Patrocinado por:
quiron salud 81 21

Cómo comer la flor de calabaza: todas sus propiedades nutricionales y 5 recetas deliciosas

Rebozada, rellena, cocida, horneada... la versatilidad de la flor de calabaza y sus propiedades nutricionales hacen que sea un acierto añadirla a cualquier dieta equilibrada

Laia Shamirian, escritora gastronómica. Hule y Mantel

Periodista gastronómica, nutricionista y bióloga

Guardar

Flores de calabaza / Canva
Flores de calabaza / Canva

La flor de calabaza y la flor de calabacín resaltan por su belleza y versatilidad. Capaces de hacer las veces de ingrediente estrella en un carpaccio o presentarse como un inolvidable y crujiente aperitivo, sus usos y propiedades se extienden y adaptan a lo largo de todo el mediterráneo.

A continuación, todos los detalles sobre estas flores, cuya temporada óptima es durante los meses más cálidos, aunque podemos encontrarlas en el mercado durante todo el año, todavía desconocidas en España junto a cinco recetas espectaculares

Qué es la flor de calabaza o calabacín

Flores de calabaza / Canva
Flores de calabaza / Canva

La flor de calabaza es la inflorescencia comestible, delicada e intensamente anaranjada, de la calabaza y, también, del calabacín. Ambas hortalizas cucurbitáceas cuentan con flores femeninas que una vez fecundadas dan lugar al carnoso ovario que tomamos como hortaliza de temporada, sea el calabacín en verano o la calabaza en otoño. 

Las similitudes de ambas flores son el peculiar color anaranjado de base verdosa y la delicadeza de sus pétalos. Son muy perecederas por lo que transporte, lavado y posible relleno debe hacerse con sumo cuidado. A pesar de ello, aguantan estoicamente frituras, horneados y largas cocciones como las del risotto. 

En Italia es común encontrar la flor femenina, que es algo más perecedera y pequeña, todavía unida al calabacín en los puestos del mercado. La flor masculina que no da lugar a la hortaliza, es de mayor tamaño y de más fácil conservación por lo que suele ser la opción que encontramos empaquetada en espacios como grandes supermercados.

Cómo se prepara la flor de calabaza

Para preparar las flores de calabaza o calabacín en casa el primer paso es sumergirlas con suavidad en un recipiente con agua fría, de esta forma, las limpiamos evitando que se rompan. 

Una vez listas, las secamos con suavidad con la ayuda de un papel, y procedemos a prepararlas según la finalidad: rebozado, relleno, cocción, horneado, ensalada. Es fácil descubrir la versatilidad de estas flores que se prestan a todo tipo de decoraciones y han sido capaces de adaptarse a prácticamente todo el recetario mediterráneo. 

Dónde se come flor de calabaza 

Flor de calabaza rellena / Canva
Flor de calabaza rellena / Canva

La flor de calabaza y de calabacín están ampliamente extendidas en el mediterráneo. En el sur de Francia al igual que en Italia, al llegar el verano los mercados abrazan el dorado de las flores que usan de igual manera rellenas o fritas como aperitivo. En el sur de Grecia, también hay versiones peculiares como la receta de flor de calabacín rellena de queso myzithra, una especialidad láctea elaborada a base de leche de oveja y de cabra. 

Beneficios y propiedades 

Las flores de calabaza y calabacín son bajas en calorías, delicadas al paladar y ricas en calcio, fósforo y ácido fólico. También son ricas en antioxidantes y carotenos, información que se desprende de su veraniego color. 

Además, son famosas por su aporte en vitamina A, un nutriente esencial para una buena vista. Y se relacionan con la prevención de la anemia y con el desarrollo de un sistema inmunológico fuerte. Beneficios que junto a la belleza de sus pétalos nos invitan incluirlas en nuestro día a día. 

5 recetas con flor de calabaza

Es difícil que consumir flores de calabaza o calabacín cause detrimento alguno para la salud. Incluso rebozadas, deberíamos hacer un esfuerzo para conseguir consumir una cantidad lo suficientemente alta, capaz de modificar nuestros niveles de azúcar o acercarse a alterar los niveles de colesterol. 

Por esa razón, las flores de calabaza y calabacín son la excusa perfecta para dar rienda suelta a nuestra creatividad culinaria y pueden formar parte en todo momento de una dieta equilibrada. Eso sí, siguiendo el consejo de Deborah, encargada del puesto más grande de hortalizas del mercado de Sant’Ambrogio, Florencia, es preferible consumirlas solo durante la época más cálida del año, generalmente entre mayo y septiembre, porque gozan de mayor calidad

Según nivel de dificultad y tiempo del que dispongamos, podemos tomarlas crudas, rellenas, fritas, en cocción lenta como risotto, al horno o acompañando la pasta. Si nos decantamos por crudas, son la capa ideal y delicada para decorar por encima nuestro carpaccio vegetariano de calabacín. Tan solo necesitamos lavar las flores, separar los pétalos y disponer por encima. Aliñar con aceite de oliva virgen extra, limón y una pizca de sal.

Si queremos disfrutar de flores de calabaza rellenas desde Grecia hasta Italia nos dan ideas de relleno: queso feta, queso myzithra, menta, huevos y una pizca de sal o mozzarella, ricotta y cebolleta. En cuánto seamos capaces de tomar la difícil decisión podemos empezar a rellenar las flores con la ayuda de una cuchara o con una manga pastelera, disponer en la bandeja del horno con algo de queso por encima, y hornear entre 15 y 20 minutos a 200ºC.

En Francia son habituales las flores de calabacín fritas a modo de aperitivo conocidas como beignets de fleurs de courgette o buñuelitos de flores de calabacín. Una vez tengamos listo el rebozado líquido a base de huevo, leche y harina, untamos las flores en él y las pasamos por aceite muy caliente durante 2 o 3 minutos. Así tenemos un platillo de flores crujientes esperándonos para abrir el apetito. En Nápoles, esta receta se conoce como sciurilli.

Buñuelso de flor de calabacín / Canva
Buñuelso de flor de calabacín / Canva

Otra de las recetas más memorables incluyen el risotto o la pasta a la flor de calabacín. Un risotto con flor de calabacín y azafrán es un delicioso espectáculo para paladar y vista. En el proceder natural de la elaboración del risotto, las flores son muy fáciles de incluir. Después del lavado, se separa la base y el pistilo, se cortan los pétalos finamente en tiras y se añaden cuando apenas falten unos pocos minutos para que el risotto termine la cocción. De tonalidad dorada y con la habitual cremosidad es una de las recetas más agradecidas a la hora de utilizar la flor de calabaza o calabacín.

En cuanto a la pasta, hay que lanzarse a lo grande. Con el uso de unos ringatoni de gran tamaño, sobre una base de salsa blanca, y para los más atrevidos, con un toque de panceta. Como en el caso del risotto, esperamos a tener ya la pasta cocida y la salsa montada con la panceta frita para añadir en los últimos minutos las flores limpias y cortadas. 

Si todavía no tenemos suficiente con esto, podemos echar mano del recetario italiano más cercano que tengamos. Desde la fritatta hasta la parmigiana han sido recreadas con el dorado de la flor y están esperando a ser descubiertas.