Si casi todos los platos tienen ya su propio día dedicado en el calendario gastronómico, la tarta de queso no podía ser menos. El 30 de julio es el de la cheesecake, la excusa perfecta para descubrir una versión diferente a la omnipresente tarta tipo La Viña o, como dicen en Estados Unidos, tarta de queso quemada.
Se trata de la cotton cheesecake, una tarta de queso de textura muy esponjosa y sabor suave, originaria de Osaka (Japón) y que desde hace unos meses se ha convertido en la especialidad de una nueva pastelería de Barcelona: Cotó Cake (Consell de Cent, 187).
Más pastelería japonesa
Ismael Sabbah está al frente de ese pequeño local y obrador que, con la peatonalización de la calle, ahora luce más que nunca. Y que, situado muy cerca de Takashi Ochiai parece querer reforzar el epicentro de la pastelería nipona en la ciudad.
Cada día preparan y hornean las tartas que se van a despachar durante la jornada, con una lista de ingredientes no tiene ningún secreto: huevos, leche, mantequilla, azúcar y queso crema. Eso sí, según nos explica Sabbah, utilizan leche fresca, la mantequilla es francesa (la misma que usan para elaborar los choux, una especie de eclairs redondos, la otra especialidad de la casa) y el queso crema de Dinamarca.
La esponjosidad de la tarta, que apenas se sustenta nada más salir del horno tras cocercer una hora y media al baño maría, es gracias a las claras que se baten antes de incorporarlas a la mezcla.
5 sabores, 3 formas de comerla
Ingeniero de formación, Sabbah nos cuenta que llevaba años haciendo tartas de queso en casa hasta que decidió dar el paso y crear Cotó Cake. Se trata del primer local de Barcelona especializado en esta tarta japonesa, inventada hace unos 30 años por la pastelería Uncle Rikuro y que de vez en cuando despunta como tendencia en Instagram.
Más allá de su aspecto realmente fotogénico, sorprende que el sabor a queso sea mucho más sutil que en la mayoría de cheesecake. Se puede tomar caliente, templada o fría, con un sabor de queso que irá en aumento según baje la temperatura.
Desde Cotó Cake recomiendan la opción intermedia, sacándola de la nevera —donde aguanta dos o tres días, por cierto— media hora antes de comerla. Quienes la quieran probar caliente, unos segundos en el microndas, nunca en el horno.
Además de la versión estándar, ahora mismo la gama incluye otros cuatro sabores que, eso sí, van cambiando según la temporada: chocolate, fresa, té matcha y tiramisú, la última incorporación. Disponibles en formato individual (3,5€) y grande (14 €), que da para cuatro raciones generosas.
Por cierto, nos cuentan que cierran unas semanas en agosto por vacaciones. Así que quienes quieran probarla para celebrar el día de la tarta de queso tendrán que darse prisa.
