La decoración interna de la nevera es una nueva moda que permite a muchos dar rienda suelta a su creatividad. Pero, ¿es segura? En la creación de un mundo de fantasía dentro del frigorífico, todo tipo de materiales entran en juego, desde el mimbre hasta marcos dorados que navegan entre hortalizas y carnes. Esto hace que muchos se pregunten los riesgos para la salud de esta tendencia. Descubrimos todas las claves con la ayuda de una experta en seguridad alimentaria.
Qué es el 'fridgescaping'
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El fridgescaping consiste en convertir la nevera en un mundo de fantasía. O, al menos, en eso ha derivado. Etimológicamente la palabra deriva de “fridge”, que significa nevera, y “landscaping”, paisajismo.
Así como el jardinero escoge a conciencia donde disponer el arbusto redondeado, el ciprés y los lirios, para crear una composición única y fluida, el decorador de neveras pone todo su esfuerzo en encontrar la mantequillera de cerámica más exclusiva, las frutas frescas más coloridas y, según el nivel de empeño, las cestas, cuadros, flores y jarras necesarias para realizar su idea.
Esta tendencia nacida de una amante del orden y el diseño hace diez años ha explosionado ahora gracias a la viralidad de una red tan visual como TikTok. Neveras personificadas para una sesión de El Señor de los Anillos o una tarde de Bridgerton que incluyen luces LED, bustos y cuadernillos personificados. Es en este punto, en el que objetos de tan diversa índole ocupan el frigorífico, cuando surge la duda, ¿podría llegar esta moda a tener implicaciones para la salud?
Origen y auge de la tendencia
El origen de esta moda nace de un tímido blog en el 2011 cuando Kathy Perdue decide hacer de creatividad corazón y se lanza con la invención del término fridgescaping para hablar a sus lectores de una forma de limpiar, arreglar y presentar la nevera mucho más estética de lo habitual.
La propuesta toma una mayor relevancia 14 años más tarde, cuando término y concepto se encuentran entre los brazos de la generación Z, los reyes de la romantización. Esta generación que ha crecido cámara en mano, no acepta un pícnic sin flores y cestos de mimbre, ni una mesita de noche sin velas, diarios y piedras preciosas.
De esta forma, y continuando con el constante diálogo visual que llevan a cabo mediante TikTok y reels, el fridgescaping se presenta ante ellos como una nueva oportunidad para reforzar identidad, estética y conquistar con belleza su día de la mañana a la noche.
La moda viral del 'fridgescaping' y sus riesgos para la salud
Ahora bien, ¿Qué ocurre cuando la inventiva no ve límites? ¿Cualquier material es apto para bailar entre puerros y cebollas? ¿Es aconsejable dejar un recipiente con carne fresca completamente al aire? ¿Qué hay de no ver el fondo de la nevera entre filas y filas y filas de jarras, flores y cuadros?
En cuanto a lo último, lo tenemos claro, no es recomendable. La obstrucción del espacio sobrecarga la nevera que tiene dificultades para mantener una temperatura homogénea en todo el interior y como resultado último, muchos alimentos, náufragos entre pequeñas islas decorativas, pueden estar conservándose a una temperatura distinta a la recomendada, acelerando el fin de su vida útil.
Respecto a los otros puntos, nos ayuda a entenderlo Judit Claramunt, Ingeniera Alimentaria y Científica Gastronómica: “Para empezar, introducir en la nevera objetos que no están pensados para ello puede conllevar a una contaminación cruzada. Muchos de los objetos que veo que usan son complicados de desinfectar como cuadros o figuras de madera, mimbre etc. Eso podría llevar a una intoxicación.”
De hecho, existen dos Reglamentos Europeos (RD 1935/2004 y 2023/2006) que han estudiado en profundidad qué tipo de materiales y métodos de fabricación de éstos son aptos para el contacto con alimentos. En Europa, las fiambreras y materiales alimentarios deben ser aceptados por un protocolo de seguridad regulado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que confirma que cumplen los parámetros mínimos.
Este control es especialmente importante: “Hay materiales que, aunque sean fáciles de desinfectar, como el plástico, tiene otros riesgos como la migración de sustancias químicas que conforman el material. Un plástico que no es Food Contact no debería ser usado, de igual forma que unos plásticos no se recomiendan para el microondas porque habría migración, hay otros plásticos que no están pensados para enfriarse en la nevera. Ocurre sobre todo en alimentos ricos en grasa, ya que ésta favorece la migración”, afirma Claramunt.
Cuando utilizamos materiales no aptos para alimentos nos arriesgamos a poner en peligro la salud humana o bien a alterar la composición y características organolépticas de nuestros alimentos.
En cualquier caso, otro inconveniente es que los materiales no aptos para alimentos no tienen exigencia de trazabilidad, lo que implica, que si alguna persona viese su salud comprometida no se podría evitar que lo mismo le ocurriese a alguien en el futuro.
La vida útil de los alimentos en peligro
Por otro lado, está el aspecto de deshacernos de los embalajes de cada alimento con el fin de reordenarlos de forma estética para nuestra composición. A tenor de las palabras de la experta en Ingeniería Alimentaria, no parece ser la mejor idea: “Cada alimento por ley trae en su empaque las instrucciones de cómo debe ser envasado y su vida útil una vez abierto. Así que abrir paquetes de comida o bricks para meterlos en otros envases haría que su vida útil una vez abierto empezara a contar desde ese momento y no en el momento que lo abres para consumir".
Y añade: "Del mismo modo, muchos empaques están diseñados para que, una vez abiertos, los productos aguanten el mayor tiempo de forma estable en ellos. Cambiando el recipiente donde se guarda cierta comida te arriesgas a que se desperdicie mucho antes”.
Teniendo en cuenta las premisas básicas podemos decir que sí hay cabida para el entusiasmo y la decoración de nuestra nevera al son de nuestro último libro o película favorita, siempre y cuando, nos decantemos por recipientes alimentarios, con su correspondiente indicación de aptitud, escrita o en forma gráfica con un icono de tenedor, escojamos flores comestibles por encima de las compradas en el mercado, y nos alejemos de la necesidad de usar luces de plástico u objetos del anticuario. De esta forma, nuestra imaginación deja de estar reñida con nuestra salud.