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Despensa

Qué es la alimentación intuitiva: 10 pasos para seguir esta 'antidieta' y perder peso

Este modelo de alimentación invita a reconectar con nuestro cuerpo, y con las señales de hambre y saciedad, y así mejorar nuestra salud

5 minutos

Mujer comiendo / Foto: Canva / Qué es la alimentación Intuitiva: 10 pasos para seguir esta 'antidieta' y perder peso

En la era de la pérdida de peso veloz, de patrones alimentarios restrictivos, de tratamientos farmacéuticos que juegan con nuestra salud con el único objetivo de estar delgados resurge con fuerza una forma diferente de relacionarnos con la comida: la alimentación Intuitiva.

Qué es la alimentación intuitiva 

La alimentación intuitiva es un enfoque nutricional que tiene como objetivo ayudarnos a recuperar la conexión con las señales de hambre y saciedad. A diferencia de otros enfoques nutricionales, la alimentación intuitiva no gira entorno al peso ni utiliza la restricción de calorías o alimentos para conseguir una mejor salud.

Muy al contrario, este concepto acuñado por Evelyn Tribole e Elyse Resch en 1995, expone que la restricción conduce a una peor relación con la comida y con el cuerpo. Y que, en cambio, respetar a nuestro organismo atendiendo sus verdaderas necesidades mejora nuestra autoimagen y facilita que sigamos una alimentación saludable en nuestro día a día.

Una década más tarde Avalos & Tylka motivados por entender por qué había personas que parecían seguir una alimentación intuitiva más fácilmente que otras, elaboraron el Modelo de Aceptación de la Alimentación Intuitiva y descubrieron que la clave estaba en el entorno.

La aceptación social junto con una fuerte red de apoyo daba lugar a personas que seguían una alimentación intuitiva. Por el contrario, personas que no gozaban de aceptación social ni red de soporte mostraban menos respeto por las propias señales del cuerpo y aplicaban restricciones más severas a la hora de comer. El motor de sus decisiones estaba claro: si no soy aceptado como soy, debo de imponerme cambios estrictos hasta lograr ser aceptado. 

¿Por qué es necesaria?

Persona preparada para comer un huevo duro / Foto: Canva

El avance de la ciencia y el conocimiento sobre nutrición no lo puso más fácil. Si hubo un tiempo en que las personas comían lo que tenían al alcance con la única condición de que no los matase ahora resultaba que también debían tener en cuenta la cantidad de hierro, vitamina C, antioxidantes o calcio que traía consigo el plato.

Cuanta más información acumulábamos más desconectábamos de nuestro cuerpo, del hambre, la saciedad y el antojo. La fisiología pasaba a un segundo plano y comer se parecía cada vez más a una compleja estrategia llena de objetivos específicos y alejada de la supervivencia y el placer. Todo ello sumando a la premisa de no aumentar de peso, ni acumular más grasa.

Factores que durante tres décadas no han hecho más que alejarnos de lo que ahora se defiende con la alimentación intuitiva: conectar más con nuestro estómago y menos con nuestro cerebro. Para conseguirlo las autoras exponían en su obra Intuitive Eating los 10 pasos clave para iniciarse en el mundo de la alimentación intuitiva.

Cómo comer de manera intuitiva en 10 pasos 

Los 10 pasos que Evelyn Tribole y Elyse Resch nos invitan a aplicar para acercarnos a una alimentación intuitiva son: 

Personas comiendo en una mesa / Foto: Canva

#1 Rechazar las dietas

Olvidar el objetivo de perder peso rápidamente con dietas restrictivas. Desde la perspectiva de la alimentación intuitiva estas herramientas no contribuyen a mejorar nuestra relación con la comida, sino que nos alejan de las señales fisiológicas.

#2 Satisfacer el hambre

Volver a conectar con el hambre. Volver a escuchar el cuerpo y no acallar las verdaderas necesidades con imposiciones limitantes, sino respetar nuestro deseo de comer y hacerlo en la forma que mejor nos haga sentir.

#3 Hacer las paces con la comida 

Olvidar las listas de alimentos prohibidos es una de las técnicas más importantes para acercarnos a la alimentación intuitiva. Al eliminar el concepto de prohibido se elimina la presión y las imposiciones que no están alineadas a nuestras necesidades fisiológicas. 

