La Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid afirma que Castilla y León conseguirá este invierno la mejor campaña de trufa negra que se recuerda, con hongos de buen tamaño y excelente calidad. Las trufas se obtendrán en las más de 2.000 las hectáreas truferas de las provincias de Soria, Burgos, Palencia, Valladolid, Segovia y Zamora.
Solo en las plantaciones de encinas y robles que hay en la comarca palentina del Cerrato, "este invierno se está logrando la mejor cosecha de trufa negra que se recuerda y además, de calidad", ha explicado el director de la Cátedra de Micología, Juan Andrés Oria de Rueda. En esta zona de la provincia de Palencia hay 200 hectáreas de encinas y robles, en las que una veintena de productores podrían conseguir en la presente campaña (de noviembre a marzo) cerca de 2000 kilos de trufa negra. Se trata de "una cifra récord" desde que la Diputación de Palencia y la Cátedra de Micología impulsan programas para fomentar la truficultura como "una interesante alternativa agroalimentaria y forestal", ha señalado el experto.
El imparable desarrollo de la truficultura
La mejora y modernización de las técnicas de cultivo y riego, el seguimiento tecnológico continuo de cada encina productora, el uso de sustratos naturales con aportes biotecnológicos apropiados, junto con la abundancia de lluvias otoñales y las temperaturas apropiadas, van a propiciar en esta campaña una producción media de 10 kilos por hectárea, aunque existen truferas que puede llegar a los 200 kilos por hectárea.
Esto supone importantes beneficios económicos, según el experto, ya que el precio de venta al público está entorno a los 800 euros kilo, y en Castilla y León hay en torno a 2.155 hectáreas de plantaciones truferas en las provincias de Soria (1500 ha), Burgos (350 ha), Palencia (200 ha), Valladolid (50 ha), Segovia (30 ha) y Zamora (25 ha).
Oria de Rueda ha insistido en la gran calidad y tamaño de las trufas que se están recogiendo y como curiosidad, se ha referido a la trufa de 322 gramos recogida en la dehesa de robles plantados en el vivero de la Diputación de Zamora que se ha sacado hoy a subasta a beneficio de Cáritas y que se ha llevado el restaurante Liberten de la capital por 250 euros.
La profesionalización del sector
Además, cada vez hay más personas expertas en la búsqueda de trufas con perros adiestrados, como Esther Merino, que con sus dos perros Hachi y Levi, se ha erigido como ganadora en varios certámenes de búsqueda de trufas.
También hay cada vez más empresas, como las palentinas Trufbox e IDForest que se dedican a la investigación y distribución de la trufa de invierno, y que permiten conseguir fácilmente trufas frescas al día siguiente de su extracción en el monte, algo impensable hace apenas unos años.
De hecho, como señala Oria de Rueda “se ha disparado la demanda de trufas frescas como regalo especial”, y esto impulsa la extensión de la truficultura para el desarrollo socioeconómico y ecológico de las zonas rurales, sobre todo en comarcas marginales y de suelos muy pedregosos.
Como ejemplo, la truficultura en Palencia está resultando un verdadero éxito, capaz de generar en los próximos años en el medio rural más de 700.000 euros anuales, según el director de la Cátedra de Micología. En este sentido el experto insiste en que la compra de trufas españolas contribuye a promover las plantaciones de encinas y robles en páramos y laderas, por lo que se ayuda al desarrollo rural y al mantenimiento de población rural, además de contribuir a la repoblación forestal y la restauración ecológica.
Además del interés gastronómico y económico, el experto destaca los importantes beneficios para la salud de la trufa que contiene biomoléculas con demostradas propiedades antivíricas y antibióticas naturales, por ello recomienda que no se consuman "trufas baratas procedentes de Asia oriental" ya que estas se cosechan antes de tiempo y logran su aroma a base de sustancias químicas.