El helado es uno de los clásicos veraniegos, se puede tomar como postre, merienda, en una terraza con amigos, en casa, camino a la playa o incluso como un tentempié nocturno. De hecho, los datos de Quirónsalud lo avalan: en España, el helado se consume como aperitivo en verano y el 70% de la población lo hace al menos una o más veces por semana; el 67% lo toma de postre, pero el 61% lo elegiría entre horas para picar.
Ante las altas temperaturas, apetece más comerse este dulce capricho que presenta variedad de sabores, formatos y colores: chocolate, fresa, nata, vainilla, en cucurucho, en tarrina, sándwich... Además, se pueden incorporar toppings acordes a su sabor. Por ejemplo, helado cubierto por sirope de chocolate, virutas de galleta, canela o frutos rojos.
Sin embargo, no siempre es necesario comprarlos en el supermercado o recién hechos en la heladería artesana de confianza, ya que también pueden elaborarse de manera casera. Te contamos todo lo que necesitas saber para hacer helado de manera fácil.
¿Qué ingredientes son necesarios?
Para elaborar un helado, siempre se debe partir de los mismos ingredientes base: yemas de huevo, azúcar, leche y nata de montar, denominada también crema de leche, crema para batir o montar, que aportará al helado la consistencia necesaria.
El resto de elementos a usar varían en función del sabor del helado. En el caso de los helados de fruta, se añade una porción del fruto (plátano, melón, fresa...) que se desee comer previamente batido y en frío a la mezcla de nata y leche. Para elaborar un helado de chocolate se empleará cacao en polvo o chocolate fondant troceado; si lo queremos de vainilla, podemos aromatizar la leche con las semillas de una vaina o con unas gotas de esencia de vainilla.
¿Cuál es el proceso de elaboración?
Para elaborar un helado de fruta, por ejemplo, se necesitan aproximadamente 300 mililitros de leche, 200 mililitros de nata de montar, 4 yemas de huevo, 150 gramos de azúcar y 100 gramos de la fruta elegida.
Primero, se pone a hervir la fruta en una olla con azúcar, removiendo bien mientras hierve hasta obtener una masa líquida parecida a una mermelada. Por otro lado, se deben hervir la nata y la leche en un cazo, se incorpora la mermelada elaborada y se mezcla con una espátula para integrar todos los ingredientes en una masa uniforme.
En el caso de utiizar otros ingredientes o saborizantes se incorporan también para que se integren en la mezcla. Cuando arranque a hervir, se retira el cazo del fuego y se deja reposar para que infusionen.
A continuación, hay que batir las yemas con el azúcar, con la ayuda de varillas eléctricas o manuales, hasta obtener una mezcla cremosa.
Se mezclan ambas preparaciones y se vierten en un molde amplio para después dejar enfriar en el congelador durante unos 30-40 minutos como mínimo. El recipiente ha de estar cerrado con su tapa o bien papel de aluminio. Una vez frío, se bate con una varilla eléctrica o con la batidora para montarlo hasta lograr una textura cremosa.
Finalmente, se debe repetir el proceso de congelación tres veces más para conseguir el punto helado perfecto. Antes de servir, es aconsejable retirarlo del frigorífico con unos 10 minutos de antelación. Si todavía está duro, se puede batir de nuevo para que quede más cremoso.
A la hora de servir el helado, se puede hacer en forma circular con un utensilio saca bolas o bien con una cuchara grande. Otra opción es comer directamente el helado del recipiente en el que se ha enfriado como si se tratase de una tarrina.
Propiedades nutricionales del helado
Según la doctora Carolina Pérez, especialista en Nutrición de los hospitales Quirón de Torrevieja y Murcia, en los helados no todo son calorías y grasas, dado que proporcionan grandes cantidades de vitaminas, proteínas, calcio y aminoácidos.
Aunque existen opciones de helados saludables, en general todos contienen niveles altos de azúcares. Por eso, la experta recomienda no abusar de ellos a pesar de ser una forma rápida de refrescarse. "Pese a su alto contenido en agua, hidratan, pero no calman la sed, debido al azúcar que llevan", explica Pérez.
Asimismo, la nutricionista destaca algunos de los beneficios que aporta el consumo moderado de helados a lo largo del año. Los principales son la disminución del estrés, la aportación energética, el fortalecimiento del sistema óseo y la prevención de resfriados al tener la garganta fría durante más tiempo.
Cómo hacer helados para intolerantes
Se debe tener en cuenta que los helados están elaborados con derivados lácteos, por lo que los alérgicos y los intolerantes a la lactosa deben prestar atención a la hora de cocinarlos en casa. Así, hay que cerciorarse de que tanto la leche como la nata montada no contienen lactosa o también se puede optar por utilizar bebidas vegetales.
Respecto a los intolerantes a la fructosa, lo ideal es evitar consumir helados de fruta, puesto que este azúcar es uno de los principales componentes en muchas frutas. Además, tanto para los intolerantes como para aquellos que quieren prescindir en general del azúcar, se puede optar por substituir este ingrediente por dextrosa, jarabe de arroz (no apto para diabéticos) o azúcar de maíz.