Con la vuelta a la rutina cuesta más amoldarse a las horas de descanso habituales y ajustar los horarios. Hay alimentos como las frutas, las verduras o pescado a la plancha que pueden ayudarnos a poder conciliar el sueño rápidamente, aunque también existen otros que complican esta tarea.
Son alimentos que producen alteraciones en el metabolismo, haciendo que el cuerpo deba trabajar más para digerirlos y absorber sus nutrientes, manteniendo así el cerebro activo más horas de la cuenta.
Siempre se recomienda no irse a dormir inmediatamente después de haber cenado y tomar cenas ligeras, pero es mucho menos aconsejable hacerlo si se ha tomado alguno de estos alimentos, cuyos componentes estimulan nuestro organismo hasta el punto de generar problemas para dormir, como un incremento en la temperatura corporal, insomnio o pesadillas, todos ellos síntomas molestos que impiden el descanso.
Alimentos azucarados
De acuerdo con un estudio científico publicado en la revista divulgativa Frontiers, el consumo de alimentos dulces y azucarados como pasteles, galletas, chucherías y bollería industrial dificultan el descanso, ya que pueden afectar la forma en la que soñamos. Tal como se ha apuntado, la mayor actividad cerebral durante la noche para digerir estos alimentos causa alteraciones en el sueño, incluso pesadillas extrañas.
Asimismo, su proporción en azúcar y grasa es muy elevada, por lo que su aporte calórico también lo es en consecuencia. Como por la noche nuestro cuerpo está en reposo, no quema estas calorías que ha ingerido, así que se quedan acumuladas en forma de grasa, por lo que resulta más complicado que se absorban.
Alimentos ricos en proteínas
Todos los alimentos de aporte proteico se caracterizan por otorgar energía gracias a su gran valor nutritivo, por lo que su ingesta sí es recomendable en las comidas para suministrar energía a lo largo del día.
No obstante, esto logra el efecto contrario, pues para dormir serían necesarios estímulos relajantes. A pesar de formar parte de una dieta sana y equilibrada, si se consumen antes de dormir se quedan almacenados en forma de lípidos porque esta energía aportada no se gasta.
Alimentos ricos en carbohidratos
Este nutriente también es conocido por su proporción energética. Por eso, alimentos como los cereales, ricos en carbohidratos, son una buena opción para el desayuno; mientras que la pasta, puede funcionar bien en la comida, para reponer fuerzas a mediodía.
Pese a tener un perfil nutricional muy completo, este tipo de alimentos no son los mejores aliados si lo que queremos es descansar o saborear una cena ligera, por lo que también es mejor evitarlos por la noche.
Comida picante
Las especias y los aderezos picantes son difíciles de digerir y, aunque comer picante con moderación suele ser seguro para las personas que no tienen problemas estomacales, este tipo de comida puede causar inflamación en las zonas que facilitan la digestión y, en ocasiones, provocar acidez, dolor de estómago o diarrea.
Las personas con gastritis, que se produce cuando se inflama el revestimiento del estómago, suelen ser más susceptibles a tener un dolor abdominal más intenso, algo que puede occasionar molestias a lo largo de la noche que tampoco ayudan a conciliar el sueño.
Bebidas estimulantes y alcohólicas
Los refrescos carbonatados y las bebidas alcohólicas resultan muy nocivas para el organismo, especialmente si se toman antes de acostarse. Solamente contienen calorías vacías en forma de gas, edulcorantes artificiales y alcohol.
Tampoco son una buena opción las bebidas energéticas por su alto contenido en cafeína y azúcares de origen artificial, pues consiguen el efecto opuesto: mantenerse despierto. En lugar de este tipo de bebidas, siempre es mejor apostar por un estimulante natural, como el café, aunque no es recomendable tomarlo por la noche. En cambio, beber infusiones sí que nos ayuda a relajar nuestro cuerpo y facilitan que cojamos el sueño.