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Despensa

10 alimentos que te despiertan, más allá del café

Recurrimos al café cuando queremos mantenernos activos, pero existen otros alimentos que también pueden ayudar a estimular nuestro organismo

6 minutos

Una taza de café y granos de café / Foto: Canva / 10 alimentos que te despiertan, más allá del café

El café es una bebida estimulante por su riqueza en cafeína, lo que le convierte en la estrella de las mañanas para activarse antes de iniciar la jornada laboral, o incluso alargarla, si es necesario, por la noche. Expertos afirman que la cafeína mejora nuestro estado de alerta y las facultades mentales, además de disminuir la fatiga.

No obstante, si se abusa de su consumo puede ser perjudicial. Según la Clínica Mayo, la cantidad máxima de cafeína que se puede consumir en un adulto sano son 400 miligramos diarios, lo que equivale a cuatro tazas de café. Si se supera esta cifra, puede ocasionar efectos secundarios como taquicardia, insomnio, irritabilidad y dolor de cabeza.

Además, el café no es el único "despertador" para nuestro cuerpo. Existen otros alimentos, como estos que enumeramos a continuación, que, debido a su composición y a los nutrientes que aportan, también ayudan a mantenernos activos, ya que otorgan un elevado valor energético.

Huevos 

Dos huevos fritos / Foto: Canva

El huevo es uno de los alimentos más ricos en proteínas que existen. Contiene grasas Omega-3, además de servir como un estimulante muscular y energético para el cerebro. Nutricionistas afirman además que los huevos son neurotransmisores que aumentan el nivel de dopamina y la capacidad de atención.

Asimismo, tal como indica el estudio Snack Food, Satiety, and Weight del National Institutes of Health de Estados Unidos, los ingredientes de alto valor proteico tardan más horas en digerirse, así que aumenta la saciedad y nos mantiene activos durante más tiempo.

Chocolate negro

Una tableta de chocolate negro con granos de cacao / Foto: Canva

Este es el chocolate más puro, pues supera el 75% de cacao. Es un gran estimulante natural porque lleva teobromina, además de pequeñas dosis de cafeína. Estas dos sustancias psicoactivas lo hacen muy adictivo, en parte por la serotonina que producen al comerlo y la sensación de satisfacción que esta genera. 

También bloquea el modulador cerebral que provoca el sueño, la adenosina, de modo que te mantiene despierto y otorga un efecto cardioprotector gracias al valor elevado de flavonoides, útiles para reducir el riesgo de padecer demencia. Sin embargo, tiene un alto nivel calórico en grasas y azúcares, por lo que debe hacerse un consumo moderado: una onza al día es lo recomendado.

Pan integral

Hogaza de pan integral / Foto: Canva

Los alimentos elaborados con harinas sin refinar son buenos estimulantes por su elevada proporción en hidratos de carbono, que mejoran nuestra capacidad de reacción. 

Conviene elegir la versión integral del pan antes que la refinada, debido a los carbohidratos de absorción lenta que contienen y nos mantienen saciados durante más tiempo. Además, ayuda a regular la circulación de insulina en sangre y garantiza suficiente aporte energético.

Verduras

Variedad de verduras en una frutería / Foto: Canva

El consumo de verduras eleva la cantidad de azúcar en sangre, por lo que proporciona energía. Son fuentes ricas en vitamina C, vitamina A, fibra, potasio y antioxidantes. 

También son grandes hidratantes por su alto porcentaje de agua: más del 95%, según el autor Carlos Pérez en su libro Los alimentos y el sueño. Se recomienda comer la verdura troceada, tanto si la utilizamos en ensaladas, guisos, estofados o bien asadas o cocidas como guarnición del plato, para que la fibra llegue intacta al intestino.

Plátano

Un bol lleno de rodajas de plátano y plátanos de Canarias / Foto: Canva

Esta fruta es rica en hidratos de carbono, vitamina B, fibra, insulina y potasio, mineral que contribuye al almacenamiento de glucógeno (la reserva energética), así que aporta energía para activarnos. Lo podemos comer solo o utilizarlo para cocinar postres y tartas, así como de adorno para platos dulces.

La Fundación Española de Nutrición explica que en los plátanos maduros, el almidón se transforma en azúcares de rápida absorción, tales como la sacarosa, la glucosa y la fructosa, por ello es el fruto perfecto para los eventos deportivos. También destaca que una sola pieza proporciona el 23% de potasio ingerido al día.

