Que no te las den con queso, vegano

¿Qué vinos son veganos y por qué? Ponemos sobre la mesa las contradicciones del sello que lo certifica. Se abre el debate

Óscar Soneira, autor de Hule y Mantel

Comunicador, sumiller y elaborador de vino

Guardar

Ovejas entre viñedos / Foto: Canva / Columna: Que no te las den con queso, vegano
Ovejas entre viñedos / Foto: Canva / Columna: Que no te las den con queso, vegano

En una conversación de hará un par de años, ofrecí a un cliente de distribución una idea de venta nueva. Él estaba creando nuevas recetas veganas para su restaurante. Debido a su sensibilidad comercial, había observado una creciente demanda por parte de su clientela de este tipo. Entonces, con esa habilidad que me caracteriza le ofrecí una idea de marketing más. Me compraba un vino de los llamados “naturis”, un vino de poca intervención y, por ende, sin filtrado en su embotellado. “Di que este vino es vegano —se quedó perplejo— claro, al no estar filtrado con clara de huevo es vegano” y hasta ahí la broma…O no.

Algo tan ocurrente y sumamente imbécil, casi salido de un sketch de los Monty Phyton (ya sabéis: Always looking the bright side of life) es una realidad. Lo preocupante y alarmante de esta historia, es que está pasando realmente con el sello Vegano V-Label. ¿Y por qué alarmante? Vamos por partes.

¿Qué es el sello vegano V-Label? Lo veréis últimamente en muchos productos. Es un sello que certifica el producto apto para el consumo vegetariano o vegano. Si nos metemos en su web, vemos cuáles son sus motivaciones: “El público objetivo para los productos veganos y vegetarianos es diverso y crece sin cesar. Ya sea por razones ambientales, de salud, religiosas o éticas, cada vez más consumidores están eligiendo un estilo de vida vegano o vegetariano.” No les faltan razones, existe un movimiento y vamos a crear un sello para ellos. Hasta aquí bien.

Seguimos leyendo y vemos otro párrafo que me encanta. “A nivel europeo todavía no se han adoptado en la industria alimentaria definiciones legales vinculantes de los términos «vegano» y «vegetariano». Como resultado, el etiquetado fiable de productos veganos y vegetarianos de acuerdo con criterios estandarizados es difícil y puede conducir a un etiquetado incorrecto por parte de los propios productores.

Esta brecha en la ley causa incertidumbre entre consumidores y productores

Esta brecha en la ley causa incertidumbre entre consumidores y productores por igual. Los consumidores están pidiendo cada vez más transparencia para que puedan identificar los productos veganos y vegetarianos con rapidez y confianza. Actualmente, solo el sello V-Label puede ofrecer esta claridad gracias a criterios estandarizados en el etiquetado de productos veganos y vegetarianos.” Claridad y criterios estandarizados.

Dejad que piense mal siempre, para pensar bien ya están los bien intencionados y lejos de ser eso mismo, suelo ser un efectista de la certeza. La certeza indica siempre que el ser humano es irremediablemente imbécil por naturaleza y, por ende, hasta la mas boba de las ideas puede tener un calado enorme y de gran aceptación. Esto mismo deben pensar los del sello V-Label. De primeras llamé a un teléfono de prensa. Allí me atendieron estupendamente, tanto, que me pegaron cien quiebros para explicar que criterios se llevan a cabo. Así que sin más dilación cumplí el último de los consejos de dicha persona: cumplimentar el formulario.

Todo esto es una cosa bien normal en el mundo agrícola y contrario a lo que el veganismo promueve

Dicho y hecho. A los pocos días llegó la respuesta a ese mail. Al final entre la conversación y el formulario, directamente sacas una conclusión. El estudio para determinar que un producto, (en mi caso un vino) es vegano, tan solo se ciñe a la composición de sus ingredientes o el continente. Los ingredientes deben ser todos de origen vegetal y no contener trazas animales, lo mismo sirve para el continente. Esto da a entender que la obtención del sello V-Label para el vino es sencillísimo. Dado que en un vino, salvando la excepción de la clarificación, no se utilizan productos de origen animal. Punto y pelota.

¿Por qué me altera entonces todo esto? Sencillo. En el proceso de cualquier producto agrícola como viene siendo tradicional, el uso de animales es habitual ya sea para tracción, arado, siembra, o para pastar las tierras. Un uso que es casi una simbiosis; uno obtiene pasto fresco, el otro evitar proliferación de malas hierbas y abono gratuito incluso mano de obra barata. Todo esto es una cosa bien normal en el mundo agrícola y contrario a lo que el veganismo promueve. Después, otra practica habitual del mundo agrario es tener perros como salvaguarda de las viñas. Cosa que me parece fetén, pero también va en contra de las prácticas veganas. O bien como sucede en viñas expuestas a la montaña, donden acuden los jabalís o los corzos a comer, hay quien pone cercas electrificadas en un intento fútil de ahuyentar a los intrépidos animalejos.

El sello vegano solo se ciñe al producto y no al entorno que lo produce

Todos estos ejemplos y algunos que podría decir (y que me dejo por pura pereza) son prácticas habituales en nuestras viñas. La mayoría están arraigadas a una forma tradicional de hacer. Lo curioso es que, por mucha auditoria, por mucha investigación y formulario, el sello V-Label solo se ciñe al producto y no al entorno que lo produce. Vamos, el “humo y espejos” más cutre pero efectista que he llegado a conocer. Claro está, cuando una cosa está en boga, mucha gente se sube al carro por “pertenecer a algo” y ahí, radica una máxima: alguien se va a aprovechar de ello. Los carros suelen estar llenos de ignorantes y a estos no les gusta pensar más allá de lo que ven. ¿Si hay sello, hay certeza? La única certeza deducible en cuanto a lo que el sello V-Label en el vino se refiere, es que es el mayor crecepelos de este siglo. La industria bien lo sabe, pero también conoce a la perfección a su cliente. Así que desde aquí os digo, que no os las den con tofu, veganos. ///