Ahora que el sector de los espumosos está de llena actualidad por los efectos que el cambio climático está ejerciendo sobre él, retrocedemos algunas semanas en el calendario para fijarnos en una de las iniciativas más celebradas por servidora en mucho tiempo: la segunda edición de la Cata de Vinos Base Corpinnat.
El evento reunió a las doce bodegas que integran este sello (Gramona, Llopart, Nadal, Recaredo, Sabaté i Coca, Torelló, Huguet de Can Feixes, Júlia Bernet, Mas Candí, Can Descregut, Pardas y Bufadors) con el objetivo de presentar los vinos base de la vendimia 2023 (varietales y cupajes) de cada marca, que se destinarán a la elaboración de corpinnats de larga crianza. Pero, ¿qué es un vino base y cómo se utiliza?
Qué es un vino base
Sencillo, se le llama vino base a todo aquel vino que vamos a embotellar previo a la segunda fermentación. Para ello existen unas regulaciones acerca del grado alcohólico, acidez, etc. Como estamos ante un vino que procede de una doble fermentación, la primera fermentación nos deja un vino ya hecho.
Esto con el tiempo ha creado un nombre específico para el mismo, vino base, ya que es la base del vino que en el futuro beberemos.
Cómo se elabora un vino espumoso
Para hacer un vino espumoso de método tradicional, se necesitan dos fermentaciones. La primera se hace como si fuera un vino común, es decir, prensamos la uva y la dejamos fermentar. Tras ello se embotella y antes de tapar el vino, se añaden levaduras y azúcares para realizar una segunda fermentación controlada dentro de este mismo.
Hay que tener en cuenta que en el caso de CORPINNAT, estos espumosos se elaboran utilizando mayoritariamente uva ecológica de variedades tradicionales del Penedès, vendimiada a mano y vinificada en la misma propiedad de la bodega.
Qué es una cata de vinos base
En una cata de vinos base se prueban cada año los vinos que sirven de base para hacer la segunda fermentación. Y, ¿qué tienen de especial las catas de los vinos base? Sencillo, nos dan a entender lo difícil que, a veces, es el proceso de elaboración de un espumoso.
Si ponemos en contexto que los vinos espumosos no suelen exceder los 12%vol alcohólico, tenemos que entender que estos vinos base, suelen tener graduaciones comprendidas entre 9’5%vol u 11%vol como mucho. Lo cual nos lleva a que la uva es excesivamente joven, o lo que conocemos como verde. Vinos con una acidez desbordante, las notas frutales casi inexistentes y, en general, nos ofrecen unos vinos muy descompensados.
Un ejemplo, para que nos entendamos: si vamos a comer un albaricoque, sabemos que su momento óptimo de maduración es a principios de verano. Es cuando sus notas frutales, el azúcar y la acidez del mismo están más compensados. El problema sería comerlo a mediados de mayo, cuando hace un par de semanas el fruto empezó a hacerse, ya que vamos a tener astringencia, poca dulzor y unos aromas que no son los adecuados.
Lo mismo sucede con los vinos base. En su mayoría proceden de uvas no maduras, lo cual nos deja un vino base sin las notas que solemos encontrar en nuestros vinos. Cuesta entonces ver qué vino será en el futuro, ya que se trata casi de un don para los enólogos: atisbar la posibilidad de un vino diferente de aquí a unos años.
En una ocasión, gracias a la bodega Maria Rigol Ordi pude ver este proceso in situ. Con su enólogo, decidían los ensamblajes de vinos de diferentes uvas, zonas o parcelas. Un proceso del cual ellos disfrutaban, pero que se me hizo harto complicado.
Imaginar cuánto tiempo de rima va a necesitar un vino, cómo afecta la autolisis a cada uno de ellos, cómo evolucionará… realmente es un ejercicio de orfebrería. No me extraña, pues, que sea un conocimiento que un enólogo sólo puede adquirir a través de un trabajo de campo a lo largo de los años.
Vino de base de alta calidad
En esta pasada cata organizada por Corpinnat, lo que más me sorprendió fue ver la excelente calidad de estos vinos base. Muchos presentan aromas, no de madurez que es imposible, pero sí frutales o florales, dejando el listón más que alto para este tipo de vinos.
Un ejemplo lo tenemos con Recaredo y su Turó d’en Mota, cuyo vino base bien podría ser una de las mejores xarel·lo embotelladas. O con Descregut, uno de mis espumosos jóvenes favoritos, que ya como base es pura alegría, o con Gramona III Lustros, cuyos cupages por separado son la leche...
Dignificar un trabajo
Por eso, esta feria que, a partir de ahora, se celebrará cada año, me parece una genialidad. No vamos a hablar de un ejercicio de transparencia, que lo es, si no más bien una forma de acercar al cliente final a los procesos de estos maravillosos vinos.
Llevo tiempo diciendo que a la gente hay que enseñarle bien este proceso. De esta forma, si logramos hacer entender que los vinos de método tradicional necesitan tiempo y que detrás de cada uno de ellos hay un trabajo de artesanía, posiblemente se abandone la idea del barateo.
Esos vinos baratos sólo existen pagando mal al campo, haciendo triquiñuelas con ellos, llevando los tiempos al mínimo sin dejar evolucionar a los vinos y ofreciendo un producto muy alejado de lo que podemos llamar vino espumoso. Se trata de entender que debemos dignificar un trabajo y todo lo que hay detrás de cada botella de método tradicional: pura habilidad artesana y esfuerzo.
