En plena ola de calor, olvídate de tomar una cerveza bien fría o de atiborrarte a heladitos. Lo que debemos evitar es sufrir las consecuencias de la deshidratación, tal y como advierte la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), y los temidos golpes de calor.
Para combatir la subida del termómetro, permanecer en lugares frescos, a la sombra o climatizados ayuda, pero hay prácticas relacionadas con el comer y el beber que también te permitirán capear las altas temperaturas.
Bebe agua con frecuencia: ¿qué cantidad?
El Ministerio de Sanidad recuerda en su decálogo de recomendaciones para hacer frente a las olas de calor que se deben "beber agua y líquidos con frecuencia, aunque no se sienta sed y con independencia de la actividad física que se realice". El Instituto de Investigación Agua y Salud recoge en su completísima guía de hidratación que, como mínimo, hay que beber entre 2 y 2,5 litros de agua al día (de 6 a 8 vasos), en condiciones normales de actividad y temperatura.
Ante escenarios de fuerte subida de los termómetros y de humedad, esta ingesta se debe incrementar y multiplicar, procurando beber a intervalos regulares, despacio y a pequeños sorbos. Es importante que mantengas el agua correctamente envasada en botellas o bidones limpios y cerrados, y alejada de fuentes de calor.
Pero evita tomarla muy fría ya que, aunque te quitará el calor en el momento, tu organismo gastará energía después para mantener la temperatura corporal y te acalorarás más. Asimismo, el Ministerio sugiere evitar las bebidas con cafeína, alcohol o muy azucaradas, ya que pueden favorecer a la deshidratación.
Come alimentos hidratantes: ¿cualés?
Más allá de la ingesta líquida, el mundo vegetal puede ser tu mejor aliado a la hora de mantener una hidratación correcta. De hecho, la SEEN explica que cada día ingerimos el 75% del agua en forma de líquido y el 25% a través de los alimentos. Por eso, ante una ola de estas características deberías aumentar el consumo de alimentos ricos en agua como frutas, verduras y hortalizas. Es la mejor manera de complementar y cubrir las necesidades diarias de hidratación de tu organismo.
El melón, la sandía y el melocotón son sinónimos de verano y, además de estar de plena temporada y en su momento más óptimo, contienen grandes proporciones de agua, tal y como recuerda el mismo organismo.
La lechuga, los canónigos, el apio, las acelgas y otras hortalizas como el tomate, el pepino y el calabacín también añaden una hidratación extra a nuestra dieta, además de tener un aporte calórico muy moderado y numerosos nutrientes y minerales. No te olvides de los pescados, los mariscos y algunos lácteos, también te ayudarán.
Las recetas más adecuadas
En sus recomendaciones, el Ministerio de Sanidad también expone que en situaciones ambientales extremas lo ideal es "hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor". Los ingredientes que no deben faltar son las ya mencionadas frutas y verduras, siempre frescas, que te servirán tanto para preparar una ensalada como un zumo natural hidratante y reconstituyente, un gazpacho o una crema fría. Recetas que, además, saben a verano.
Comer las verduras crudas y los pescados azules preparados a la plancha o a la parrilla es otra buena opción; igual que reducir un poco las cantidades al cocinar. Y no descartes la comida picante, al contrario, ya que contribuye en la termorregulación: aumenta la temperatura al estimular los sensores que tenemos en la boca, pero esto hace que baje la temperatura corporal a medio plazo. Y lo mismo sucede con las bebidas calientes, así que dale al té o, incluso, a los caldos ligeros.
Los alimentos prohibidos en ola de calor
Además de las bebidas prohibidas que ya hemos mencionado, a las que añadimos las infusiones diuréticas que pueden generar deshidratación, los expertos recomiendan que reduzcas, o directamente evites, el consumo de grasas y alimentos con alto valor calórico y las proteínas de origen animal, especialmente las carnes rojas, que pueden hacer aumentar nuestra temperatura corporal ya que nuestro organismo tiene que trabajar más para digerirlas.
Así que mejor olvídate de hacer barbacoas cárnicas, tu metabolismo lo agradecerá y disminuirás el riesgo de incendio.También conviene restringir la sal y el consumo de snacks, embutidos y fast food, que favorecen la retención de líquidos y la pesadez.
De hecho, todo aquello que implique digestiones más pesadas como las salsas, las frituras o los potajes deberías dejarlo aparcado temporalmente. Y que no te la den con los helados, que tras ese efecto refrescante inicial, esconden un alto contenido en grasas y proteínas nada beneficioso en este contexto de ola de calor.