Mujer comiendo un trozo de chocolate / Foto: Canva

#4 ¿Policía de la comida?

Así es como denominan las autoras a esa voz interior que nos asalta después de comer un pastel de chocolate diciéndonos: “Por qué te lo has comido, no deberías habértelo comido”. Ligado con el punto anterior, Tribole y Resch nos invitan a contentar inmediatamente a esta voz diciendo que no hay absolutamente nada de malo en haberlo hecho y librarnos así de esa policía de la moral alimentaria que casi inevitablemente todos desarrollamos en Occidente.

#5 Sentir la saciedad

¿Cuánta hambre tienes? ¿Cómo de seguro te sientes para pedirte ese segundo plato? Por más sorprendente que parezca en las sociedades occidentales el efecto buffet libre está muy extendido. Continuar comiendo sin hambre es tan común que muchas veces necesitamos parar y volver a escucharnos para recordar cuando estamos llenos.

Acercarnos a la alimentación intuitiva es volver a observar las señales que nos muestran si estamos tranquilamente llenos. Hacer pausas, tomar unos minutos al acabar el primer plato antes de ir a por el segundo, volver a conectar con la saciedad.

Mesa con un desayuno completo / Foto: Canva

#6 Salud con placer

En el libro Alimentación Intuitiva las autoras hablan del Factor de la Satisfacción. Defienden que el placer y la satisfacción deben ir de la mano a la hora de comer. Autores contemporáneos como Albert Molins defienden lo mismo en su obra Comer sin Pedir Permiso. Una apuesta por disfrutar de la mesa que nos conduce a comer de una forma mucho más presente.

#7 Enfrentar las emociones sin utilizar la comida

El reto más importante junto con conectar con el hambre y la saciedad es el de evitar tapar nuestras emociones con comida. Desde el aburrimiento hasta la ansiedad, pueden ser emociones a las que despistamos con bolsa de patatas chips en mano. Es importante aplicar la teoría, detenerse, escribir, observar la emoción antes de cubrirla con chocolate y alimentos grasos que nos reconfortarán momentáneamente.

#8 Respetar el cuerpo

Para una alimentación intuitiva exitosa es necesario hacer las paces con la mesa y con el cuerpo. Mientras aplicar el hábito del deporte en nuestra vida mejorará nuestra salud, pretender que si jamás comemos carbohidratos podremos sustituir nuestras piernas o nuestra barriga por una completamente nueva es una falsa idea que no sólo nos empuja constantemente a restringir y exigir a nuestro cuerpo hábitos desconectados de nuestra necesidad fisiológica, si no que refuerza la idea de que si no cambiamos no podemos ser aceptados.

Mujer comiendo maracuyá / Foto: Canva

#9 Ejercicio por salud 

De la misma forma que acercarnos al plato por placer y hambre tiene mejores resultados que hacerlo por exigencia y disgusto, con el ejercicio ocurre exactamente lo mismo. Incluir hábitos saludables de ejercicio con el objetivo de mejorar nuestra movilidad, nuestra condición física o nuestra flexibilidad, nos mantendrá mucho más motivados y conscientes que hacer ejercicio por el simple hecho de perder barriga, bajar contorno de piernas o cualquier otro resultado visual y físico.

El foco en la salud nos permitirá disfrutar y gozar del deporte sin exigencias extravagantes que nos generen frustración.

#10 Alimentación amable e intuitiva 

Volver a tomar un pastel que nos sentó muy mal el día anterior es igual de poco amable que comer una ensalada de lechuga poco abundante que nos deja con hambre y malhumorados. Para llevar a cabo una alimentación intuitiva debemos centrar nuestro foco en sentirnos bien mientras comemos y después de comer

Algo tan aparentemente sencillo como comer cuando tenemos hambre y dejar de hacerlo cuando estamos llenos puede devolvernos la paz mental que décadas de sobreinformación y dietas nos han arrebatado.

Seguir estos 10 pasos, volverse a preguntar cómo de llenos estamos o poner el foco en preparar el plato más delicioso jamás imaginado en tu próximo día libre puede crear toda una nueva narrativa entorno a la alimentación y ayudarnos a disfrutar, a ser compasivos, a agradecer un cuerpo más que funcional y bello y a hacer las paces con la mesa y con nosotros mismos.