Los festivales han matado el vino

COLUMNA | ¿Dónde está el vino en los mayores festivales de música de España? A propósito del Mad Cool, a favor de su presencia en las barras y de sus posibles combinados

Javier Cirujeda, codirector del podcast La Picaeta y autor en Hule y Mantel

Comunicador gastronómico y codirector del podcast La Picaeta

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Concierto en un festival de música / Foto: Pexels / Los festivales han matado al vino
Concierto en un festival de música / Foto: Pexels / Los festivales han matado al vino

España fue en 2021 el segundo mayor productor de vino del mundo, incluso superando a Francia. 35 millones de hectolitros. 3.500.000.000 de litros. 1.400 piscinas olímpicas llenas de vino. Una auténtica barbaridad. ¿Y sabéis cuántos de esos litros van a algunos de los festivales de música más importantes de nuestro país? Muy pocos.

El pasado miércoles estuve en el Mad Cool, el festival de música más multitudinario de Madrid. Dicen que había unas 70.000 personas congregadas para ver a Metallica. Las camisas floreadas típicas de los festivales veraniegos se mezclaban con las camisetas negras de los fans de la banda liderada por James Hetfield. Y no hay un buen concierto multitudinario sin su buen litro de bebida. Para estas ocasiones a mi me encanta la cerveza, pero en este tipo de eventos en los que te clavan un estacazo por un vaso de litro que se te calienta en 10 minutos (11 euros en este caso, más un euro por el vaso reciclable), yo prefiero tirar de algo con hielo, como kalimotxo o tinto de verano.

La lista de precios venía con el peor remate posible: no se leía la palabra vino

Me acerqué a la barra sediento como Jesús en el desierto, ya que desde la salida del metro a la entrada del festival estuvimos andando unos 20 minutos a pleno sol. Desde lejos vi la abusiva lista de precios que, para colmo, venía con el peor remate posible: no se leía la palabra vino por ningún lado. Al llegar a la barra pregunté a la camarera, que con cara de pena me confirmó mis peores sospechas: no había. Tampoco tinto de verano de grifo (está malísimo, pero algo es algo), ni nada que se le pareciera.

El segundo país productor del mundo, en uno de los festivales con más público internacional (había momentos en los que se oía más hablar inglés que castellano) no vende vino, ni para tomarlo solo (un blanco bien frío podría entrar bien) ni para poder combinarlo. Después de este varapalo emocional, y de saber que tendré que beber cerveza caliente o cubatas a 9 euros, pregunté a conocidos si esto es normal en otros festivales, y como era de esperar, lo del Mad Cool no es un caso aislado: Primavera Sound (500.000 espectadores), Sónar (122.000 espectadores) o Les Arts (40.000 espectadores) tampoco tienen vino.

El vino que se usa para un combinado también es vino y cuanto mejor sea, mejor será combinado.

Si, damas y caballeros, mientras nos rasgamos las vestiduras por si la RAE acepta o rechaza "caldo" como sinónimo de vino, la industria pierde la oportunidad de vender litros y litros a todo tipo de público. Porque aunque algunos lo ninguneen y les parezca una ofensa mezclarlo, el vino que se usa para un combinado también es vino y cuanto mejor sea, mejor será combinado.

Resulta paradójico cómo se vende sangría a los turistas extranjeros en cualquier restaurante costero, y luego en un festival a las 5 de la tarde de un verano caluroso, donde la venta de esa bebida estaría garantizada, no hay cabida para ella. Me fijo en los vasos de los festivales, el del MadCool es de una marca de cerveza, el de Les Arts también, y estoy seguro que el del Primavera Sound tres cuartos de lo mismo.

¿No sería provechoso fomentar el consumo del vino en combinados, en lugar de ningunearlo?

¿Tiene esto algo que ver? ¿Está desplazando la industria cervecera al sector del vino? ¿Es el sector el que no quiere entrar, para no ver su producto mezclado con Coca Cola, gaseosa o frutas? ¿No sería provechoso fomentar el consumo del vino en combinados, en lugar de ningunearlo? No veo a los productores de ginebra mirando mal a los que deciden hacerse un gin-tonic en lugar de tomarse la ginebra a palo seco.

Desde aquí, y para finalizar, me gustaría lanzar el guante a cualquier D.O. o bodega que se anime: el año que viene, igual que ponéis un stand en una feria, intentad poner un puesto (suponiendo que la organización os deje), una wine truck, o como queráis llamarlo, y poned en valor los combinados con vino, ya sea kalimotxo, tinto de verano o sangría, o vino blanco con Seven Up, al más puro estilo rebujito. O incluso un bartender que haga cócteles con este o con vermut, que hay millones de posibilidades. También os digo que como en algún festival de 2023 vea esta idea os voy a pedir comisión, o al menos, que me inviteis a unas rondas. Eso sí, el kalimotxo sin chupito de mora, que ya tenemos una edad.