Es la soberana en el reino de las clementinas, extremadamente preciada por su sabor dulce y equilibrado. Hablamos de la clementina de Nules —localidad de Castellón de donde es originaria— o la clemenules, un híbrido de naranja y mandarina que reúne lo mejor de ambos cítricos. Coincidiendo con la celebración del Festival Gastronómico Clemenules, del 13 al 15 de enero en Nules, que busca ensalzar el trabajo de los agricultores que la cultivan e impulsar su consumo mediante talleres, concursos, muestras gastronómicas y una feria con productos derivados de este cítrico, repasamos su historia y sus propiedades.
¿Cuál es su origen?
Esta variedad procede de mutación espontánea de la clementina fina originada en Nules (Castellón) en 1953, al norte de la Comunidad Valenciana, y su cultivo se ha ido extendiendo por la franja mediterránea. También se la conoce con los nombres de nulera, nulesina, clementina reina y clementina victoria, tal y como recoge el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en su web.
Mandarina o clementina. ¿Qué las diferencia?
Las clementinas son un híbrido entre la mandarina y la naranja. No tienen pepitas en el interior, son más dulces y resultan más fáciles de pelar. La mandarina, en cambio, presenta una piel que cuesta más de despegar del cuerpo, tiene semillas y un sabor más ácido. Las clementinas suelen tener un tamaño un poco más pequeño que las mandarinas, y se calcula que su temporada suele empezar aproximadamente entre dos o tres semanas más tarde, aunque las fechas pueden variar en función de la variedad de cada una de las frutas.
¿Qué caracteriza la clemenules?
Dentro de las clementinas, la clemenules presenta un tamaño mayor del habitual. Tiene buen calibre, forma oblata o achatada y color naranja intenso, según el MAPA. No presenta semillas, aunque podrían aparecer a causa de la polinización cruzada. Su piel es fina y lisa, muy fácil de pelar, y su pulpa es fundente y apenas deja residuos al comer. Además, posee un buen contenido en zumo de alta calidad con adecuados niveles de azúcares y ácidos totales.
La pérdida rápida de zumo tras su maduración impide mantenerla en el árbol más allá de finales de enero, aunque la corteza se mantenga en buenas condiciones, por eso se encuentra ahora en su mejor momento —se recolecta entre noviembre y mediados de enero—. Esa pérdida produce la contracción de la pulpa y es la causa de su tendencia al bufado.
¿Cuál es su sabor?
Tiene sabor dulce y agradable al paladar, presentando un equilibrio entre azúcar y acidez siempre y cuando su maduración sea la óptima. Carece por completo de amargor a diferencia de otras variedades cítricas.
¿Son buenas para hacer zumo?
Tal y como publicó hace unos años la revista Food Science and Technology International, a partir de un estudio de la Universidad de Murcia, la Universidad Católica de San Antonio (Murcia) y la Universidad Miguel Hernández (Alicante), las clemenules son las clementinas que contienen mayor contenido en vitamina C, aportan los aromas más intensos y producen el zumo más anaranjado. Una conclusión a la que se llegó tras analizar otras variedades frecuentes de mandarinas y clementinas: clemenpons, ellendale, hernandina, marisol, nova, orogrande y ortanique.
¿Cómo se puede comer?
Si se come fresca, se disfrutará más de su textura, su dulzor y su potente aroma. También se utilizan habitualmente para elaborar postres, mermeladas, frutas confitadas, bebidas dulces, e incluso, en la preparación de otros platos guisados. Además, las hojas se pueden utilizar para preparar infusiones y de su cáscara se pueden obtener aceites esenciales para usos cosméticos.
¿Qué beneficios nutricionales tiene?
Como sucede con el resto de cítricos, la clemenules tiene un gran aporte de vitamina C, que ayuda a proteger ante enfermedades virales y a estimular el sistema inmunológico, y que concentra una cantidad elevada de fitoquímicos con capacidad antioxidante, que pueden neutralizar los radicales libres y prevenir el envejecimiento prematuro. La pulpa también contiene vitamina A, importante en la salud de los ojos y la vista. Además, clementinas y mandarinas son fuente de minerales como el magnesio, que tonifica las articulaciones, además de fósforo, hierro, calcio y potasio, que favorecen el desarrollo del esqueleto. Y contienen agua, son bajas en calorías y ricas en fibra, lo que favorece el tránsito intestinal y controla afecciones urinarias, entre otros beneficios.