El agua es, sin lugar a dudas, una bebida imprescindible y necesaria para la vida de la gran mayoría los seres vivos del planeta. Los humanos bebemos agua a diario para hidratarnos y saciar nuestra sed, y ésta es considerada además un ingrediente clave para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.
Si bien, como norma general, se debe tomar agua de manera regular a lo largo del día, su consumo debería aumentar cuando se realiza un esfuerzo físico extra, practicando deporte o en el trabajo, o bien si el clima es más seco y cálido, como ocurre durante el verano.
¿Cuál es la cantidad de agua recomendada en verano?
No debe ser escasa ni demasiada, puesto que la hiperhidratación derivada de beber agua en exceso y líquidos ricos en sodio de manera constante puede ser perjudicial para nuestra salud, dándose una saturación de los componentes corporales (nutrientes, células...).
Este colapso se manifiesta, por ejemplo, mediante la alteración de funciones tan básicas como la de la orina, puesto que hacerlo en exceso tampoco es recomendable.
De acuerdo con los expertos de QuirónSalud, el consumo diario de agua en verano en los mayores de 14 años debe ser entre 2 y 2,5 litros. El nutricionista Alberto Aliaga, del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, indica que esta cantidad no solamente se obtiene del agua que bebemos (en un 80%), sino que también se adquiere en un 20% a través de la ingesta de alimentos, sobre todo frutas y verduras, especialmente en aquellas ricas en agua y más consumidas en verano, como la sandía y el melón.
No obstante, precisa que esta cantidad puede variar en función de otros factores como los hábitos, el peso, la actividad física que realiza, la edad o las condiciones de salud. Por ejemplo, una mujer embarazada o una persona mayor necesitan tomar más agua en casos de calor extremo porque su situación fisiológica así lo requiere.
Falsas bebidas hidratantes
Mucha gente opta por refrescarse con otro tipo de bebidas azucaradas, energéticas o alcohólicas que, aparentemente, ayudan a paliar la sensación de sed, a la vez que suponen la excusa ideal para disfrutar de una tarde veraniega en una terraza en compañía de amigos y de nuestro refresco preferido.
Sin embargo, estos no sustituyen la hidratación que aporta el agua a nuestro cuerpo. Al contrario. Las bebidas alcohólicas pueden deshidratar y esto se debe a que inhiben la hormona antidiurética, la responsable de retener los líquidos en los riñones. Por este motivo, el organismo expulsa más líquidos de lo debido y aumenta la producción de orina, hasta el punto de que el cuerpo puede eliminar hasta el triple de agua que en condiciones normales.
Sin olvidar que la resaca, un gran enemigo del verano, es una causa directa de la deshidratación de nuestro cerebro provocada por el alcohol.
Respecto a las bebidas azucaradas, ya sean refrescos, bebidas energéticas o zumos, podemos considerarlos falsos hidratantes porque, en realidad, obligan a nuestro organismo a consumir parte de nuestra agua corporal para metabolizar estos azúcares.
Gilberto Pérez, especialista en Endocrinología Pediátrica y Nutrición infantil del Hospital La Luz de Quirónsalud, argumenta que los zumos envasados exceden de calorías por la elevada cantidad de azúcar que contienen y la escasa de fibra. Así, tomarlos en forma líquida no reemplaza los beneficios que supone para el cuerpo ingerir directamente el fruto. El doctor aconseja elaborar zumos caseros sin aditivos extras y beberlos con moderación, ya que además pueden producir sobrepeso y caries.
¿Cómo nos mantenemos hidratados?
Ante las altas temperaturas, un consejo primordial para prevenir la deshidratación y sus síntomas, tales como mareos, pérdida de la consciencia o golpes de calor, es no esperar a tener la sensación de sed para beber, pues es el primer indicio de que falta agua en nuestro cuerpo.
Carina Gimeno, nutricionista de la Unidad de Obesidad del Hospital Quirónsalud Valencia, incide en otras recomendaciones como beber agua durante las comidas, ingerir alimentos o elaboraciones de alto contenido líquido como sopas frías, evitar las bebidas alcohólicas y cambiar las bebidas azucaradas por alternativas saludables como infusiones frías y cafés con hielo. Además, la experta apunta que es conveniente llevar siempre una botella de agua encima para ir dando pequeños tragos a lo largo del día.
En definitiva, la mejor bebida para hidratarse es el agua en su estado natural: inodora, incolora e insípida, prescindiendo de aquellas aguas que lleven aditivos y colorantes añadidos para darle un sabor distinto.