Las ganas de innovar están en el ADN de la bodega familiar Alta Alella, situada en el Parque Natural de la Serralada de Marina, y con una trayectoria de más de treinta años elaborando vinos y cavas. Lo de los cavas ya es algo sorprendente al tratarse de una zona, El Maresme (Barcelona), tradicionalmente asociada a los vinos blancos, que pertenecen a la D.O. Alella.
La novedad es que ahora sus uvas también sirven para elaborar cerveza, en un proyecto muy personal impulsado por Mireia Pujol-Busquets, enóloga y segunda generación de esta bodega, junto con Art Cervesers. Ella nos cuenta cómo a partir de una variedad particular de uva ecológica, la mataró, han surgido dos cervezas, la Mataró Grape Lager y la Mataró Grape Ale, que además son aptas para celíacos ya que no tienen gluten.
Cómo nace el proyecto
Hace unos cuatro años, Mireia empezó a hacer cerveza artesana de manera informal con uno de sus amigos de toda la vida. "Él tenía una cervecería artesana en Mataró y empezamos a elaborar cerveza para los amigos, para servir en la cervecería... poco volumen", explica. La presentaron un par de veces en el Barcelona Beer Festival, llevándose una medalla de bronce y otra de oro. "Si gusta, quizás es un producto que podemos hacer más en serio", pensaron.
En ese impase, él se retiró del mundo cervecero, pero Mireia quiso seguir con el proyecto, bajo su marca de vinos Celler de les Aus, y contactó con Art Cervesers, elaboradores de cerveza artesana con sede en Lliçà d'Amunt, para entrar definitivamente en este mundo. Y así ha sido.
La variedad mataró
Mireia nos cuenta que han optado por esta uva porque "porque se trata de una variedad muy vinculada con nuestro territorio —El Maresme, cuya capital es Mataró, de ahí el nombre—, que estaba abandonada en la D.O. Alella y nosotros la volvimos a recuperar". Además, prosigue la enóloga, "es muy versátil y en la bodega nos ha permitido elaborar desde vinos dulces hasta cavas ancestrales".
La mataró es, en realidad, otra denominación de la monastrell o mourvèdre, una uva tinta. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, es una "variedad de origen español que se sitúa según distintos autores en la Comunidad Valenciana y en la región de Cataluña, concretamente en la localidad barcelonesa de Mataró, por lo que también es denominada con el nombre de mataró". Y añade que "después del siglo XVI, la variedad monastrell se comenzó a cultivar ampliamente en Francia". Actualmente, también se encuentra en las denominaciones de origen españolas de Alicante, Yecla, Jumilla y Bullas, y las Islas Baleares.
Cómo se elabora
La cerveza se elabora "con mosto de nuestras uvas ecológicas, son uvas de Alta Alella que hemos recogido con nuestras propias manos", apunta la enóloga. Anteriormente, dice, "ya había elaborado cerveza con una variedad blanca y una negra y el recuerdo más relacionado con el vino siempre me lo había aportado la variedad negra". Por eso, se decantaron por la mataró.
"La cerveza también lleva trigo y cuando se hace la cocción se le añade el mosto de uva, luego se sigue un proceso de fermentación con diferentes levaduras, para conseguir una Lager y una Ale. Y tiene un poco de lúpulo, solo un poco, porque no es la receta exacta de una cerveza", afirma. "En el caso de la Ale el mosto estuvo en contacto con las pieles más tiempo, por eso tiene más estructura, tanicidad, color... son dos cervezas bastante diferentes".
Qué hace únicas estas cervezas
La Mataró Grape Lager, explican desde Alta Alella, es limpia y refrescante, indicada para los que prefieren cervezas de perfil suave. De baja fermentación, tiene una espuma densa, fina y persistente y aromas afrutados que recuerdan la manzana, la uva, la grosella verde y en conjunto, con carácter maltoso de base. Con el primer trago, se percibe una agradable entrada ácida y seca que, junto con su efervescencia, la hacen muy fácil de beber. Este estilo combina perfectamente en momentos de aperitivo.
Por su parte, la Mataró Grape Ale ha fermentado a más alta temperatura y el mosto ha macerado más tiempo con las pieles. El resultado es una cerveza muy gastronómica, con una acidez equilibrada, y de color burdeos. Con aromas de frutas como la cereza y el pomelo perfectamente reconocibles, está llena de matices y recuerdos a la uva mataró. Perfecta para acompañar con un buen surtido de embutidos o una tabla de quesos.
¿Por qué son especiales? "No es un tipo de cerveza que se suela encontrar, mucha gente me habla de cervezas con frutas y especias en maceración, pero aquí el mosto de la uva ya está desde el principio formando parte de la fermentación de la cerveza y eso la hace original y única", dice Pujol-Busquets. Y, ¿por qué sin gluten? "Soy celíaca y era la manera de poder elaborar una cerveza que pudiera beber sin que fuera industrial, como la mayoría de cervezas sin gluten que hay en el mercado".