La mayoría de los alimentos que comemos son perecederos, es decir, tienen un tiempo de consumo limitado hasta su fecha de caducidad. Esto sucede con los productos frescos, como fruta, verdura, carne roja o pescado, cuya duración es más corta que otros productos envasados.
Pero también podemos encontrar alimentos que, si se mantienen bien conservados, no caducan nunca. El método de conservación empleado puede alargar la vida de los alimentos durante más días. Sin embargo, si no se respetan las instrucciones de conservación, la calidad de los alimentos pueden estropearse antes de la fecha de consumo preferente prevista.
Caducidad o consumo preferente. ¿Cuál es la diferencia?
Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) del Ministerio de Consumo, la fecha de consumo preferente es anterior a la de caducidad. Este dato suele aparecer en alimentos refrigerados y enlatados e indica hasta cuándo el alimento mantiene su calidad. Es seguro para el consumo siempre que se conserve como es debido y no presenta ningún riesgo para la salud.
Aun así, es recomendable prestar atención a los cambios y variaciones que pueda sufrir el alimento, así como observar detenidamente su textura, aspecto, olor y gusto, ya que son señales que muestran el posible mal estado del alimento.
En cuanto a la fecha de caducidad, señala que el alimento no puede consumirse de forma segura a partir de dicha fecha y aparece en productos frescos. Cuanto más fresco es un alimento, antes se puede echar a perder, así que debería consumirse cuanto antes para evitarlo y cumplir las instrucciones de conservación al pie de la letra para no padecer una intoxicación por una comida en mal estado.
Esto también puede ocurrir con estos diez alimentos, porque a pesar de que ninguno tiene fecha de caducidad, deben conservarse bien para no perder sus propiedades ni estropear su calidad con el paso del tiempo.
Miel
La miel de abeja natural preserva sus propiedades nutritivas durante un periodo temporal indefinido gracias a su alto contenido en azúcar y sacarosa que impiden la proliferación de bacterias. Asimismo, es un alimento muy ácido y su humedad es escasa, lo que dificulta que los microbios puedan deteriorar su calidad.
No obstante, lo ideal es consumirla en tres años tras su apertura. Pasado ese tiempo, aumenta el riesgo de que la miel desarrolle hidroximetilfurfural, una sustancia tóxica perjudicial para la salud. Se debe conservar a temperatura ambiente fuera del frigorífico, ya que, de lo contrario, podría cristalizarse y estropear su textura.
Compuesta de aminoácidos, vitaminas y hierro, se utiliza como edulcorante natural, aunque se ha extendido su uso como remedio natural ante enfermedades respiratorias por sus cualidades antiinflamatorias.
Aceite de oliva
Los plazos de consumo del aceite de oliva no son siempre iguales, puesto que varían en función de su calidad. Por ejemplo, un aceite de oliva virgen extra durará más tiempo que un aceite virgen porque es de mayor calidad.
Sin embargo, si no se almacena en un recipiente cerrado y en un lugar fresco, alejado de la luz solar, algunas de sus cualidades pueden deteriorarse pasados tres años desde su apertura. Posiblemente, no sería apto para sazonar ensaladas, pero sí para hacer frituras o guisos.
Conocido como oro líquido por su riqueza nutricional, contiene ácido oleico que incrementa la presencia de colesterol HDL "bueno" en nuestro organismo y proporciona muchos beneficios: protege frente episodios cardiovasculares, reduce el riesgo de padecer cáncer y alzhéimer y fortalece el sistema óseo.
Vinagre
La elevada acidez que presenta el vinagre impide el crecimiento de microorganismos como bacterias y hongos, por lo que tiene una larga vida útil, aunque pueda perder parte de su sabor con el transcurso del tiempo.
Gracias a eesa acidez, el vinagre también puede servir también para esterilizar objetos, desinfectar superficies delicadas y limpiar muebles, entre otros usos cotidianos más allá de la cocina. Entre los beneficios de consumir vinagre, encontramos que es un antioxidante natural, ya que contiene polifenoles, los cuales frenan la acción nociva del colesterol.
Arroz
De acuerdo con la FAO, el arroz blanco es el alimento que aporta más calorías a la población, dado que proporciona el 18,9% del total global, por lo que es uno de los principales suministros de energía a escala mundial.