Frutos secos

Bandeja con diversos frutos secos / Foto: Canva

Representan una fuente excelente de fibra, vitaminas de los grupos B y E, minerales, triptófano, antioxidantes naturales y proteínas, que producen saciedad. Asimismo, otorgan energía debido a las grasas saludables que contienen, remedio ideal para vencer el cansancio.

El estudio Consumo de frutos secos y función cognitiva: una revisión sistemática, publicado por investigadores de la Universidad de Oviedo y la Universidad Autónom de Madrid, concluye que un consumo diario moderado de frutos secos en personas adultas aporta beneficios cognitivos y cardiovasculares. Los frutos secos se pueden comer como un snack, como acompañamiento en ensaladas o utilizar en la elaboración de postres.

Semillas

Semillas extraídas de una calabaza y un vaso de yogur de chía con frutos del bosque / Foto: Canva

De girasol, guaraná, calabaza, lino, chía.... las semillas, que tanto pueden acompañar ensaladas como postres, son fuente de grasas saludables, como el omega-3, sustancia esencial para reducir la depresión y la ansiedad, así como para mejorar el desarrollo y rendimiento cerebral.

En concreto, las de guaraná son ricas en cafeína y con propiedades energizantes, estimulantes y antioxidantes. Las semillas de calabaza cuentan con cantidad de zinc y hierro, que favorecen la llegada de oxígeno al cerebro y a las células nerviosas. Por eso, ayudan a fortalecer la mente y la capacidad de estar despierto. 

En cuanto a la chía, tiene una proporción equilibrada entre proteínas, grasa y fibra, de manera que libera energía durante un largo periodo de tiempo. Además, absorbe muy bien el agua, siendo un buen hidratante y aliado en los días de resaca.

Avena

Un bote lleno de avena y un bol de avena con pasas rojas / Foto: Canva

La avena es una fuente de carbohidratos que el cuerpo transforma en energía gracias a su índice glucémico (IG). Es decir, el nivel de rapidez con el que un alimento incrementa su nivel de glucosa en la sangre. Esto quiere decir que cuánto más despacio se absorbe, la energía tiene mayor duración.

Un informe de la Fundación Española de Nutrición detalla que este índice varía en función de la forma de consumo: si es en hojuelas tiene un IG de 53, considerado bajo. En cambio, si es instantánea, es valor es algo superior, alcanzando un IG de 75.

También aporta pequeñas dosis de fructosa, azúcar que cuida el impulso nervioso, además de aumentar la producción de serotonina, hormona que sirve para combatir el estrés y mejorar la memoria y el aprendizaje. Es habitual en desayunos y meriendas, en la elaboración de postres e incluso en forma de bebida vegetal.  

Una taza de té con menta / Foto: Canva

Expertos desmienten la creencia de que el té es más suave que el café. En realidad, la teína es químicamente la misma sustancia que la cafeína por lo que los efectos en nuestro cuerpo serán los mismos. El té matcha, por ejemplo, aporta energía mientras reduce el estrés, pues su teína tarda de 6 a 8 horas en metabolizarse.

El té, que podemos consumir tanto caliente como frío para refrescarnos en verano, lo podemos acompañar de hojas de frutas tropicales como la guayaba, que también contiene cafeína, para potenciar este efecto "despertador" en nuestro organismo.

Refrescos energizantes de cola

Una persona sirviéndose una bebida con cola / Foto: Canva

Estos refrescos forman parte del grupo de las bebidas carbonatadas, características por sus dosis excesivas de gas y edulcorantes artificiales. La responsable de cardiología del Hospital Quirónsalud Cáceres, Rosa Porro, enumera otras substancias comunes en estos productos ultraprocesados, como la taurina, la glucuronolactona o el inositol

En el caso de la cola, también contiene mucha cafeína, siendo una mezcla explosiva con otras bebidas y manteniendo nuestro organismo activo.

De acuerdo con la cardióloga, un consumo excesivo puede ocasionar alteraciones a largo plazo como nerviosismo, insomniopalpitacionesansiedadtrastornos gastrointestinales, hasta incluso disfunciones renales, en los casos más extremos, por lo que recomienda eliminar (o reducir al máximo) su ingesta de nuestra dieta.

La experta también enfatiza en los síntomas neurológicos o cardiovasculares que puede comportar si se superan los 3 mg por kilogramo de peso corporal, pues una lata de 33 cl equivale a cuatro cafés.