Tal y como anuncia el borrador de la nueva Ley para la prevención de adicciones en menores de edad en Galicia, la venta y el consumo de bebidas energéticas —también la de vapeadores y cigarrillos electrónicos— quedará prohibida en esta comunidad autónoma a partir de 2024, siendo la primera autonomía en implantar esta medida en España. Otras siete comunidades, Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha, Navarra, País Vasco, Comunidad Valenciana y Castilla y León, también se plantean regular su venta.
Más allá del revuelo y alcance que está teniendo esta noticia, lo cierto es que no es más que el vivo reflejo de un problema que, desde hace años, preocupa a nutricionistas y expertos a nivel internacional, que ven como adolescentes y jóvenes toman estas bebidas, entre otros, para combatir el cansancio o para mejorar su concentración a la hora de estudiar.
Pero, a pesar de ser consumidas como refrescos, y tal y como explica la nutricionista Laura I. Arranz, las bebidas energéticas contienen altas cantidades de estimulantes como la cafeína y la taurina, además de azúcares y otro tipo de sustancias que afectan al sistema nervioso. En marzo de 2013, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicaba un estudio sobre la compra de estos productos: aproximadamente el 68% de los entrevistados entre 10 y 18 años son consumidores. De ellos, el 12% presentaban una ingesta "crónica alta", con una media de 7 litros al mes.
Efectos perjudiciales
Al hablar sobre sus efectos adversos en la salud, la nutricionista comienza por la “alteración del sueño y la vigilia”. Además de esto, tomadas en cantidades excesivas, las bebidas energéticas “pueden llegar a provocar taquicardias e hiperexcitabilidad”. “Son bebidas excitantes y con azúcares. Preocupa entre los adolescentes que son alimentos que no aportan nada nutricionalmente, pero sí sacian, por lo que no comen alimentos que sí les convendrían y su dieta tiende a ser inadecuada”, detalla Arranz.
El de la EFSA no es el único estudio que alerta sobre las contraindicaciones de las bebidas energéticas. En 2021, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESA) publicaba otro informe al respecto. En este, alertaba sobre la alteración del sueño en adolescentes, efectos psicológicos y trastornos vasculares que pueden originarse en función de las cantidades ingeridas.
Además de esto, recomienda evitar su consumo en niños, adolescentes, mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, así como en personas con hipertensión, problemas cardiovasculares y alteraciones del sueño.
Paloma Quintana, nutricionista, profesional de la alimentación y divulgadora del estilo de vida saludable, se posiciona también en contra de este tipo de productos, y aclara lo inadecuado de su consumo como fuente de energía pre-entreno. “Las bebidas energéticas no están pensadas para hacer ejercicio”, afirma. “En una bebida pre-entreno hay diferentes niveles medidos de estimulante, pero estas contienen cantidades mucho más elevadas”, explica.
Con alcohol, la peor combinación
A su vez, Quintana habla de los riesgos de consumirlas con demasiada frecuencia. “Hay jóvenes que son adictos a estos niveles de cafeína. Consumen unas tres bebidas energéticas al día, supera con creces el estimulante de un complemento farmacológico”, afirma.
Y los riesgos se multiplican si el consumo se produce junto a la ingesta de alcohol. Tal y como explica Arranz, el peligro radica en introducir en el cuerpo de manera simultánea sustancias depresoras y estimulantes. “Tanto a nivel del sistema nervioso como cardiovascular, esta combinación es muy peligrosa”, asegura la experta.
Los síntomas de que algo comienza a ir mal en estas circunstancias pueden comenzar por inestabilidad y mareos, pero al ser similares a los efectos que provoca el mismo alcohol, son difíciles de detectar y pueden llevar a confusión. En el último de los niveles, la mezcla puede conducir a paros cardíacos. “Los efectos de estas bebidas son contrarios, algo que para el cuerpo es muy perjudicial”, concluye.