Además, este cereal, cuyo origen se sitúa en el continente asiático, es rico en carbohidratos y proteínas, bajo en grasas y ayuda a regular el tránsito intestinal y prevenir la diabetes. Es uno de estos alimentos que no caduca si se guarda en un recipiente hermético libre de oxígeno y a temperaturas inferiores a 5 grados, pudiendo mantener sus nutrientes intactos hasta pasados 30 años.
Sal marina
Este condimento de origen mineral formado por sodio se ha usado históricamente para la conservación de carne y pescado gracias a su capacidad para absorber la humedad, de manera que disminuye las posibilidades de que hongos y microbios se desarrollen en los alimentos.
Para evitar que la sal se humedezca, debe almacenarse en recipientes secos y podrá durar varias décadas sin estropearse. En el caso de la sal yodada, su duración será solo de unos cinco años.
Conviene recordar que el consumo excesivo de sal puede afectar la presión arterial, además de provocar osteoporosis y enfermedades cardiovasculares. Por eso, la OMS aconseja una ingesta diaria máxima de entre 2,5 y 5 gramos.
Azúcar
Igual que la sal, el azúcar también impide el crecimiento bacteriano en los alimentos absorbiendo la humedad y puede guardarse durante años si se conserva en recipientes frescos y secos para que no se humedezca.
Obtenido de la caña de azúcar, su consumo no debe ser abusivo, ya que puede ocasionar caries y sobrepeso a largo plazo. La OMS recomienda que el azúcar no supere el 5% de la ingesta calórica diaria.
Legumbres
A pesar de que a partir de los 18 meses se endurecen y requerirán un mayor tiempo de cocción por la falta de agua, las legumbres pueden consumirse después de años. Siempre deben estar guardadas en un lugar fresco, dentro de un recipiente hermético que impida la entrada de humedad y la presencia de insectos, ya que pueden alterar su estado.
Son ricas en proteínas de origen vegetal, así como en fibra y minerales, sobre todo hierro. Por eso, los especialistas en nutrición suelen recomendar una ingesta de entre dos y cuatro raciones semanales, pudiéndose cocinar tanto en potajes y pucheros como en ensaladas, purés y otras preparaciones.
Especias
Las especias también pierden sus cualidades después de un tiempo, pero no caducan. En general, las especias molidas duran tres años, mientras que las enteras almacenadas en tarros herméticos permanecen en perfecto estado hasta cuatro años después de su apertura.
Estas sustancias vegetales se utilizan como condimento para aromatizar y aportar sabores distintos a todo tipo de platos y guisos. Asimismo, algunas de ellas tienen propiedades terapéuticas, como el clavo, el comino, el jengibre o la cúrcuma, que es antioxidante y antiinflamatoria.
Pasta
Fuente rica en hidratos de carbono, proteínas y fibra, la pasta seca, siempre que no lleve ingredientes adicionales (como huevo), puede durar años almacenada en la despensa dentro de un tarro bien cerrado para impedir la entrada de humedad e insectos. En cambio, la pasta fresca debe tener un consumo casi inmediato y guardarse en la nevera.
Existen infinidad de tipos de pasta seca, ya sea largo o corta: espaguetis, vermicelli, reginette o mafaldine, bucatini, linguine, fettuccine, ziti... Además, el recetario italiano nos ha brindado también muchas maneras de prepararla: a la carbonara, al pesto, a la boloñesa o arrabiata, entre muchas otras elaboraciones.
Café
El café no caduca, lo que hace es perder parte de sus propiedades de forma paulatina. Y, aunque puede consumirse pasada la fecha de consumo preferente sin que afecte a nuestra salud, se recomienda tomar en una fecha lo más cercana al momento del tueste posible.
Para conservarlo, conviene guardarlo en un recipiente hermético, para que no se exponga a la humedad ya que puede haber riesgo de deterioro microbiológico, lo que se traduce en una posible presencia de hongos y bacterias. Para saber si el café se encuentra en buen estado hay que fijarse en su aroma y en su aspecto. En el caso del café molido, si se ve mucho más compacto de lo habitual y su color ha cambiado, ésto puede indicarnos que no está en buenas condiciones para su consumo.