bebida fermentada de manzanas, que se escancia con maestría en todos los bares del Principado de Asturias, va acompañada de toda una cultura que, salvo imprevistos de última hora, será declarada Patrimonio Mundial Inmaterial de la Unesco en diciembre de 2024.
Aunque la sidra tiene una larga historia y no es una invención exclusiva de de los asturianos, esta región ha sabido hacerse con el trono. Sin embargo, la competencia comienza a surgir, y una de las más destacadas proviene de Cataluña.
La sidra catalana: dónde se fabrica
En Girona, donde los manzanos llevan décadas tiñendo de verde los paisajes del Baix Empordà, ha surgido una nueva apuesta que está revolucionando el mercado de las bebidas. Su nombre es Mooma y se anuncian como la primera sidra catalana.
Detrás de este nombre tan particular se encuentra la familia Frigola. Dedicada al cultivo de la manzana desde los años 60, sus integrantes han sabido transformar un reto en una oportunidad, creando una innovadora sidra con un alto valor añadido que ya ha obtenido reconocimientos internacionales.
Cuál es el origen de Mooma
La historia empieza en la finca Mas Saulot (Palau-sator, Girona), donde los Frigola habían había cultivado la tierra y criado ganado durante generaciones. En 2012, enfrentaron un desafío común en el sector frutícola: muchas de sus manzanas, aunque perfectas por dentro, no cumplían con los exigentes estándares estéticos de los supermercados.
En lugar de resignarse a desechar toneladas de fruta, Pau Frigola, representante de la última generación de la familia, decidió emprender un proyecto innovador y arriesgado: la producción de sidra. Con esta visión, en 2015 lanzaron al mercado la primera sidra Mooma, una iniciativa sencilla pero novedosa en una región sin tradición sidrera.
Hasta esa fecha la producción de sidra en Cataluña era más bien escasa, un terreno inexplorado. De allí que con su idea de aprovechamiento de la abundancia de manzanas de Girona y su deseo de dar valor a un producto local, los Frigola apostaran por esta bebida y los zumos monovarietales, elaborados exclusivamente con sus propias frutas.
En 2016 comenzaron a comercializar sus sidras y zumos, enfrentándose al reto de introducir una bebida poco conocida en la región. Para poder conectar con los consumidores, la familia no se quedó sólo en la producción y venta de estas bebidas, sino que abrió las puertas de su Mas Saulot al público, permitiendo que los visitantes conocieran el proceso de elaboración de la sidra y degustaran las diferentes variedades.
Esta iniciativa se complementó con la apertura de un restaurante sidrería en la finca y la expansión de Mooma a la Cerdanya, con un pequeño restaurante en el Aeródromo de la Cerdanya, donde siguen acercando aún más el mundo de la sidra a la ciudadanía.
Cómo se elabora esta sidra de Girona
Tal y como cuentan su sidra “se elabora siguiendo un proceso cuidadoso de selección de manzanas, mezcla según sus características, maceración, prensado y fermentación”. En la bodega se sigue un minucioso proceso de control, trasvase, clarificación, filtrado, gasificación y, finalmente, embotellado. A eso, se le suma que cada una de estas bebidas tiene un proceso específico que dura de 6 a 12 meses y varía cada año.
La familia indica que esta variación temporal se debe, sobre todo, al momento de recolección de las manzanas. “Las condiciones meteorológicas de primavera y verano, la insolación que afecta a los azúcares, el terreno que puede modificar la producción y el vigor o la edad y variedad de los manzanos” son factores determinantes a tener en cuenta en la elaboración de sidra, subrayan.
Con más de 1,5 millones de kilos de manzanas y peras destinados a la producción anual de sidras y zumos, Mooma se ha consolidado como una referencia en el sector, marcando tendencia y demostrando que la sidra también tiene un lugar en Cataluña.
Es gracias a todo esto que, a pesar de su corta trayectoria, Mooma ha conseguido destacar en el panorama internacional. Entre otros, ha recibido premios en eventos como el Salón Internacional de las Sidras de Gala y los Nordic International Cider Awards, donde su sidra de pera obtuvo la máxima distinción.
Es cierto que arrebatarle el puesto a Asturias está difícil, pero la familia Frigola ha conseguido abrirse un hueco en el mercado y se ha ganado el cariño de muchos catalanes. Sus visitas, en pleno parque natural del Montgrí, además, ayudan a que se haya ganado el cariño de los catalanes.
Visitas y planes enoturísticos
La estrategia de Mooma funcionó, porque gracias también a la venta de zumos se acercaron también al público infantil. Para ellos, además, tambien organizan visitas educativas y actividades lúdicas, lo que convierten el espacio en una escapada familiar perfecta.
No es marketing, son hechos. La finca, situada en Mas Saulot, se ha convertido en un destino de enoturismo, donde se puede ver de primera mano cómo la sidra pasa del campo a la mesa. Controlar todo el proceso, desde el cultivo hasta la elaboración, es uno de los pilares de la filosofía de Mooma, lo que les permite ofrecer un producto de calidad y con identidad propia.